Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 43

Al observar sus pupilas temblorosas, Mikhail sintió que el lento y tedioso paso del tiempo se aceleraba de repente.

Cuando estaba con ella, se sentía diferente de lo habitual, como si hubiera muerto y vuelto a la vida.

Tenía curiosidad por saber cómo reaccionaría ella ante él, y no estaba mal verla hacer expresiones predecibles y cliché.

Tan roja como su cabello ardiente, su mejilla sonrojada le revolvió las entrañas.

La tensión entre ellos se intensificó cuando un único y fino guante de seda quedó entre ellos.

Mikhail no se perdió un solo cambio en su expresión que fluctuaba momento a momento.

Su mirada, buscando instintivamente su belleza, se dirigió hacia el delicado escote. Con cada respiración, sus ojos se detenían en las prominentes líneas y el profundo hueco de su clavícula.

“Loco.”

Estaba claro que finalmente lo había perdido. O bien su cuerpo ardía de deseo y la razón había desaparecido.

Tenía un pensamiento extraño sobre sí mismo, parecido a una bestia, según ella lo describió.

“¿Mi cordura ha desaparecido por completo?”

Se reprendió a sí mismo por dentro. Definitivamente algo no iba bien en su cerebro, probablemente debido al embriagador aroma de las rosas.

Su cuerpo respondió bastante bien. No importaba cuántas veces intentara reprimirse, seguía hirviendo en su interior.

Como una bestia hambrienta que pierde la razón, devoró apresuradamente la comida.

Probar el fruto prohibido fue su error.

—Espero que al menos quede el último vestigio de su cordura humana.

Incluso en ese maldito momento, sus inteligentes ojos verdes lo miraron llenos de miedo.

Ése era el problema.

Si ella hubiera retrocedido asustada y lo hubiera evitado, él podría haber perdido el interés. Ella tenía una habilidad peculiar que de alguna manera lo irritaba.

Mikhail aflojó el agarre del guante que sostenía, lo que le permitió alejarse a pesar de que la distancia había aumentado ligeramente. Sin embargo, el aroma de rosas no parecía disminuir.

Emilia, ahora libre de su agarre, rápidamente metió la mano restante en el guante.

“¡Qué cara más espantosa!”

Fue sólo ahora que recuperó por completo el sentido común. Cada vez que olvidaba quién estaba frente a él, su mirada desdeñosa lo devolvía a la realidad.

Más allá de sus ojos, que parecían un campo con ricos matices verdes bajo la luz del sol de pleno verano, notó el cabello rojo despeinado.

El cabello rojo vivo se superpuso con otro rastro.

Cuando su padre mató a sus padres, ¿Cómo era su expresión? Cuando masacró en el palacio a quienes servían al rey anterior, ¿Su cuerpo tembló con una sensación de logro mientras rugía victorioso?

Su abuelo, que fue traicionado por alguien en quien creía, debió morir sintiéndose injusto sin siquiera cerrar los ojos.

—Le aconsejo que no haga esas expresiones delante de mí.

—…

Al ver a Emilia a lo lejos, no pudo evitar soltar una risa amarga. Aunque ella le temía de esa manera, su mejilla sonrojada permaneció.

—Incluso si abandona este lugar, no tendrá a dónde ir.

Fue una sugerencia sutil para que se comportara. Inclinándose ligeramente, extendió la mano y agarró suavemente la muñeca de Emilia. Luego, con un movimiento rápido, la atrajo hacia el sofá.

Se aflojó la corbata y se subió encima de ella. Deslizó las rodillas entre sus piernas, le subió la falda y dejó sus muslos completamente al descubierto.

Mientras aflojaba las correas de cinta que sujetaban firmemente las medias en su lugar, los ojos de Emilia se abrieron de par en par.

—Lo voy a destrozar.

—Sienta la libertad.

Cuando Mikhail usó su otra mano para acercar una de sus piernas, la espalda de Emilia se encontró perfectamente con la parte del sofá donde estaba sentada.

—Puaj.

Debido al corsé apretado, su pecho se hinchó hacia arriba.

Contrariamente a sus palabras, varias partes de su cuerpo estaban teñidas de rosa.

—Si no quiere soltar gemidos desordenados debajo del hombre que desprecia, intente soportarlo por una vez.

—Esto es innecesario. ¿Por qué intenta seguir ciegamente las palabras del rey? Es solo una relación construida sobre una confianza endeble.

—Por eso necesito mantener incluso esa frágil confianza. No me gusta que los problemas vengan de mi lado.

La mano que sostenía la cintura pronto presionó firmemente contra su tierno muslo, abriéndolo.

El sadismo reprimido surgió inesperadamente. Quería verla, a ella, que había estado fingiendo ser digna, retorciéndose debajo de él.

Una promesa era una promesa, y él sólo la estaba cumpliendo.

Sus ojos verdes estaban teñidos de vergüenza.

Se mordió los labios con fuerza, decidida a no dejar escapar ningún sonido, como para demostrar su firmeza. No sabía que esa mirada lo hacía arder aún más.

Ni siquiera pensó en quitarle el corsé o acariciarle el pecho. La voz interior en su cabeza le repetía una y otra vez que no debía hacerlo.

Firmemente, firmemente.

La mano que presionaba su muslo ejercía más fuerza.

Las vibraciones transmitidas desde su cuerpo tembloroso hicieron que su sangre hirviera desde abajo.

Traducido por: Valiz

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