Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 67

Emilia salió corriendo del carruaje en cuanto llegaron a la mansión, como si estuviera escapando.

En contraste, Mikhail caminó con tranquilidad, como un depredador que ya había atrapado a su presa.

Sosteniendo su falda, Emilia se apresuró a entrar en la mansión y corrió directo a su habitación, sin notar al mayordomo que la saludaba ni a las doncellas que la observaban con curiosidad.

Ignoró deliberadamente, una y otra vez, las miradas que la seguían.

¡Bang!

Cerró la puerta tras ella y se apoyó contra esta, con la respiración atrapada en su garganta y su pecho subiendo y bajando agitado.

Solo después de cerrar con llave sintió una ola de alivio recorrer su cuerpo.

Derrumbándose, enterró el rostro entre sus rodillas.

Fue peligroso, demasiado peligroso.

Jadeando por aire, su visión se nubló con el calor de su respiración.

Desde que llegó ahí, Emilia había sufrido todo tipo de humillaciones, pero hoy había tocado un nuevo fondo. La sensación de caer sin cesar le provocaba un profundo desprecio hacia sí misma.

El miedo parecía consumirla, convirtiéndola en una cobarde.

¿Cuánto más tendría que ser pisoteada y rota antes de volverse insensible a esa sensación?

Y el momento en que se volviera insensible también sería aterrador.

Emilia se puso de pie, sujetando el picaporte.

Huir no cambiaría nada. Tenía que volverse más fuerte. Él quería verla quebrarse. No le daría ese placer. Tenía que volverse más fuerte.

Cierto, Dahlia.

Se apresuró hacia la ventana, corrió la cortina y rápidamente escaneó la dirección del anexo a través de la abertura.

¿Había llegado a salvo?

Su corazón volvió a latir con fuerza ante ese pensamiento. Justo entonces, Emilia vio a Mikhail dirigiéndose hacia el anexo.

Abrió la puerta y bajó rápidamente las escaleras.

—¡Señora!

Dell la llamó al verla, pero Emilia no se detuvo.

¿Dahlia había tenido tiempo suficiente para regresar a la mansión y cambiarse de ropa?

Después de enviarla en el carruaje, Emilia había bailado dos canciones con Adrian antes de que Mikhail la llevara de vuelta a la mansión.

La ansiedad aceleró sus pasos.

Mikhail no se veía por ningún lado; debía haber entrado ya en el anexo.

Emilia tragó saliva para calmar su respiración y preguntó rápidamente a una doncella por la habitación de Dahlia antes de dirigirse allí.

Lo vio sujetando el picaporte y lo llamó antes de pensar.

—¡Duque!

Él giró la cabeza de lado. Sin una pizca de sorpresa, como si la hubiera estado esperando, sonrió con burla y giró el picaporte.

—¡Espere!

Extendió la mano para detenerlo, pero Mikhail ya había entrado en la habitación.

Emilia se quedó atónita en el pasillo antes de recuperar la compostura y acercarse a la habitación.

La puerta se abrió lentamente con un chirrido. Desde la espalda, Mikhail se veía con las manos en los bolsillos.

Más allá de él, sentada en el sofá con una taza de té en las manos y los ojos abiertos por la sorpresa, estaba Dahlia.

≫ ────•◦ ✦ ◦•──── ≪

El inesperado té reunió a los tres en la habitación de Dahlia.

—¿Tienen algo que decirme? No esperaba que mi hermano y su esposa vinieran a buscarme juntos a esta hora.

—Lamento venir sin avisar.

—Si es urgente, lo entenderé. Entonces, hermano, ¿Por qué viniste a mi habitación sin decir nada?

Dahlia preguntó con calma, sin pestañear. Si Emilia no la conociera mejor, también habría caído en su engaño.

—Creí verte en el baile y vine a comprobarlo.

Las palabras de Mikhail hicieron que Dahlia levantara una ceja.

—Hermano, tú no me llevaste al baile ni me diste permiso. ¿De qué estás hablando ahora?

Habló con un tono molesto. Reclinándose en el sofá, dejó su taza de té con la gracia y suavidad de una mariposa posándose en una flor.

—Eso es cierto. Pero la doncella que acompañaba a Emilia en el baile me pareció familiar.

—¿Qué estás insinuando? ¿Estás diciendo que me disfracé de doncella para asistir al baile?

—Dahlia, solo dije que una de las doncellas me resultó familiar.

—No es solo eso, ¿Verdad? ¿Por qué me disfrazaría de doncella para ir al baile?

—Bueno, siento curiosidad. Pero como parece que no quieres decirlo, supongo que no lo sabré.

—¿No crees que no hay nada que contar?

—Dahlia, ¿Crees que no te conozco?

De repente, la voz de Mikhail se volvió sombría.

—Sería mejor que no me decepcionaras más.

—Por supuesto.

Sonrió con brillo.

≫ ────•◦ ✦ ◦•──── ≪

Emilia siguió a Mikhail fuera de la habitación de Dahlia.

Permanecieron en silencio en su camino de regreso al edificio principal. Eventualmente, Mikhail se detuvo frente al dormitorio. Emilia, que no estaba lejos detrás de él, rápidamente puso distancia entre ellos.

Entonces, Mikhail se giró para mirarla.

—Ahora que lo pienso, es extraño.

Traducido por: Valiz

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