La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 8

Radis le escribió una carta a Armano, expresándole lo agradecida y lo apenada que estaba de que lo despidieran por su culpa. Un día, descubrió que él le había contestado. Margaret, con una carta en la mano, llegó a su habitación.

Por mucho que se esforzara en practicar la esgrima y fortalecer su determinación, Radis todavía le tenía miedo a su madre. Cuando vio el rostro enojado de su madre, su corazón latió con fuerza.

Radis levantaba habitualmente los brazos alrededor de la cabeza porque pensaba que la iban a golpear.

Pero Margaret no lo hizo esa vez.

Sin decir palabra, arrojó la carta de Armano a la chimenea frente a Radis, con una sonrisa maliciosa en su rostro.

Dolió mucho más que simplemente ser golpeada.

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Pasó mucho tiempo y David se graduó de la academia. Después de eso, se convirtió en aprendiz de caballero.

Pero un aprendiz seguía siendo sólo un aprendiz.

Fue necesario reconocerle méritos para ser nombrado oficialmente caballero.

En otras palabras, tuvo que salir a cazar monstruos.

—¡No quiero ir!

A los dieciocho años, David lloró.

—¿Subyugación de monstruos? ¿Por qué debería unirme a algo así? ¡Me lastimaré! ¡Moriré!

—¡Oh, hijo mío! Sólo tendrás que ir unas cuantas veces.

—¡Brian no va a participar en la subyugación! Su padre lo nombró alumno de un caballero que conocía. Papá, ¿Ni siquiera tienes algunas conexiones para que eso suceda por mí?

Al escuchar a David, Zade salió cojeando del salón.

Entonces Margaret le dijo fríamente a su espalda que se alejaba.

—¡Pregúntale a tu padre!

—Dijiste que nuestra familia era una familia fundadora del Imperio, ¡¿Pero ahora qué?!

David habló como si el cielo estuviera a punto de caer.

—¿Cuántas veces tendré que ir? ¡Mamá, por favor, no finjas que no lo sabes! ¿Tienes alguna idea de lo que sucede en la subyugación? Tendré que luchar en el bosque. ¿Crees que no moriré? ¡Disparan miasma!

David se cansó de eso.

—¿Tienes idea de lo terrible que es el miasma? ¡Es como veneno! Dicen que si vas de caza durante un mes y regresas a casa, debes descansar medio año o morirás. O deberías ir al templo a pagar mucho dinero y ser bendecido por los sacerdotes. ¿Tienes esa cantidad de dinero en esta casa?

—Pero… si matas a un monstruo, obtendrás una piedra de maná, ¿Verdad?

—¿Cómo puedo matar a uno? ¡Me lastimaré! ¡Moriré!

Así que la historia volvió al principio.

Después de escuchar la conversación en silencio, Radis salió y fue a su habitación.

En ese momento, Radis tenía veinte años. Si hubiera sido una noble normal, ya la habrían casado.

Pero no podía. En esa época, los padres o tutores de las mujeres debían preparar la dote para el novio.

Ni Margaret ni Zade le prestaron atención.

Además, como dijo David, no tenían dinero. Los impuestos que cobraban de sus tierras eran muy bajos y era difícil administrar su territorio.

Los Tilrod también tenían una deuda enorme por haber enviado a David a la academia, tanto por sus gastos de matrícula como por sus gastos de manutención.

Además, Radis, que no era activo en la alta sociedad, no tenía relaciones de ningún tipo.

Había chicos saliendo con Jurich, que era tres años menor que ella, pero Radis ni siquiera había conversado con un hombre.

Radis vivía como una sombra.

No había lugar para ella en ningún lugar.

Margaret la maltrataba y Zade le hacía la vista gorda.

Sus hermanos menores la consideraban una molestia.

El único lugar donde podía relajarse y ser ella misma era el terreno vacío donde Armano le enseñó esgrima hace mucho tiempo.

Ahí continuó su formación.

Practicaba el mismo swing una y otra vez. Sólo eso.

Ese día ocurrió lo mismo.

Mientras blandía su espada, se detuvo en medio del entrenamiento cuando vio que su madre se acercaba.

Se preguntó si le darían otra bofetada, pero Margaret no lo hizo.

En cambio, ella habló.

—El señor de Wehnz quiere que seas su esposa. Si eres una mujer sana, ¿No deberías dar a luz a un hijo? No necesitan dote y él te dará dinero. Si das a luz a un hijo, te dará la herencia. Ah, me siento recompensada por primera vez por haberte dado a luz. Ya sabes, es justo que la hija mayor sea la que lleve el sustento de la familia. Él es un hombre de setenta años, pero todavía está vivito y coleando, así que vivan como recién casados.

Margaret sonrió cuando vio que la sangre abandonaba el rostro de Radis.

—¿No quieres? Entonces ve a cazar monstruos en lugar de tu hermano. Podrás manejar esa espada que tanto te gusta. Es muy humillante tener a una hija soltera quedándose en casa. Pero si vas a esa expedición de subyugación, te permitiré quedarte aquí.

Traducido por: Valiz

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