La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 71

Mientras tomaba un sorbo de vino de su copa, Yves dijo:

—Dame un sándwich también.

Irritada, Radis colocó toda la canasta sobre el regazo de Yves.

Yves sacó un gran sándwich de adentro, lo devoró y luego miró alternativamente entre el otro sándwich y Radis.

—…puede comérselo.

—¿En serio?

—Ya cené. No tengo hambre.

—¿Ya cenaste? Yo ni siquiera comí porque estaba ocupado trabajando. Le pedí a Marcel—ah, Marcel es mi asistente. Te lo presentaré más tarde. De todos modos, cuando le pedí a Marcel que averiguara el horario de la subasta, me dijo que era hoy. No sé si es buena o mala suerte, por eso vine aquí sin cenar primero. ¡Por tu bien!

—Estoy muy agradecida…

—Oh, no tienes que agradecerme por esto.

Yves continuó hablando con su tono despreocupado.

—Radis, cada uno de tus deseos es una orden para mí.

—Huu… su sándwich se está desmoronando.

—Ack.

Se cubrió la boca para evitar que el sándwich se derramara, y Radis simplemente lo observó, preguntándose si realmente era un ser humano normal.

Aparentemente, cuando lo vió por primera vez, parecía un hombre lo suficientemente digno como para llevar su título de Marqués, pero…

Bueno, no importa. Mientras haga bien su trabajo.

Cuando cumplía con sus deberes como Marqués, Yves Russell parecía un hombre bastante capaz de todos modos.

El Marquesado no prosperaba exponencialmente, pero el dominio parecía estar funcionando sin problemas.

La palabrapazle quedaba muy bien.

Qué importa la personalidad de un hombre de todos modos. Solo ignoraré sus rarezas.

Radis miró alrededor de la casa de subastas. Ignoró a Yves, quien ahora se acercaba a la ensalada de calabaza.

La casa de subastas estaba llena de gente.

Algunos mostraban sus rostros sin vergüenza, mientras que otros los ocultaban como lo hacía Yves. También había algunos que emanaban un aire peligroso.

Aquí, Radis comprendió un poco lo que Yves quiso decir con peligro antes.

Con una multitud de personas sospechosas entre la audiencia, el subastador subió al escenario y extendió los brazos. Con voz fuerte, habló:

—Señoras y señores, no se realizaron vistas previas antes de esta subasta. Ni siquiera hubo una tasación. ¡Todos estos son nuestros artículos! Depende de ustedes juzgar su valor y fijar su precio. ¡Eso es lo que es el mercado nocturno! Ahora, comencemos la subasta. Aquí está la obra maestra del siglo que todos han estado esperando, “La Mujer en la Túnica”. ¡Comenzaremos con 10 millones de rupens!

Objetos como pinturas, cerámicas y joyas subieron al podio uno tras otro.

A los ojos de Radis, todos parecían sospechosos.

Sin embargo, la audiencia de la casa de subastas parecía muy entusiasmada con todos ellos.

Parecía que su sentido del dinero se había paralizado con esas ofertas que iban mucho más allá de su imaginación.

—¿Qué clase de plato del tamaño de un cuenco para salsa cuesta veinte millones de rubells?

Limpándose la boca después de terminar la ensalada de calabaza, Yves respondió:

—Si es genuino, debería costar alrededor de cincuenta millones de rubells.

—¿Entonces es genuino?

—No estoy seguro. Si lo es, eso es asombroso. Si es falso, entonces es falso. Pero no creo que sea una mala réplica. Bueno, aparte de eso, es hora de que salgan las armas.

Al escuchar la palabraarma, los ojos de Radis brillaron mientras miraba hacia el podio.

Después de exhibir el casco de un héroe de guerra y la armadura de un rey mercenario, finalmente, llevaron las armas al escenario.

—¡Ohhh!

El subastador levantó una espada con su mano enguantada de blanco, y la multitud se emocionó.

—Ahora, estoy seguro de que la mayoría de ustedes hoy han oído hablar de esta hermosa espada de doble filo. Un filo que representa la voluntad de Dios para proteger el mundo, y el otro filo que empuña el poder del diablo, con suficiente poder destructivo para poner fin a una era. ¡Es la Espada de Fuego, ‘Pyrrh’!

En la mano del subastador, una hermosa espada plateada brillaba con esplendor.

La hermosa hoja de la espada se extendía con elegancia, y como una estrella fugaz, un patrón de llamas estaba grabado en ella. La empuñadura, con forma de fuego, también era una obra de arte.

En el centro del mango había una piedra mágica de un rojo brillante, que también resplandecía deslumbrantemente.

Cuando Yves vio la espada, una sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios.

Esa era la razón por la que pospuso todas sus tareas programadas hoy y corrió al mercado nocturno con Radis, solo para mostrarle esa espada.

Bajando la voz a un susurro, el subastador habló en tono misterioso.

—‘La Espada de Fuego’, la espada conocida como ‘Pyrrh’ que el contribuyente fundador del imperio, Alexis Tilrod, empuñó, se había perdido en el mundo… hasta ahora. ¡La subasta comienza en cien millones de rupens!

Al final de la explicación del subastador, Yves levantó su mano con el anillo y dijo:

—1 mil millones de rupens.

—¡…!

El silencio cayó sobre la casa de subastas.

Yves miró a Radis con una sonrisa engreída.

—Radis, esto es todo para ti…

Pero Radis ni siquiera estaba mirando a ‘Pyrrh’.

Se enfocó en un punto detrás del podio, perdida en sus pensamientos.

Notando que Yves la miraba, Radis inclinó la cabeza, perpleja.

—¿Esa espada, la vas a comprar?

—…te la estoy dando.

—¿Qué? No, estoy bien. No necesito una espada tan cara. No quiero llevarme esa espada conmigo.

—¡…!

Entonces, Radis señaló una espada de hierro oxidada que parecía más un garrote que otra cosa.

—Quiero esa. ¿Cuánto costará? ¿Puedo comprarla con mi dinero de bolsillo?

—¡…!

El rostro de Yves se tornó azul.

Traducido por: Valiz

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