Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 57

Cuando se trataba de la rivalidad de Romeo y Julieta, no era diferente al caso de Emilia y Mikhail.

Aunque la Marquesa Kerren expresaba gratitud por la fama que había ganado su salón, su desagrado era evidente en la elección del tema de la obra.

Invitar a la pareja a representar una historia de amor trágico entre familias enfrentadas.

—¿Pero por qué tuvo que ser una historia tan trágica?

—Eso es lo que ellos desean.

—¡No puede ser!

Dell levantó la mano con una expresión sorprendida.

Emilia volvió a estallar en risas. Siempre era indiferente, pero Dell reaccionaba con diversas expresiones cada vez.

Mirando por la ventana, vio que él la esperaba. Con su traje negro y sosteniendo un bastón, Mikhail, que se mantenía erguido, la miraba.

Incluso a distancia, su cabello dorado brillaba y fluía más bellamente que la arena en la playa.

Probablemente su cabello tenía un color más hermoso que la orilla arenosa.

Emilia giró rápidamente la cabeza y salió de la habitación.

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Hubiera sido mejor si hubieran tomado una carreta.

Caminar juntos los dejaba sin aliento. El clima estaba excepcionalmente agradable, y hoy mucha gente estaba dando un paseo por el parque.

Como resultado, tuvieron que soportar varias situaciones incómodas.

—¡Oh Dios! Hola, Duque y Duquesa Heinrich.

Mikhail asintió ligeramente en respuesta.

—¿Los dos están dando un paseo?

—Vamos camino a la ópera. Fuimos invitados al Teatro Chatelet.

—¡Oh, Dios! Debió haber sido difícil conseguir los boletos. Qué suerte que los hayan invitado. Los envidio.

La respuesta de Mikhail llevó a la esposa a expresar su envidia al tocar el costado de su marido.

—Hubiera sido bueno que él también tuviera interés en la ópera. Que lo disfruten entonces.

—Señora, espero que también tenga un buen día.

Los ojos de Emilia se abrieron ante la actitud del Duque. Si los demás lo vieran, seguramente pensarían que era un caballero.

Él a veces actuaba como un bastardo, pero al menos ahora parecía normal, y todos lo pasarían por alto.

Emilia entrecerró los ojos ante su actitud fingida.

—Se lo dije, ¿Verdad? Los ojos y oídos del rey están por todas partes.

—Eso me da escalofríos. Si alguien nos ve, podrían pensar que somos una pareja amorosa.

—Eso es lo que quiero que vean.

—¿…pero no es probable que el rey y la señora Luther no quieran que nos acerquemos más?

—Pero sí desean un hijo. Será su correa.

—Nunca pensé que tener un hijo crearía más lazos emocionales.

—Ellos no saben de ese lazo emocional.

¿Qué pasa con el Duque?

No es diferente. Si él hubiera sabido lo que son los lazos familiares, no habría querido un hijo como ellos.

Incluso si quisieran matarse, una vez que naciera un hijo, se convertirían en madre y padre.

Era imposible no verse afectado emocionalmente.

Pero había personas que no eran así.

No voy a tener un hijo para no tener que preocuparme.

Mientras Emilia sostenga las píldoras anticonceptivas en su mano, no conseguirán lo que desean.

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Poco después, llegaron al Teatro Chatelet. Los dos entraron sin hablar entre ellos.

El asiento en el palco era privado, por lo que podían ver la actuación sin ser molestados por otros.

Era un lugar en el segundo piso, pero el escenario era claramente visible. Aunque tuvieron que usar los anteojos de ópera para ver el escenario desde la distancia, en realidad era más conveniente ya que no necesitaban participar en conversaciones innecesarias.

Cuando bajó el telón y se sentaron, esperaron a que comenzara la ópera.

—Parece que la señora Kerren estaba bastante molesta.

—¿No dijo que era una señal de agradecimiento?

—¿Está usted fingiendo ser inocente, o es realmente inocente?

Emilia habló mientras miraba al escenario.

—No importa, ¿Verdad? Ya sea fingiendo ser inocente o siendo realmente inocente. Si tiene que fingir no saber, independientemente de las intenciones de la otra persona, eso es todo lo que puede hacer.

—Entonces, ¿Fingió no saber antes?

—…no entiendo lo que quiere decir.

Las luces se apagaron y comenzó la ópera. Con silencio, se abrieron las cortinas y los actores aparecieron en el escenario para comenzar su actuación.

Emilia sintió una mirada carmesí parpadear en la oscuridad y giró la cabeza.

—¿No vino aquí a ver la ópera?

—Vine a ver la actuación.

—…

—Entonces, ¿Qué va a hacer con ese medicamento?

Sus iris carmesí parecían relámpagos. Abrumada por el momento, Emilia tomó una respiración superficial.

—Dime, Emilia.

Habló suavemente, como si hubiera descubierto un juguete interesante. Su voz era dulce e intoxicante, como si perdonara todo si ella le contaba todo.

—No entiendo lo que quiere decir.

Afortunadamente, no era una tonta. No seguiría ciegamente sus deseos, incluso si él lo sabía todo.

Aunque lo supiera, ella no pensaba dejar que lo supiera hasta el final.

Apretó con fuerza los anteojos de ópera para ocultar su temblor.

—¿Es así?

Sus inquietantes iris carmesí rápidamente escanearon a Emilia. Extendió su mano y la colocó sobre el respaldo de su silla, luego giró su cuerpo.

Incluso en la oscuridad, su rostro aparecía vívidamente. La sonrisa en sus labios hizo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de Emilia.

Traducido por: Valiz

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