Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 58

Emilia sentía que sus labios podrían tocarse si cerraban el espacio solo un poco. Mordió su labio con tensión, pero no apartó la vista.

Me pregunto si así se sienten los animales de presa cuando son cazados por los depredadores.

Contuvo la respiración, sintiendo como si se hubiera convertido en una herbívora, incapaz de hacer nada.

Si bajaba la guardia ni siquiera un momento, él podría lanzarse inmediatamente sobre su cuello.

Emilia pasó ligeramente su mano por su cuello expuesto. Podía sentir claramente su corazón latiendo en sus dedos.

—Está bien usarlo, pero que no la atrapen.

—…

—Si se enteran, tendremos que tomar medidas.

¿Está diciendo que está bien usar anticonceptivos?

Emilia enrolló sus palabras en sus labios.

La idea de no ser atrapada era graciosa. Tener un hijo era el resultado inevitable de una relación íntima.

A menos que hubiera un problema de uno de los lados.

Tal vez sea lo mejor. Pero si llegara a ser conocida como infértil…

El rey no se quedaría callado. Incluso podría usarlo como excusa para tomarla como lo hizo la última vez.

Era vergonzoso tener que usarlo como un escudo para protegerse.

Era frustrante.

No había una opción favorable para ella, sin importar lo que decidiera.

—Piensas demasiado.

—…una persona que no vio la obra no tiene derecho a hablar.

—Parece que hemos molestado a la señora Kerren por hacernos ver una obra con ese contenido.

Apareció la escena en la que Julieta y Romeo se enamoran. Era la escena en la que ella descubre su verdadera identidad.

—Mi único amor surgió de mi único odio; demasiado pronto visto desconocido, y conocido demasiado tarde. ¡Prodigioso nacimiento del amor que es para mí! Que debo amar a un enemigo odiado…

Para Emilia, también, el amor se sentía como un nacimiento peligroso, muy similar al de Julieta.

Por supuesto, no había amor naciente para ella, pero a diferencia de Julieta, ella no había conocido a alguien sin saber su verdadera identidad, por lo que no tomaría una decisión tonta.

—No nos enamoraremos, así que no se preocupe.

—Aunque parecía que podríamos susurrarnos amor en la cama.

—Su Gracia parece estar viviendo la vida bastante cómodamente. Si distorsiona sus recuerdos como le gusta, entonces será así.

—¿Por qué dice que mi memoria estaba distorsionada si vió esa expresión? Usted es la que vive la vida bastante cómodamente.

Su rostro se puso rojo brillante. Él respondió con las mismas palabras que ella le había lanzado.

—¡Eso!

—Emilia, su voz está subiendo. Los demás podrían pensar que somos parte de la obra.

Mikhail retiró su mano del respaldo de su silla. Levantó con gracia las comisuras de sus labios y volvió su mirada hacia el escenario.

La cercanía de su mirada y su temperatura corporal desaparecieron, dejando solo las mejillas sonrojadas de Emilia.

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Hoy estaban saliendo juntos de la mansión nuevamente.

Algo parecía sospechoso. A simple vista, parecían personas que se odiaban y no podían soportarse, pero sin duda había una corriente subterránea inusual entre ellos.

Dahlia había observado a Mikhail más de cerca que nadie.

Por supuesto, no había sido poco el tiempo desde que dejó el Reino de Valoh y llegó a Bartsch, donde ambos se habían reencontrado.

Pero antes de eso, ambos buscaron venganza juntos, soñaron con clavar sus espadas en el corazón del enemigo, y ambos albergaban el deseo de recuperar las posiciones que habían perdido.

¿Ha cambiado algo?

Dahlia se sentía inquieta. Incluso si su hermano había reemplazado fácilmente a alguien en una posición de poder, no podía bajar la guardia hasta verlo por sí misma.

Sería mejor tener algo de ventaja.

Si se acercaba a las familias pro-monarquía, podría escuchar una historia más definitiva.

Esperaba condescendencia y desdén hacia Emilia, que fingía ser noble.

El hecho de que su hermano no comentara sobre que ella enviara una respuesta en nombre de Emilia significaba que no le importaba el trato que recibiera Emilia.

¿Debería usar las píldoras anticonceptivas?

Si actuaba como él había pensado, se produciría fácilmente una grieta.

—Serena, ¿Hay alguna forma de asistir a la fiesta? Si puedes decirme una buena manera, te daré algo mejor.

Dahlia estaba frustrada. La fiesta del Conde Ablio era mañana.

Quería hacerse notar en la alta sociedad, pero su hermano se oponía, dejándola sin opciones.

Quería estar frente a la sociedad de Bayern, pero no era el momento adecuado aún. Sorprendentemente, el hecho de ser de Bayern podría obstaculizarla.

Pero quedarse en la mansión sin hacer nada era insoportable. Su paciencia se estaba agotando.

—Señorita, ¿Realmente quiere asistir a la fiesta?

—Si hay una forma. ¿Conoces algún buen método?

Los ojos rojos de Serena brillaron con anticipación. En respuesta a su mirada esperanzada, Serena miró hacia el gabinete.

—Ahí, ahí hay una buena forma.

—¿De verdad?

Sin dudarlo, Dahlia sacó un costoso broche de esmeralda del gabinete. Tenía una piedra verde clara y perfecta rodeada de diamantes en un patrón ondulado. Los diamantes brillaban tanto que parecían la superficie centelleante del mar cuando captaban la luz.

Glup.

Serena tragó en seco mientras sostenía el broche en sus manos.

—Se lo diré, pero promete no decirle al Conde Ablio que fui yo quien se lo conté.

—Hnng.

Parecía que Serena estaba preocupada por recibir un castigo y ser expulsada, como la sirvienta de lavandería.

—No te preocupes. Mis labios están bastante sellados.

Pobre Serena.

Traducido por: Valiz

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