0%

La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 70

—¿Suele llevar una canasta de bocadillos a lugares peligrosos?

—Esta niña. ¿Qué clase de peligro estás esperando? Como es el mercado nocturno, por supuesto que es más peligroso en comparación con el mercado diurno. Pero sigue estando dentro de Larrings.

—¿Qué? Niña...

Radis se sintió desconcertada cuando él la llamó así.

Era la primera vez que se escuchaba a sí misma ser llamada de esa manera desde que literalmente era una niña.

Se sentó en silencio durante todo el trayecto hasta la casa de subastas, preguntándose si había cometido un error.

Como Yves mencionó, la casa de subastas parecía estar lejos de cualquier peligro, ya que se encontraba en la franja del bulevar de Larrings.

El mercado nocturno estaba en un espacio subterráneo bajo un edificio de dos pisos, y era realmente amplio y limpio.

La seguridad aquí también era excelente.

—Ahora, Radis.

Yves Russell bajó primero del carruaje y luego ofreció su mano para escoltarla a unos cincuenta centímetros de distancia.

—No te alejes de mí.

Radis pensó que estaba siendo ridículo.

Se alejó sin él, llevando la canasta con una sola mano.

—¡Radis, espérame!

—......

—¿No está pesada? ¿No quieres que la lleve yo? Dámela.

Si un hombre tan corpulento como él cargara una canasta tan linda como esa, y además con una capa negra encima... Se vería tanto ridículo como sospechoso.

Pero Yves parecía estar completamente seguro de sí mismo.

—¿Qué opinas?

—¿De qué?

—Mis modales.

Con lo mucho que enredó la lengua solo para decir eso, la palabramodalessonó más comomorales.

Radis estuvo a punto de soltar una carcajada en ese mismo instante, pero apretó los dientes y contuvo el impulso.

—Si fuera tú, ya me habría enamorado de mí. Pero parece que tú no.

Lejos de enamorarse, para Radis, Yves era la persona más sospechosa de todo el lugar en ese momento.

Con su capa negra, sus hombros anchos y fuertes, pero su toque delicado.

Y con esa linda canasta en sus manos, para colmo.

Dado que Yves se veía así, cuando se acercaron a la entrada de la casa de subastas, los guardias de seguridad naturalmente se mostraron recelosos.

—Esperen.

Bloquearon el camino de Yves.

Entonces, Yves levantó la mano para mostrar el anillo en su dedo.

Allí estaba grabado el escudo de armas del Marquesado Russell, que presentaba un escudo con un león negro delante.

Los guardias, al ver el sello del Marqués, dudaron y retrocedieron. Pero aun así, miraron con sospecha la linda canasta.

Radis tironeó la canasta de las manos de Yves y mostró lo que había dentro. Al ver los apetitosos sándwiches, los guardias se inclinaron y casi se relamieron los labios.

—Vamos, entremos ahora.

Yves también volvió a extender la mano hacia la canasta para llevarla él mismo.

En ese momento, Radis miró su mano y se preguntó si podría apartarla de un manotazo.

—¿Por qué miras mi mano tan fijamente? ¿Quieres sostenerla?

La gran mano de Yves se dirigió entonces a la pequeña mano de Radis y la sujetó con firmeza.

—......

—Ah, hay tanta gente aquí. Se siente sofocante.

—......

—Para deshacerme de ellos. Hm... ¿Qué crees que pasaría si dijera que compraré todo para que se vayan? Ah, no puedo hacer eso porque es una subasta, ¿Verdad? ¡Vaya, allí hay más personas que odio! Menos mal que me vestí así.

Yves siguió parloteando sobre esto y aquello, pero Radis no podía escuchar nada de eso.

Estaba ocupada mirando su propia mano entrelazada con la de él, con los ojos muy abiertos.

La mano de Yves era grande y cálida.

Y además, era muy tierna.

Cuando su mano grande, cálida y tierna envolvió la suya, sintió que sus rodillas estaban a punto de ceder.

—Bien, sentémonos aquí.

Yves eligió dos asientos adecuados para ellos y sentó a Radis.

Naturalmente, soltó su mano porque necesitaba apartar la silla para ella, y solo entonces pudo volver a respirar.

Era la primera vez en toda su vida que sostenía la mano de alguien de esa manera.

Ahora que estaba sentada, agarró con fuerza el asa de la canasta sobre su regazo como si fuera su único salvavidas.

Su rostro se sentía extremadamente caliente.

No debería significar nada, y había mucha gente en ese lugar, así que el Marqués solo estaba preocupado porque no se perdiera.

—Ah, tengo sed. Radis, dame un poco de vino.

La voz grave de Yves junto a su oído hizo que su corazón se desplomara.

Radis sacó el vino y se lo dio a Yves.

Era afortunado que la casa de subastas estuviera oscura.

Yves no parecía notar que su rostro se había puesto completamente rojo.

—¿Me das una copa?

Radis sacó una copa como él le pidió y se la entregó con una mano temblorosa.

—¿Dónde está el sacacorchos?

Radis miró a Yves.

Ya no sentía nervios en absoluto.

—¿Por qué sigue preguntándome a mí?

—Bueno, tú eres la que sostiene la canasta así. ¿Cómo voy a sacarlo yo mismo?

—No hay sacacorchos.

—¿No hay? Entonces, ¿Cómo puedo abrirlo?

—¡Argh, dámelo!

Radis sujetó con fuerza el cuello de la botella de vino y tiró del corcho.

¡Pop! Al sacar el corcho, un sonido repentino resonó en el aire.

Yves sacudió la cabeza con resignación.

—Eres realmente fuerte. ¡Podrías ser una general, una general te digo!

—Ha...

Por mucho que fuera la primera vez, el orgullo de Radis se sintió herido al darse cuenta de que su corazón había latido con fuerza por Yves, de entre todas las personas. Con una mano en la cara, dejó escapar un profundo suspiro.

Traducido por: Valiz

◈❖◈

Si te gustó, Puedes apoyarnos aquí ~  [http://www.paypal.com/paypalme/MangoNovelas]

http://www.paypal.com/paypalme/MangoNovelas

Tambien contamos con página de facebook ~ [https://www.facebook.com/MangoNovelas]

https://www.facebook.com/MangoNovelas

Tambien visítanos en TikTok ~ [https://www.tiktok.com/@mangonovelas]

https://www.tiktok.com/@mangonovelas

Inicio Detalle del manga