Me Encanta Destruir La Trama De Los Mundos Novela capítulo 36

Tercera pequeña estrella - Planes

En el hospital.

La habitación designada de Hei Xue.

Después de que el doctor le cambiara los vendajes a Xue, regañó a Wan Lengya por exagerar y gritar dentro de las instalaciones del. Sentado en silencio en su cama Hei Xue, que los observaba, no pudo evitar reír mientras veía a su esposo ser reprendido como un niño, hasta tenía su cabeza agachada por la vergüenza y el remordimiento.

Pocos momentos después de que el doctor se fuera, Wan Lengya finalmente notó las suaves risas que provenían de su esposo, sorprendiéndolo. Miró a Hei Xue con una expresión de asombro, haciendo que esta vez su esposo se riera de él en voz alta.

—¡JAJAJA!

Riendo.

—¿Qué pasa con esa cara ridícula que estás haciendo? Te ves tonto~ esposo —dijo Hei Xue, quien incluso tomó una foto de su sorprendido esposo con su teléfono. Sus heridas ya no le dolían porque le habían dado analgésicos.

—¿E-sposo? —respondió aturdido Wan Lengya.

Sonrió maliciosamente.

—Te voy a dar una tarea. Si la completas entonces te daré una recompensa, es-p-poso —dijo Hei Xue.

Sabiendo que no estaba escuchando fantasías y que su esposo le estaba dando una segunda oportunidad. Wan Lengya se sintió increíblemente complacido.

—¿Qué tarea? ¿Qué recompensa? —preguntó.

—Tu tarea es capturar al que quería matarme. Asegúrate de que esté vivo después de torturarlo. Que lo encarcelen de por vida y que su vida dentro de la prisión sea aún peor que el infierno, no permitiéndole morir ni dejándolo querer vivir. Tu límite de tiempo es de sólo un mes. Si fallas, nunca me volverás a ver —contestó Hei Xue con una sonrisa malvada.

Al escuchar la respuesta de su esposo, el rostro de Wan Lengya se oscureció cuando escuchó las consecuencias del fracaso, pero seguía interesado por el premio que obtendría.

—¿Qué hay de mi recompensa? —preguntó.

Con una sonrisa seductora en su rostro, agitó las manos hacia Wan Lengya pidiéndole que se acerque. Cuando sólo había un brazo de distancia entre ellos, Hei Xue tiró de la corbata de Wan Lengya y le dio besos fugaces en la esquina de sus fríos labios. Asombrando a este último, con un rostro atónito. Cuando Hei Xue vio la expresión de asombro pero tonta de su marido, no pudo evitar burlarse.

El hombre se burló tanto hasta que su rostro se puso rojo de provocación, excitación y rabia. En su mente, no había cabida para pensamientos como el qué su esposo se burlara tanto de él y ni siquiera que no le diera un beso apropiado. Incapaz de soportar las burlas de su esposo, Wan Lengya agarró la parte posterior de su cabeza y lo detuvo para darle un beso apropiado.

Como si estuviera hambriento por el beso, Wan Lengya no pudo evitar morder los labios de Hei Xue con rabia y privación. No se detuvo hasta que sus bocas se llenaron con el sabor de la sangre.

Al ver la irritación de su marido, Xue supo que se había burlado de él demasiado para incurrir en la posesividad de su marido. Esta vez no se resistió y dejó que su esposo lo besara. La sensación de que alguien quería comerlo vivo era algo que experimentaba por primera vez. Sus lenguas se enredaron como si quisieran chupar el alma de sus cuerpos. Su profundo beso duró unos minutos y sólo cuando su marido notó su falta de aire lo soltó. Viendo los ojos brumosos de su esposo fue que Lengya no pudo evitar chasquear su lengua.

Tsk.

