Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 8

Los rostros de todos se congelaron ante el repentino giro de los acontecimientos. Su cuerpo se tambaleó y se desplomó en el suelo. Sintió un dolor en la garganta, pero Emilia no pudo evitar sonreír.

¿Se trataba de una sensación de libertad o liberación? Ver el rostro del caballero, que ni siquiera se había inmutado, contorsionarse de agonía le produjo una sensación de satisfacción.

Si ese maldito Duque hubiera estado ahí, habría sido aún mejor. Emilia no pudo evitar sentir arrepentimiento. Mientras cerraba lentamente los ojos, sintió un chorro de líquido cálido que brotaba de su garganta.

“Oh, debería haber cortado más profundo”,pensó. Parecía que la hoja no había penetrado tan profundo como ella esperaba. Esta podría haber sido su última oportunidad…

—¡Maldita sea! ¡Que venga un médico inmediatamente! —gritó Byne, abriendo la puerta y gritándole a una criada que estaba en el pasillo.

Rápidamente le arrebató el trozo de vidrio de la mano a Emilia y comenzó a aplicar presión. Emilia sintió que sus fuerzas se desvanecían, pero desafortunadamente, no moriría.

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Al enterarse de la noticia, Mikhail entró y vio a Emilia acostada en la cama. Su cuello estaba envuelto en vendas y había varias manchadas cerca.

—Duque, lo siento —dijo Byne.

—No hace falta que lo diga —respondió Mikhail, inspeccionando su pálido rostro. Su tez cenicienta, combinada con su cabello rojo, la hacían parecer aún más pálida.

—Parece una persona muerta —comentó.

—El médico dijo que las heridas no eran tan profundas como pensábamos, así que es una suerte.

Mikhail se acercó a Emilia y comenzó a desenvolver el vendaje de su cuello.

—Parece que el trozo de vidrio no era tan afilado como pensaba —dijo, a pesar de aplicar una fuerza considerable—. Supongo que realmente tenía la intención de morir.

Byne presionó la herida con firmeza y advirtió:

—Excelencia, si presiona de esa manera, la herida empeorará.

—Aunque empeore, probablemente no le queden marcas visibles. Puede que hasta lo aprecie. Como no puede morir, quizá quiera que acabe con su vida —respondió, aplicando más presión sobre la herida.

¿Debería cortarle la garganta de esa manera? Su delicado cuello parecía que podría romperse con un solo gesto. Consideró acabar con su vida estrangulándola, pero luego pensó:"No, no hay necesidad de concederle sus deseos."

De repente, sintió una oleada de ira. Si ella no hubiera deseado la muerte, él podría haber terminado con su vida impulsivamente. Pero, por supuesto, no quería dejarla morir cuando ella claramente había elegido morir. Se limpió los dedos de las manchas de sangre roja que le recordaban su cabello rojo con un pañuelo.

Al observar las acciones de Mikhail, Byne dijo.

—De ahora en adelante no guardaré ningún objeto peligroso en la habitación. Ya había tomado precauciones, pero después del incidente de hoy, no puedo garantizar que algo así no vuelva a suceder.

Byne no haría tal declaración a la ligera.

Mikhail miró una vez más a Emilia, que aún dormía, y desvió su atención como si hubiera perdido el interés. De pie, dándole la espalda, se dirigió a Byne.

—Probablemente se dé cuenta de que esta era su última oportunidad. No reaccione ante nada de lo que ella haga. Si ve que nada ha cambiado, será aún más infernal para ella. Y una cosa más.

—Me aseguraré de que esto no llegue a oídos de Su Majestad.

Byne, muy ingenioso, respondió de inmediato. Mikhail asintió y salió de la habitación.

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Aún sentía dolor en la garganta. Emilia abrió sus pesados ​​párpados y miró fijamente al techo.

“Oh, supongo que no estoy muerta después de todo.”

Ella yacía despatarrada en la cama con las manos tocándose el cuello. Al notar los vendajes que estaban casi libres de manchas de sangre, pensó que acababa de recibir tratamiento. Se preguntó si él mostró la misma expresión desconcertada que Byne.

“Quería ver su mirada arrogante retorcida por la confusión.”

Lamentablemente, no tuvo la oportunidad de presenciar tal reacción. De hecho, no esperaba que él fuera después de enterarse de su condición, pero no importó mucho.

Se sentó con cuidado, sintiendo un dolor en la garganta. Un breve gemido escapó de sus labios.

—Ugh.

Cuando su voz sonó, su garganta le dolió aún más. Retiró la mano de su cuello y examinó la habitación con atención.

Eh.

Se maravilló de que prácticamente no hubiera nada en la habitación. Había pensado que esa sería su última oportunidad, pero no sabía que lo limpiarían todo tan a fondo.

En la espaciosa habitación solo había una cama, e incluso las detestables cortinas de encaje habían desaparecido por completo. Un papel tapiz verde oscuro adornaba las paredes, con dibujos de flores florecientes que trepaban aquí y allá.

No había ni una sola botella de agua sobre la mesa, y mucho menos un bolígrafo para escribir. Parecía que habían quitado todo lo que pudiera usarse como arma.

—Es bastante minucioso.

Emilia se sorprendió por su propia voz baja, pero se sorprendió al descubrir que no era desagradable.

Ella se reclinó en la cama. ¿Cuál sería su manera de salir de ese lugar?

“…la ceremonia de la boda.”

Traducido por: Valiz

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