Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 28

A Dahlia parecía gustarle el velo, por lo que no hubo necesidad de agregar nada cuando a ella misma no le importaba.

—¿Vino a buscarme?

—Sí, me aburría caminar sola. Además, pronto será la boda y deberías responder a las invitaciones para que asistan, ¿No crees?

Mikhail no había mencionado la boda, así que no pensó en ello.

—¿...de verdad vamos a tener una boda?

—Deberías. Seguramente, hermana, no estabas planeando saltarte la boda, ¿No?

A Emilia le pareció divertida la pregunta de Dahlia. Fue un giro inesperado de los acontecimientos.

Dahlia tomó asiento y comenzó a revisar las invitaciones.

—Hmm, he seleccionado algunos lugares. Con solo ir a esos lugares debería ser suficiente para que la noticia se difunda.

Emilia pensó que a Dahlia no le agradaba.

A diferencia de antes, Dahlia ahora la miraba con una sonrisa alegre y brillante. Emilia no pudo evitar sentirse satisfecha con su expresión mientras levantaba su taza de té.

La forma en que sostenía la taza de té era elegante. Era un poco diferente de lo que Emilia y los nobles de ahí habían aprendido, pero considerando que el Duque Heinrich también tenía modales similares, pensó que la profesora de etiqueta en la casa del Duque debía haber sido excelente.

—Debe haber recibido una excelente educación en etiqueta.

—Bueno, tuve a la mejor maestra, pero ahora no puedo verla.

—Lo siento. He mencionado cosas innecesarias.

Dahlia se encogió de hombros y bebió un sorbo de té.

—Debería irme ya. El Duque me conoce demasiado bien.

Le susurró suavemente al oído a Emilia mientras se levantaba de su asiento.

—Te visitaré en secreto algunas veces. Encontraré la manera.

Dahlia sonrió y miró brevemente la mano que había tocado el hombro de Emilia. Después de despedirse, se dirigió hacia el edificio separado sin dudarlo.

Emilia vio de reojo cómo la criada sostenía la bandeja. Dahlia se limpiaba las manos con un pañuelo.

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—Dahlia.

—¿Qué te trae a mi anexo, hermano?

—Sigues actuando por tu cuenta. No puedo evitarlo.

Mikhail dejó el periódico y miró a Dahlia, que había entrado en el anexo.

Dahlia lo miró en silencio y luego se giró hacia la ventana.

—Hermano, ¿Te has vuelto más astuto en mi ausencia? ¿Estabas observando todo desde aquí? No es propio de un caballero robarle a escondidas el tiempo a una mujer.

—¿Qué planeas hacer acercándote a esa mujer?

—Podría ganar mucho. Pero, sobre todo, me enfurece tanto cada vez que la veo que no puedo dejarlo así.

Dahlia se sentó en una silla y arrojó casualmente el pañuelo al suelo.

—Actúas muy bien aunque no te gusta que te toquen.

—¿Deberías decir eso cuando eres tú quien se acostó con ella? He enviado respuestas aceptando invitaciones a algunas fiestas.

—No entiendo qué estás pensando esta vez.

—Lo sabrás si esperas. También te resultará divertido, hermano.

—Dahlia, ten cuidado de no atraer demasiada atención.

—¿Sabes, hermano? La piel de esa mujer es realmente como de porcelana, sin una sola imperfección. Y escuché que también fue condecorada con el título de caballero del Duque, sus dedos también son delicados.

Dahlia extendió sus dedos e inclinó la cabeza de un lado a otro.

—No actúes como un niño, di lo que quieras. No molestes a la gente.

—No le impidas que haga actividades sociales. No le gusta estar encerrada aquí. Debe entender las miradas que la gente le lanza cuando sale, ¿No? Debería experimentarlo.

—Deja de encontrarte con ella. Y lo haré.

—¿Si digo que no quiero?

—Dahlia, me pidieron que te protegiera, no que permitiera tus rabietas ni encubriera tus errores.

Mikhail cruzó las piernas y golpeó la mesa mientras miraba a Dahlia.

—Espero que no haya ninguna noticia sobre ti en este periódico.

—¿Cómo es posible que se filtren historias sobre mí si no salgo?

—Si causas un alboroto, no tendré más remedio que enviarte lejos.

—…no olvides lo que te pidió Padre.

—Ya hice lo que me pidió, volví y hundí una daga en el corazón del enemigo.

—Pero aquellos que tienen la sangre de ese enemigo aún permanecen. Mientras esa persona se siente en el trono, no habrá terminado.

—Dahlia, he sido indulgente contigo porque he cumplido mi palabra hasta ahora.

—Hay diferentes razones por las que te uniste al rey actual, ¿Verdad?

—Eso es asunto mío, no tuyo.

Mikhail se acarició la barbilla y se levantó de su asiento.

—Así que espero que no interfieras en mis asuntos. Espero que mi espada no te apunte también a ti.

Salió del anexo sin esperar respuesta, ya que en primer lugar no esperaba ninguna respuesta.

Traducido por: Valiz

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