Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 33

Emilia despertó después de varios días de sufrimiento. Tenía que prepararse para el banquete antes de recuperarse por completo.

—¿Está realmente bien?

—Si digo que no iré ahora, se hablará aún más.

Su pálido rostro se veía aún más pálido. Dell ayudó a Emilia a vestirse y se parecía mucho más a ella misma cuando se le dio un poco de color a las mejillas. Se miró el rostro cambiante en el espejo.

—Escuché que Su Gracia no la acompañará hoy.

—Bueno, eso es un alivio.

—…Milady, el lugar al que va hoy es la finca de la familia Kerren.

—Si fuera el Marquesado de Kerren, no sería tan fácil.

Con el condado de Ablio, era diferente. Siempre estában listos para pisotear y eliminar a cualquiera que se interpusiera en su camino. Incluso inventaban crímenes si era necesario. El poder que permitía eso probablemente estaba respaldado por el actual monarca, Adrian.

No importaba que ella fuera la Duquesa; nadie la trataría como tal.

Esas personas, que eran como espinas en su costado, la pisotearían y la quitarían de su vista sin importar nada, incluso si tuvieran que acusarla falsamente de algún crimen. El poder detrás de eso probablemente era el rey actual, Adrian.

No importaba que fuera la esposa de un Duque. Nadie la trataría como tal.

—Pero no pueden ser demasiado imprudentes. ¡Su título es mejor que nada, milady!

—Sólo hay una razón por la que me enviaron una invitación. Es para demostrar la fuerza de su influencia al lograr que el Duque fuera ahí. Me enviaron una invitación por alguna razón secundaria.

—Entonces, ¿Qué tal si le pide un favor al Duque? Si va sola... oh, solo pensarlo me duele el corazón.

—Dell, ¿Cuánto tiempo llevas trabajando en la finca del Duque?

—No mucho tiempo. Es la primera vez que vengo a la casa principal.

Ella se dio cuenta. Debió haber sido difícil para Dell llegar a la casa principal.

—Recibí una recomendación de los herederos del Duque, pero no había nadie que me guiara ni nadie con influencia. Hasta yo sé que es absurdo pedirle un favor al Duque, milady.

—Pero aún así, decir esas cosas es bastante impresionante.

—Bueno, todo el mundo murmuraba sobre ello.

Emilia inclinó la cabeza hacia un lado.

Dell se cubrió la boca ligeramente con la mano y habló en voz baja.

—Dicen que el Duque Heinrich es despiadado y hermoso, pero si abre la boca, incluso su rostro sufre un golpe.

—Jeje.

Emilia se rió por primera vez desde que llegó a la propiedad del Duque.

—¿No es más valioso alguien con un corazón bello que alguien con una apariencia bella?

—Qué bueno sería que los demás pensaran lo mismo que usted. Las relaciones interpersonales son más complicadas de lo que cree. Por lo tanto, desde su perspectiva, debo ser nada menos que un invitado no deseado.

—¿Lady Dahlia les respondió a las dos familias para dificultarles las cosas?

—Tal vez lo hizo.

No, definitivamente tenía la intención de complicar las cosas. Dahlia parecía desagradarle genuinamente. Las preguntas persistentes seguían atormentándola.

Sin una ceremonia nupcial adecuada y sin la presencia del Duque, su posición en el banquete era prácticamente inexistente. Se trataba de contenerla para evitar otra guerra civil y convencer a quienes estaban del lado del primer príncipe.

Si había quienes no lo sabían, ella quería decirles que salieran rápidamente de ese miserable centro político y buscaran un lugar donde pudieran vivir cómodamente, cultivar su territorio y celebrar banquetes, viviendo una vida despreocupada llena de risas y alegría.

—Pero nunca se sabe, podría cambiar de opinión e ir…

—Eso es poco probable, Dell.

Emilia no tenía intención de pedirle que la acompañara. Estaba decidida a no pedirle ayuda.

Una vez completados sus preparativos, se dirigió sola con el carruaje al salón de banquetes.

De repente, se paró frente al carruaje y giró la cabeza para mirar hacia su oficina, como si lo estuviera mirando a través de la lluvia. Pero esta vez, su mirada era diferente a la anterior.

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—Cartoon.

—Sí, Su Gracia.

—¿Se puede ver esta oficina desde fuera?

—La oficina está ubicada en el tercer piso, por lo que es poco probable que se pueda ver desde afuera. Es posible que se vea un poco la silueta, pero eso es todo.

Mikhail tomó un profundo sorbo de su té, saboreando el aroma agridulce que se extendió en su boca.

—¿Hay algo que le preocupa?

—No dejo de mirarla fijamente. Es extraño.

—¿Qué quiere decir?

Al igual que la última vez, él parecía saber que ella lo estaba mirando nuevamente.

—¿Cuándo planea partir?

—Cuando surga algo interesante.

Tendría que irse poco después de que Emilia llegara al Marquesado de Kerren. “Algo interesante” se refirió su amo a la situación que preocuparía a la Señora.

—Pues bien, prepárese para partir de inmediato. Si ella va sola, sin escolta, es probable que los acontecimientos que el Duque desea se desarrollen en cuanto llegue.

—Mmm.

No se apresuró, ni siquiera ante la insistencia de Kartho. Se limitó a contemplar el único carruaje que salía de la propiedad del Duque.

—Es la mujer que amenazó con suicidarse nada más despertarse y se quedó bajo la lluvia hasta desplomarse. Así que esto no debería ser nada para ella.

—…

—Así que no hay prisa. El entretenimiento no tardará en llegar.

—Comprendido.

—Vigila de cerca a Dahlia para que no cause problemas mientras estoy fuera.

Entre el humo se veían sus ojos rojos. Había un dejo de curiosidad, una mirada algo expectante, que desconcertó a Kartho.

Traducido por: Valiz

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