Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 83

—Podrías haber enviado simplemente un mensaje a través de una sirvienta.

—Ella no puede moverse libremente. Estoy dispuesto a explicar la razón si desea preguntar.

—...supongo que no es necesario escucharla.

—Agradezco su comprensión. Mi esposa seguramente estará agradecida por la consideración de Su Majestad.

Leah notó cuánto se estaba conteniendo Adrian. El Duque parecía indiferente, pero estaba eligiendo deliberadamente palabras provocativas.

Ella intervino en un intento de aligerar el ambiente.

—Es una pena que Madam no se sienta bien... en realidad, esperaba pedirle que me mostrara el jardín aquí en la mansión del Duque. He escuchado que es bastante distintivo en comparación con otros.

Miró hacia abajo con pesar, luego empujó sutilmente la pierna de Adrian bajo la mesa como señal.

—Bueno, Leah aún no ha hecho su debut social, parece que lo esperaba. Dado que Madam está enferma, quizás el Duque podría ofrecernos un recorrido.

—Los jardines del palacio son mucho más espléndidos que los míos.

—Ya he visto lo suficiente de mis propios jardines como para cansarme de ellos.

—¿Estaría bien si exploro por mi cuenta?

Leah preguntó con cautela. Mikhail se levantó.

—Diez minutos. Eso es todo lo que puedo permitir.

—¡Genial! Ah... eso debería ser suficiente.

Al darse cuenta de que podría haber revelado demasiada emoción, Leah sonrió tímidamente.

Finalmente, algo de tiempo a solas.

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—Su Gracia, ¿Puede hablar libremente conmigo?

Leah jugueteaba con sus dedos, preguntando tímidamente.

—Está bien.

Mikhail estaba irritado por la joven que no dejaba de echarle miradas furtivas.

Demasiado transparente como para siquiera molestarse en interactuar.

—El jardín del Duque no debe ser muy diferente de otros. A menudo vengo aquí a tomar el té o atender algo de trabajo.

—Suena maravilloso. Los árboles en el jardín se ven tan frescos.

Leah, con su vestido blanco puro, sonrió mientras miraba alrededor del jardín. Sus ojos sonrientes, un marcado contraste con los de Emilia, se cerraron al reír, su cabello violeta, sin color, danzando al viento.

Su mano al cepillarse el cabello detrás de la oreja fue delicada. Aunque parecía admirar las flores, su atención parecía completamente cautivada por él.

Se inclinó un poco hacia abajo para captar el aroma de una flor.

—¿Cómo es su esposa?

—Creo que es mejor que la conozca y hable directamente con ella, en lugar de que yo se la describa.

—Solo tengo curiosidad. Siempre me he preguntado qué tipo de persona sería la que se casaría con el Duque.

—Lady Chevron. Ya lo ha escuchado del Rey, así que debe saberlo. Si tiene curiosidad, no ande con rodeos, solo pregunte directamente.

—...eso es demasiado duro. No es necesario ser tan tajante. Solo me interesa mucho usted.

Sus ojos violetas brillaron con humedad.

La lágrima, a punto de caer sobre su párpado, parecía estar lista para deslizarse en cualquier momento.

—Parece más como si se preocupara por mi relación con Emilia, en lugar de interesarse por mí.

—Solo tenía envidia. Tenía curiosidad por saber qué tipo de mujer se casó con usted, preguntándome cómo habría sido si hubiese sido yo.

—Lady Chevron. ¿Hubo algo entre nosotros alguna vez?

—...no.

—Entonces no entiendo por qué diría eso.

—El Duque estuvo junto a mi hermano, así que pensé que se casaría conmigo...

—¿Por qué?

—Porque el Duque jugó un papel importante en la ascensión al trono de mi hermano, que era el segundo príncipe. Y yo soy su única pariente que queda soltera.

—Suponer que solo porque no me casé con una hija de la familia Loren, usted tomaría automáticamente el lugar junto a mí es bastante ridículo.

—...entonces, ¿El Duque no piensa de esa manera?

Preguntó con incredulidad. Las lágrimas que habían brotado en sus ojos habían desaparecido.

—Correcto. Tengo mis propias preferencias.

Ella parecía sorprendida por su respuesta, como si fuera lo último que esperaba escuchar.

—Parece que no anticipó esa respuesta.

Mikhail ya no deseaba perder más tiempo. Estaba preocupado por Dahlia, a quien había dejado, y también por Adrian, a quien había dejado solo.

—Volvamos. Creo que ya hemos visto suficiente del jardín.

Se dio la vuelta para regresar sobre sus pasos.

—¡Kyah!

Al volverse ante su grito, se encontró empujado y cayendo sobre la hierba. Acostada sobre él, Leah gemía.

—Ugh... me duele.

Mikhail murmuró una advertencia.

—Lady Chevron, muévase.

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Adrian aprovechó la salida de Mikhail y Leah al jardín para deslizarse fuera del salón.

De manera descarada, deambuló por la mansión, molesto por el mayordomo que apareció de la nada para seguirlo, aunque se abstuvo de comentar al respecto.

Eventualmente, Adrian subió al segundo piso, su mirada recorriendo rápidamente las puertas a lo largo del pasillo.

—Como Rey, no puedo simplemente irme sabiendo que Madam no se siente bien.

—...Su Majestad. Por favor, espere hasta que regrese el Duque.

—¿Te parece que tengo el lujo de tiempo, mayordomo? Sé cuándo volverán.

Traducido por: Valiz

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