Nunca Quise Tener Un Hijo Suyo Novela capítulo 24

—Por el bien de la familia, debemos mantener el decoro en público.

—Al final, también tendrá un impacto negativo en usted. Los rumores desfavorables se propagan rápidamente, ¿No es así?

Sobre todo cuando el régimen establecido por la rebelión no era estable, era necesario ser aún más cauteloso.

Tenía algo que hacer. La mirada de Mikhail se entrecerró ante el tono de Kartho que parecía cuestionar las razones.

—¿Va a criticarme?

—¿Cómo podría atreverme? Es solo mi humilde opinión. Debe haber razones para las acciones del rey.

—Parece que está mostrando interés por esa mujer. Me pregunto cómo reaccionaría Lady Luther si se enterara. No sería prudente crear un malestar innecesario.

—Parece que lo mejor es no crear disturbios innecesarios.

—Parece que el mayordomo piensa que podría haber más problemas en el futuro.

—Para ser honesto… sí.

—Pienso lo mismo.

Por eso no había intervenido en ese asunto. Tenía que comprender la situación por sí mismo y determinar qué acciones serían beneficiosas en el futuro. No tenía intención de intervenir en lo que le sucediera a ella en el futuro.

—Probablemente no necesite decirle lo que esa mujer significa para mí. La mantendré a mi lado hasta que clave una daga en el corazón del duque Loren y deshaga todo.

—Entendido —dijo Kartho, dando un paso atrás.

Mikhail se ocupó únicamente de los documentos importantes antes de intentar levantarse de su asiento.

—Su, Su Gracia.

Una voz temblorosa se escuchó desde el otro lado de la puerta. Cuando Kartho la abrió, vieron a Finn de pie ahí, con expresión contemplativa.

—¿Qué la trae por aquí a estas horas?

Finn era la criada exclusiva asignada a Dahlia. Le había ordenado que no se alejara de su lado, pero ahí estaba ella, viniendo sola. Cuando Kartho le preguntó a Finn, ella tartamudeó mientras hablaba:

—Dahlia va a encontrarse con la Señora ahora mismo.

Kartho suspiró, colocando su mano en su frente.

—Parece que nadie puede detenerla excepto el Duque.

—Debo haberle dicho que no la dejara ver.

A pesar de proporcionarle una residencia separada, parecía como si hubiera ido a encontrarse con la mujer de todos modos.

—¡Lo siento! No me escuchaba por más que intentaba detenerla...

Al ver las mejillas sonrojadas de la criada, era evidente que Dahlia había actuado por su cuenta. Mikhail se levantó de su asiento.

—Mayordomo.

—No se preocupe, yo me encargaré de ello.

—Hm, ¿Su gracia?

Finn temblaba como si supiera la situación inminente. Parecía ansiosa.

No se preocupe, no la mataré.

Era difícil enviar a alguien que supiera sobre Dahlia fuera de la mansión. Sin embargo, dejarla sin ningún castigo tampoco era una opción. Sería mejor enviarla con la dama de compañía principal, Ellyn, quien se haría cargo de ella.

—Iré con Ellyn.

—¡Señor, Lady Ellyn también está con ella!

El rostro de Kartho se puso rígido ante las palabras de Finn. ¿Qué razón podría haber para que la dama de compañía principal estuviera con ella?

Mikhail se apartó el cabello ante las palabras de Finn y abandonó el estudio.

—Parece que el mal hábito de Dahlia salió a la luz.

Al llegar al espacio de Emilia en el lado opuesto del segundo piso, Mikhail encontró el pasillo vacío. Solo el sonido de sus pasos resonaba. Escudriñó rápidamente el pasillo, pero no pudo ver a ninguna de las sirvientas de Emilia.

Cuando Mikhail llegó a la puerta, escuchó una fuerte fricción desde el interior.

¡Corte! ¡Corte!

La mano que agarraba el pomo de la puerta parecía un poco frenética. Finalmente, cuando la puerta se abrió, Mikhail vio a una mujer que se levantaba la falda y que estaba siendo azotada.

—Así es como se trata a las criadas insolentes. A veces, un látigo es más efectivo que las palabras.

Dahlia, con una taza de té en la mano, sorbió su té con elegancia y sonrió.

La sangre fluía por la pantorrilla, pero Dahlia no detuvo sus acciones.

—Aún tiene diez más, ¿Debo gastar mi precioso tiempo castigando a esa niña, eh?

A instancias de Dahlia, Ellyn levantó su látigo.

¡Corte!

Una vez más, un sonido áspero llenó la habitación.

—Sollozo. Pare.

La que estaba derramando lágrimas sin emitir un sonido apropiado era la doncella de Emilia, Leri. Los ojos rojos de Mikhail se apartaron de Leri.

Emilia estaba sentada en el sofá, aparentemente indiferente y sin hacer ningún movimiento, observando en silencio.

Aunque su expresión parecía tranquila, como si estuviera tratando de no vacilar, sus ojos verdes temblaron levemente, incapaces de ocultar sus emociones.

Estaba claro que la criada ofendió a Dahlia, pero probablemente se debió a las órdenes de Dahlia.

Mikhail apretó la mandíbula, cerró y abrió los ojos, luego la llamó por su nombre.

—Dahlia.

Sólo entonces la mano de Ellyn se detuvo. Juntó las manos e inclinó la cabeza. Su mano también estaba hecha un desastre, lo que indicaba lo mucho que había golpeado.

Dahlia miró a Mikhail sin ningún signo de sorpresa.

—Oh, hermano, bienvenido. Tenía algo que decirte. La educación de las doncellas del Duque es un completo desastre.

Aunque llevaba un velo sobre el rostro, sus labios curvados hacia arriba eran inconfundibles.

Traducido por: Valiz

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