Lamiendo la línea plateada que conectaba sus labios con los de su esposo. Miró el estado seductor de este con sus ojos fríos llenos de lujuria, pero no podía hacer nada debido al estado de su esposo. Con un anhelo inexplicable en sus ojos, se controló para no perder el control y suavemente tiró de él a su abrazo, envolviéndole los brazos alrededor de la cintura de una manera muy posesiva, pero extremadamente gentil, como si protegiera algo muy preciado.

Olía el dulce aroma a menta de su esposo mientras descansaba la cabeza sobre su hombro, le dejó una sensación relajante, como si hubiera recuperado algo importante. Ni siquiera quería dejarlo ir ni por un segundo.

—Entonces, tu recompensa será que... voy a permitir que te cases conmigo por última vez. Además, como soy de ascendencia real, debes convencer a mi abuela viuda y a mi tío emperador de Francia. No será fácil, pero ¿Aceptas, Wan Lengya? —preguntó Hei Xue con una sonrisa mientras tomaba la mano de Lengya con un poco de vacilación. Sólo para que este último capturara su mano y entrelazara sus diez dedos como si encerrara su destino.

Apretando suavemente las suaves manos y dedos de su esposo, una sonrisa apareció en el rostro de Lengya.

—Hm~ un mes después volveré contigo a Francia para proponerte matrimonio y pedirle permiso a la abuela viuda y a tú tío el emperador. Después de eso vamos a preparar nuestra boda y anunciar nuestro compromiso. ¿Dónde te gustaría ir de luna de miel, esposo? —preguntó Wan Lengya mientras le daba al cuello blanco de su esposo algunos besos, causándole cosquillas.

Soltó un suave gemido.

—Hn~... ¿Quieres recorrer el mundo... ah~ juntos? —contestó Hei Xue, quien se estaba burlando de los besos de su esposo en el cuello y la nuca, a veces chupando, dejando algunas marcas en su cuello.

Los amantes estuvieron juntos día a día. Pasó toda una semana hasta que Hei Xue se enojó porque su pegajoso esposo incluso ignoraba su trabajo en el conservatorio. Lo había echado del hospital por el bien de los estudiantes.

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Una noche.

Wan Lengya llamó a su amigo Yue Wuya y a su esposo, Hei Yu. Quería pedirle a Hei Yu que cuidara de su esposo mientras él hacía su trabajo. No es que Wan Lengya no haya dejado guardaespaldas para protegerlo, sino que era mejor que hubiera alguien del lado de su esposo que se quede mientras él no estaba.

Los cuatro tuvieron una conversación esa noche. Su tema de conservación era el cómo debían capturar a Xing Ran y reunir suficientes pruebas para ello.

La conversación terminó con una postura en silencio (Hei Yu), de desacuerdo (Wan Lengya), de acuerdo (Hei Xue) y de incredulidad (Yue Wuya).

—¡No estoy de acuerdo! —Wan Lengya dijo con un tono de voz serio, frunciendo el ceño.

—Esta es la manera más rápida. Sólo puedes estar de acuerdo. A menos que no desees casarte conmigo, esposo~ —dijo bromeando Hei Xue.

—Casarme contigo es una necesidad, pero... ¡Aún asi no estoy de acuerdo con este plan! —respondió Wan Lengya.

Desconfiaba de Yue Wuya.

—Yo... no me gusta mi papel. Entonces, ¿Puedo estar en desacuerdo? —propuso, sólo para recibir innumerables miradas.

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El contenido de su plan.

Hei Xue - Cebo. Quería que Xing Ran intentara asesinarlo y crear oportunidades para que este último se quitara la vida.

Wan Lengya - Refuerzo. Prepararía todo, desde vigilancia hasta mano de obra para asegurarse de que el plan tuviera éxito.

Hei Yu - Personaje de apoyo. Actuará en un sketch con Hei Xue y le dará a Xing Ran la oportunidad de acercarse a Hei Xue.

Yue Wuya - Seductor. Usará sus encantos para asegurarse de que Xing Ran esté tentado a visitar a Hei Xue y planear su asesinato.

Nota: El plan está pensado por Hei Xue. Por eso Wan Lengya no está de acuerdo porque está poniendo su vida y su cuerpo en peligro.

