Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 53

—Simplemente vete.

Mientras miraba la pastilla en su mano, pensó en Emilia.

“¿Ella lo sabe?”

Si no lo hacía, esa podría ser una oportunidad para romper para siempre la confianza que ya era frágil entre ellos. El problema era por qué no lo usaba y en su lugar lo guardaba en su chaqueta. Si era un medicamento difícil de encontrar, ¿No debería usarlo lo antes posible?

“¿Por qué duda?”

Dahlia pensó en su hermano. Su expresión era siempre la misma, incluso después de que sus padres fallecieran y la familia real cambiara. Un rostro con un humor inescrutable y desagradable. Sin embargo, la gente lo elogiaba por su apariencia atractiva.

Gracias a eso, la vida en el Reino de Valoh era cómoda. Dahlia no podía actuar oficialmente, por lo que era necesario contar con una figura que pudiera participar en actividades externas en su nombre, y su hermano era una rica fuente de información para ello.

Dahlia golpeó el escritorio y se levantó.

—Si tiene pastillas anticonceptivas pero no las ha usado, me aseguraré de que empiece a usarlas a partir de ahora.

Dahlia no quería que Emilia y su hermano mayor se acercaran. Variables inesperadas podrían trastocar sus planes.

—El hermano es demasiado débil de corazón.

Dahlia guardó cuidadosamente la pastilla en una pequeña caja, luego agregó uno o dos terrones de azúcar a su té y lo revolvió con una cucharadita.

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Emilia estaba sentada en el jardín, tomando un sorbo de té y leyendo el periódico.

—¿...relación? Jaja.

Ella frunció el ceño ante el artículo sin sentido.

Apretó el periódico con tanta fuerza que se arrugó y arrojó con fuerza el papel arrugado sobre la mesa.

Estaba claro que alguien de la residencia del Duque estaba involucrado.

Emilia tenía muchas preguntas sobre el Duque, por lo que quería ver a Dahlia. Aunque parecía que no le gustaba Emilia, no lo había demostrado delante de ella, así que tal vez a través de una conversación, Emilia podría averiguar la razón.

—Debe haberme visto entrar al jardín.

Ahora que Mikhail no estaba cerca, Emilia tenía que encontrarse con Dahlia. Por supuesto, la conversación probablemente llegaría a oídos del Duque, pero los detalles de la discusión permanecerían en el anonimato.

Había pasado una hora desde que llegó al jardín, pero Dahlia no se había revelado.

—Debería rendirme hoy.

Pronto llegó el momento de que el Duque, que había ido a la asamblea, regresara.

Pensando que Dahlia no saldría hoy, Emilia se puso de pie. De repente, el aroma de los cítricos rozó su nariz.

—¿Dhalia?

—¿...cómo lo supo?

Dahlia preguntó mientras se quitaba el sombrero.

—Tuve un presentimiento. Estaba a punto de levantarme, pensando que no vendrías.

—Estaba dudando si escuchar o no las palabras de mi hermano, pero era demasiado tarde. Al principio, yo era una hermana que no escuchaba bien.

Dahlia se sentó con una gran sonrisa.

—Pero otros podrían difundir la noticia.

Dahlia habló como si no necesitara preocuparse, mientras sorbía el té recién servido.

—Mi hermano dijo que si le llega la noticia de que ví a mi nueva hermana, habrá consecuencias para todos. Por eso, no les será fácil hablar al respecto.

Por un momento, la expresión de Dahlia se congeló con frialdad. Observó a las sirvientas que la rodeaban.

—¿Es eso así?

—Sí, claro.

—Como era de esperar, eres excelente. Me gusta eso.

Dahlia sonrió de nuevo, y como si algo le hubiera venido a la mente, sus ojos brillaron.

—Ah, por cierto, tengo algo que darle a la hermana.

—¿A mí?

Dahlia sacó una pequeña caja y la empujó hacia Emilia, diciéndole que la abriera más tarde.

—Quizás sea algo que necesite, hermana.

—Gracias.

—¿El hermano asistió a la asamblea? ¿Cómo fue el banquete comparado con eso?

Emilia, recordando el banquete, finalmente logró levantar las comisuras de los labios y respondió: “Estuvo bien”.

—Los banquetes están llenos de romance. El amor se desborda. Es como si hermano y hermana estuvieran haciendo alarde de su amor ante todo el mundo.

Dahlia trazó en círculos la parte superior de la taza de té y luego se encontró con la mirada de Emilia.

—¿A mi hermana le gusta mi hermano? ¿Lo suficiente como para elegirlo a pesar de saberlo todo?

¿Amor? Emilia casi escupió una maldición sin darse cuenta.

¿Amor entre ellos? Como si lo fuera. ¿Dahlia no conocía el mundo y solo se quedaba en la mansión?

Bueno, teniendo en cuenta que acababa de llegar ahí desde otro lugar, no era extraño que no supiera cómo funcionaban las cosas o cómo terminaron los dos casándose.

—¿Existe algo así como el amor en los matrimonios nobles, aparte del entendimiento mutuo?

—Bueno, eso es verdad. Incluso si dices que amas a alguien, ¿Hasta dónde puedes llegar si las condiciones no son las adecuadas? Entonces, el regalo que le estoy dando a la Hermana seguramente será necesario.

—Tengo curiosidad.

—Esto tiene que permanecer en secreto para el hermano.

Dahlia sonrió con una mirada traviesa. Emilia sintió curiosidad por el regalo que le entregó.

“¿Un regalo que ni siquiera el Duque debería conocer?”

Acariciando la caja con la mano, Emilia asintió.

—¿Puedes llevarme al próximo banquete también?

—Si él lo permite, entonces sí.

—Todavía no he tenido un baile de debutantes, así que mi hermano probablemente no lo permita.

—Lo sé, pero no tengo autoridad en la residencia del Duque.

—¿Alguien no lo sabe? Jeje. Mi hermano tiende a sobreprotegerme. Entiendo sus sentimientos, pero también quiero ver amigos.

“¿Es por eso que la trata bien?”

Traducido por: Valiz

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