Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 25

—No parece que alguna vez te haya dado la autoridad para castigar a las sirvientas.

—Pero no puedo quedarme de brazos cruzados mirando a una criada descarada, ¿Verdad?

No había rastro de remordimiento en la actitud de Dahlia. En cambio, entrecerró los ojos al ver a Leri, que temblaba.

—Esa chica se atrevió a interponerse en mi camino. Hermano, no hay nadie a quien no pueda ver. Especialmente si es tu esposa.

—No necesitas verla.

La cabeza de Emilia se giró ante las palabras de Mikhail. Aunque parecía tener mucho que decir, al final mantuvo los labios sellados.

“Ella lo entiende sin que yo le diga nada.”

Fue una intrusión mientras Emilia intentaba lavarse y descansar.

A pesar de la vergüenza de sentarse con ropa ligera, su expresión permaneció inalterada.

—Estás siendo demasiado duro con tu esposa. Seguiré viéndola en la mansión. Ella es prácticamente mi familia, ¿Cómo puedo ni siquiera saludarla?

—Esa mujer nunca será mi familia. Así que dejémoslo así.

—Hermano, es demasiado para ignorar descaradamente a alguien delante de sus narices. Le hará daño a mi nueva cuñada.

Dahlia agarró el brazo de Emilia y sonrió.

—Dahlia, te dije claramente que no habría ninguna reunión.

—No me gusta. Siempre he tenido curiosidad. Qué tipo de rostro tiene. Cómo creció. Si irradiaba luz. Si ella sufrió como yo.

Dahlia murmuró suavemente. Emilia se inclinó hacia ella para concentrarse en sus palabras.

—¿...mi rostro?

—Jeje. ¿No nos lo preguntamos todos? ¿Qué clase de persona se convertirá en la señora de la casa? Me sorprendí un poco porque no es lo que imaginaba.

Mikhail notó el destello de ira en los ojos de Dahlia y dejó escapar un suspiro.

—Yo también me imagino que mi marido ideal sería muy distinto del Duque. ¿Y usted, señorita? ¿Qué tipo de persona imaginaba?

—Hmm, pero ahora parece algo similar.

Dahlia sonrió brillantemente, alternando su mirada entre Emilia y Mikhail.

—Mi hermano debe estar muy contento estando solo. Es una suerte que no se lleven muy bien.

—¿...perdón?

—No pretendo desearle desgracias a mi hermano. Por favor, no me malinterprete.

Emilia parecía desconcertada ante sus palabras.

—Ellyn.

Mikhail llamó a la criada con expresión de disgusto. Cuando ella respondió, él hizo un gesto hacia Leri, que estaba llorando y sollozando.

—Lleven a esta niña a que la traten y asegúrense de que reciba educación para que incidentes como este no vuelvan a ocurrir.

—Por supuesto. Una dama de compañía en tu posición debe cumplir con su deber como es debido, ¿No?

Dahlia asintió y apoyó la cabeza en el hombro de Emilia.

—Y trae una nueva criada para atender a la cuñada.

Ellyn miró a Mikhail. Él asintió levemente como si estuviera de acuerdo con la sugerencia de Dahlia.

—Entendido. Traeré una pronto. Me despido por ahora.

Ellyn ayudó rápidamente a Leri y se fue.

Mikhail miró a Dahlia, que todavía estaba aferrada a Emilia.

—Se está haciendo tarde, así que vuelve a la casa de huéspedes. Pasaré por alto los acontecimientos de hoy, pero recuerda que esta es la residencia Heinrich. Si sigues actuando como te plazca, te enviaré lejos, ¿Entiendes?

—¡Hermano!

Al oír que la habían enviado lejos, Dahlia se puso de pie de un salto, con los ojos muy abiertos, y lo miró fijamente.

—¿Simplemente me enviarás lejos?

—Sólo asegúrate de comportarte lo suficientemente bien para evitarlo. Te lo estoy recordando porque parece que has olvidado dónde estás.

Dahlia se estremeció ante la voz apagada de Mikhail. Luego bajó la cabeza con expresión derrotada.

—…entiendo. Te lo consultaré la próxima vez. Solo intervine porque mi hermana no podía disciplinarla, ¿Verdad?

—No sé por qué el Duque no nos permitió reunirnos, pero entiendo que este incidente fue excesivo. No está bien desquitarse con la criada.

Los labios de Dahlia temblaron. Parecía que se sintió aún más herida cuando Emilia no se puso de su lado.

—Debe estar cansada. ¿Qué tal si va a descansar a su habitación ahora?

—…gracias por su consideración.

—De nada.

Emilia se levantó del sofá, le hizo un leve gesto con la cabeza a Dahlia y se dirigió hacia la puerta.

—Parece que el linaje no se ha ido a ninguna parte. Viéndolo, ustedes dos parecen iguales. No solo en apariencia, sino también en palabras y acciones.

Una mirada despectiva lo pasó por encima. Mikhail se encogió de hombros y cerró la puerta.

Solo, en la habitación con Dahlia, la miró mientras ella estaba sentada en el sofá, mirándolo fijamente.

—No es que le haya caído muy bien, ¿Verdad? ¿Le preocupaba que la matara?

—Me preocupaba más que pudiera ocurrir lo contrario.

Traducido por: Valiz

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