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El esposo de Yue Wuya, Hei Yu, le dio una sonrisa fría después de escuchar sus quejas.

—Mi querido, este esposo ya me ha dado permiso. Además, es una petición del Príncipe —reprendió Hei Yu.

Se quejó:

—¿Por qué no haces que Lengya lo haga? ¡Si es él, esa zorra estará de acuerdo sin importar lo que Lengya le diga! —replicó Yue Wuya.

Dándole a Yue Wuya una sonrisa divertida pero totalmente falsa.

—¿Quieres morir, Wuya? —preguntó un sonriente Hei Xue. Su voz era totalmente fría a pesar de la expresión cautivadora de su rostro.

Trago.

Yue Wuya sólo pudo temblar cuando vio la sonrisa fría de su esposo y la sonrisa peligrosa de su amigo. Sabía que a pesar de que ambos estaban sonriendo, lo que había detrás de esa sonrisa no eran más que amenazas contra su vida.

Sólo podía trasladar sus quejas a la persona que daba menos miedo que su esposo y mejor amigo. Pero lo que recibió de este último fue una expresión aún más aterradora.

Mirando a Wuya como un hombre muerto.

—¿Tengo que preparar tu ataúd? Wuya~ —dijo Wan Lengya con voz fría—. ¡No tocare ni mirare a esa maldita cosa!

El acosado Yue Wuya solo pudo sentarse en la esquina de la sala para dibujar un círculo en el suelo, su autoridad entre el grupo era la más baja.

La decisión de Wan Lengya no cambió incluso cuando su esposo intento consolarlo. No estaba dispuesto a poner a Hei Xue en peligro por tercera vez. Tenía miedo de no poder protegerlo de nuevo.

Wan Lengya declaró.

—¡Es peligroso! Nunca estaré de acuerdo.

Al final, para que su esposo estuviera de acuerdo, Hei Xue sólo pudo susurrar algo a los oídos de su esposo. Al oír lo que su esposo le había prometido en secreto, su expresión oscura se suavizó lentamente.

Había una sonrisa floreciente en el rostro de Lengya.

—Buena idea, tendré que asegurarme de que no te lastimen. Estaré de acuerdo a regañadientes. Wuya, haz lo mejor que puedas.

Wan Lengya incluso hizo todo lo posible para no reírse de lo contento, pero aún podían ver sus labios temblar, como si quisiera sonreír. Mirándolo fijamente, los demás pensaron que había perdido algunos tornillos en la cabeza. A su lado Hei Xue sonrió mientras su plan era aprobado con éxito. Todo lo que tenían que hacer era programar cuándo lo harían.

Mientras tanto, el denso e inocente Wuya se acercó a su esposo y susurró.

—Cariño, ¿Qué crees que le dijo Xue a ese tonto? —le preguntó Wuya a su amado esposo.

Miro a su marido como un idiota.

—Una simple recompensa como… —Hei Yu le susurró algo a su marido, haciendo sonreír a Wuya como un idiota a diferencia de Lengya que controlaba bien sus expresiones.

Consolado de la misma manera que Lengya. El pequeño tonto que estaba llorando de consternación hace unos minutos se habia ido por completo. La actitud de Yue Wuya dio un giró de 180 grados y cambió de opinión tan pronto como parpadeó.

—Jejeje~ Cariño, ¿Debería hacerlo lo mejor que pueda? —dijo Wuya, riendo.

Wan Lengya, que vio la expresión tonta de Yue Wuya, lo miró con un pensamiento:

“Este idiota está bajo el control de su esposo.”

(N/T: jajajaja, mira quién lo dice.)

Ni siquiera se dieron cuenta de que sus esposos a su lado estaban mirando a ambos con una expresión de "no se puede evitar" en sus rostros. Sabian lo fácil que era para ellos controlar a esas dos bestias lujuriosas con tan solo unas pocas promesas en asuntos de cama.

Traducido por: Valiz

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