La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 80

Los ladrillos que estaban sobre el suelo del claro estaban inscritos con antiguas runas similares a las que se podían ver en la puerta de teletransportación de Larrings.

Mientras Radis miraba a su alrededor en el espacio abierto, Gorz y Luke dejaron el cofre y se desplomaron en el suelo.

—¡Oh mah gahd!, ¡Finalmente estamos aquí!

—¡Pensé que iba a morir de tanto caminar!

—¡Fue tan difícil!

Radis los miró de reojo con desdén, pero en realidad, Radis también estaba bastante cansada.

Aunque, en lugar de su cuerpo, era su mente la que estaba agotada.

Caminar en la oscuridad donde no se veía el final fue más difícil de lo que había pensado.

Pero no podía permitirse relajarse.

¿Realmente cuánto tiempo ha pasado ya?

Ya debía haber pasado bastante tiempo desde que dejó la mansión del Marqués.

Habían estado en la oscuridad todo el tiempo, así que no sabía con exactitud cuánto tiempo había transcurrido. Pero parecía que había sido un día entero.

Tal vez las personas en la mansión ya la estaban buscando.

Después de esto, tal vez ya no podría usar la excusa de salir a dar un paseo nocturno.

Radis sonrió amargamente.

No es algo que deba ocultar en primer lugar, pero… ¿Por qué lo hice?

Pero la respuesta llegó rápidamente.

Porque no quería que nadie lo supiera.

Radis era buena cazando monstruos, pero nunca se jactó de ello.

Era una fuerza a tener en cuenta cuando se trataba de sobrevivir en el duro ambiente de la región prohibida, pero en el momento en que regresaba a la Casa Tilrod, Radis siempre era tratada como nada más que un perro rabioso que se había revolcado en el barro.

—¿No puedes salir de tu cuarto? ¿Te importa? ¡Oh Dios mío, qué repugnante!

Después de ver la piel de Radis, que se había vuelto violeta después de ser envenenada por la miasma, Margaret se tapó la nariz y retrocedió como si Radis se hubiera convertido en un hongo venenoso.

—Eso no es contagioso, ¿Verdad? Va a ser terrible si David lo agarra, ¡Así que ni se te ocurra acercarte a él!

Radis no pensaba que Margaret pudiera lastimarla ahora, pero Radis aún no se había recuperado de su vida anterior.

¿Cuántas lágrimas derramó mientras se lavaba el cuerpo? Aunque ese tinte violeta nunca se iría con agua…

—……

Radis sacudió la cabeza vigorosamente.

Eso ya no va a pasar más.

Así como Gorz y Luke no serían capaces de causar estragos con esos huevos de monstruo.

Ahora que Radis estaba lejos, muy lejos de la residencia Tilrod, su familia ya no podría atormentarla.

Mientras Gorz y Luke cargaban el cofre nuevamente y susurraban algo entre ellos, Radis se volvió hacia ellos y habló.

—Vamos.

—¿Mmh?

Luke sacudió la cabeza con desesperación.

—¡No podemos ir! ¡Ni un solo paso!

Luke había estado siguiendo obedientemente las órdenes de Radis hasta ahora, pero parecía que ya se había decidido esta vez.

No era de extrañar que Luke actuara de esa forma. Después de haber sido golpeado por Radis hasta que ella se hartó, además de tener que caminar tanto durante todo un día, realmente parecía miserable.

¿Lo golpeé demasiado?

Radis reflexionó sobre sus acciones.

Muy mínimamente.

Entonces, Gorz se levantó con un gemido.

—Yo iré. Luke, quédate aquí.

Gorz sostuvo el mango de la polea que estaba conectado a la pesada puerta de piedra y la cadena.

Giró el mango con tanta fuerza que su rostro se puso rojo.

Pronto, un sonido de estruendo resonó en el aire, y una cadena oxidada levantó la puerta de piedra que comenzó a abrirse poco a poco.

Cuando hubo una abertura lo suficientemente grande como para que pasara una persona, Gorz colgó el mango en el pestillo y se limpió el sudor.

—¡Aquí está, señora!

Radis pasó lentamente por la abertura de piedra.

Mientras cruzaba la puerta, no podía ver nada a través de la espesa niebla que se extendía frente a ella.

No solo estaba húmedo, sino que se sentía como si estuviera bajo el agua.

La niebla era tan densa que se hacía difícil respirar debido al fuerte olor a pescado que provenía de los cuerpos de los monstruos allí.

Más bien, el aire acre del otro lado de la puerta de piedra se consideraba mejor.

Ni una sola ráfaga pasaría dentro de la región prohibida.

Sin embargo, en ese ambiente desolado, a menudo se podía escuchar un extraño aullido que se parecía al sonido del viento.

Llevando el cofre con los huevos dentro, Radis se quedó allí y miró alrededor.

Este sonido.

Este olor.

Le trajeron recuerdos de su vida anterior.

—Vicecapitán, no podemos encontrar ningún rastro del equipo de inspección.

—Algo no está bien.

—¡Vicecapitán…!

Mientras Radis miraba fijamente al bosque, sacudió la cabeza aterrada.

—¡No, no!

La vida de Radis, donde se hacía pasar por David y era la vicecapitana del escuadrón de subyugación, ya había terminado.

Ella ya había muerto.

Aquí, solo era la Radis de dieciséis años.

Esta versión de Radis que decidió vivir solo para sí misma.

Eso nunca ocurrió. ¡No tengas miedo de algo que nunca ocurrió!

Radis se cubrió la nariz y la boca con una manga.

La región prohibida era un lugar donde crecían muchos tipos de hongos venenosos y hierbas.

El aire estancado en sí mismo en la región prohibida también era venenoso porque ni siquiera una brisa fresca pasaría.

Tal vez eso fue lo que causó la repentina reminiscencia de ese recuerdo desesperado justo ahora.

Radis miró hacia atrás y habló.

—Tú, tu nariz y tu boca…

Pero Gorz no estaba allí.

Hubo un fuerte chirrido y luego el sonido de las cadenas girando a través de la puerta de piedra.

A través de la puerta de piedra casi cerrada, se filtró la exclamación de Gorz.

Traducido por: Valiz

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