La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 69

—Oh, ¿El libro de ese novelista Armano o algo así? Ese libro ha sido muy popular a lo largo de los años.

—¿Popular? ¿Ese tipo de novela? Es un desperdicio de papel.

—Eso no es necesariamente cierto.

Soplando la tinta de lo que estaba escribiendo, Marcel habló.

—Solo hay una copia de ese libro en la biblioteca de nuestro pueblo, y en cuanto lo devuelven, ya hay una larga fila de personas esperando para tomarlo prestado.

—¿Es tan grave? Bueno, debe de ser una novela lo suficientemente popular como para que la hayan convertido en obra de teatro, a pesar de que solo han pasado unos pocos años desde su publicación.

—Por eso hay montones de chicas adolescentes que dicen que van a ser caballeros, y todos están volviéndose locos tratando de detenerlas. De hecho, la cantidad de mujeres que intentaron unirse a la Orden del León Negro aumentó cuando abrieron los reclutamientos.

Yves cerró los ojos, sintiéndose mareado.

—No puedo retractarme porque le dije que le compraría cualquier cosa, así que ahora voy a comprarle una espada. Luego, tendré que deshacerme de todas las copias de ese libro de inmediato.

Yves miró a Marcel.

—No está en los registros. ¿Por qué no tenemos una espada de maná?

—Una espada de maná suele ser un arma personal, así que no preparamos ninguna para almacenamiento. No hay nuevas, pero si buscamos con cuidado, podríamos encontrar algunas viejas.

—Ah, bien.

Yves asintió.

Generalmente llamadas simplemente espadas de maná, esas armas reforzadas con energía mágica se fabricaban forjando metal a partir de la materia prima y fortaleciéndolo con piedras mágicas. El proceso para crear una espada así era tan meticuloso que se consideraban armas especiales que solo los herreros de la región norte de Kelenocross podían fabricar.

Por supuesto, eran caras y raras.

Y, naturalmente, solo los caballeros magos usaban espadas de maná.

Cuando un caballero recibía el sello de caballero mago como prueba de sus habilidades, era común que el señor de un territorio o el propio emperador le otorgara una espada de maná.

No era un objeto que se pudiera encontrar en cualquier almacén.

Marcel preguntó:

—¿Por qué está buscando una espada de maná? Tal vez… ¿Siente que la energía mágica fluye dentro de usted?

—No.

—Entonces no es algo que necesite buscar. Si un caballero que no sabe cómo manejar el maná la lleva consigo, será una carga demasiado pesada. Literalmente será como ponerle un collar de perlas a un cerdo, y…

—Solo concéntrate en tu trabajo.

—Sí.

Mientras Marcel volvía a sumergirse en su pila de documentos, Yves se perdió en sus pensamientos.

¿Debería simplemente tomar cualquier otra espada del arsenal y dársela…? No, eso no será suficiente.

Era un regalo absurdo para una mujer que se había obsesionado con una novela romántica, pero Yves tenía que mantenerse en buenos términos con Radis en ese momento.

Tengo que retenerla a mi lado.

Mirando hacia atrás, había sido una gran decisión que el Marqués se hiciera cargo de Radis hasta que alcanzara la mayoría de edad.

Si Olivier intentaba llevarse a Radis, esta sería la mejor excusa para mantenerla a su lado.

Sin embargo, si Olivier decía que le gustaba Radis y ella lo seguía… detenerlos sería difícil.

Si eso sucedía, parecería que intentaba retenerla por razones distintas.

Radis simplemente tenía que permanecer bajo el control de Yves hasta que Olivier confiara lo suficiente en él.

Para eso, Yves realmente tenía que preparar un regalo que complaciera a Radis.

¿Dónde podría encontrar una espada de maná…?

───── •🏵️• ─────

Esa noche, Yves apareció una vez más frente a Radis, quien estaba a punto de regresar a su habitación después de haber comido un tazón lleno de estofado con carne tan tierna que prácticamente se derretía en su lengua.

—¡Radiiis…!

Yves la llamó, jadeando por lo rápido que había estado corriendo.

—Ven, haa, haa, conmigo…

—Marqués, tómese su tiempo. No voy a ninguna parte, así que hable despacio.

Después de recuperar el aliento, Yves habló.

—El mercado nocturno, ¿Quieres venir conmigo?

—¿A dónde?

—¡A una subasta! ¿No quieres elegir tu propia espada?

En el momento en que escuchó la palabraespada, los ojos de Radis brillaron.

—¡Voy!

—Bien, entonces prepárate.

Yves habló con un tono serio.

—A diferencia de un mercado diurno, es bastante peligroso.

—¿En serio?

Y en el instante en que escuchó que era peligroso, Radis se quedó inmóvil.

Había pasado cuatro años cazando monstruos.

No quería ser un estorbo si alguna vez se enfrentaban a una situación peligrosa.

Así que, sin dudarlo, se puso un lindo vestido que en realidad no quería usar y luego un colorido sombrero que ni siquiera le gustaba mucho.

Por otro lado, Yves terminó usando la habitual capa negra.

Allen preparó un carruaje común sin el escudo del Marquesado y también llevó una pequeña canasta.

Con voz nerviosa, Radis preguntó:

—¿Hay un arma ahí dentro?

Allen levantó en secreto la cubierta de encaje de la canasta y mostró lo que había dentro.

—Es una botella de vino y unos cuantos sándwiches de pollo. También hay una porción de ensalada de calabaza. Por favor, cómelos si sientes hambre.

Llena de confusión, Radis simplemente tomó la canasta y subió al carruaje.

Traducido por: Valiz

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