La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 65

Adaptado de un capítulo de la novela original, 〈 Dame Angela 〉, la obra se tituló 〈 Dame Angela y dos hombres 〉 y estaba destinada a ser una farsa.

Al principio de la obra, el romance entre Dame Angela y el príncipe Christian era la trama principal.

Radis, que no conocía el contenido de la obra original, se enamoró de la dulce actuación de los dos actores principales.

Sin embargo, con la aparición de un nuevo personaje llamado Lamia, hubo un cambio tonal en la obra.

Lamia, quien adora a Christian, molestaba repetidamente a Angela e interfería en las aventuras del grupo.

Radis siguió mirando.

Honestamente, le molestaba Lamia, pero generalmente había tales obstáculos en cualquier historia.

Sin embargo, pronto se reveló una cruel verdad que Angela y Radis no sabían.

Era el hecho de que Christian y Lamia estaban comprometidos.

—¿Huuuuh?

Radis estaba realmente, verdaderamente enojada.

Soltó un largo suspiro para calmar la furia que hervía dentro de ella.

—¿Qué pasa?

Mientras tanto, Yves apenas podía contener su aburrimiento detrás de ella. Preguntó qué sucedía.

Radis ya no pudo soportarlo más y arrastró al débil Yves hacia adelante.

—¡Christian, ese horrible idiota! ¡Tenía una prometida desde el principio, entonces, por qué perseguía tanto a Angela!

—Los héroes suelen ser tales lujuriosos…

—El héroe es Angela, no Christian.

—Entonces ella sigue conectada con Verno. Viendo lo triste que era su canción para ella, creo que Verno está serio con Angela.

—Cierto. Verno es mucho mejor que Christian. Y con Lamia, me preguntaba qué tipo de problema tenía con Angela cuando la molestaba, pero se lo merecía. Vio a su prometido mostrando cariño con alguien más—si es hasta ese punto, entonces fue incluso demasiado amable.

—¿Amable? ¿No viste cuánto los molestaba?

Radis pretendió romper algo con ambas manos.

Viendo esto, Yves solo negó con la cabeza.

—No sé quién podría tener una mujer como tú.

—No es necesario que se preocupe por eso, Marqués.

Radis se concentró nuevamente en la obra.

Detrás de ella, Yves encontró con entusiasmo la mirada de Olivier, pero Radis no se dio cuenta.

Esto se debía a que la obra estaba llegando al clímax.

Angela, que se dio cuenta de la traición de Christian, cayó en una profunda desesperación.

Su amor era infinitamente puro, y por eso la desesperación resultante era más profunda y oscura.

El clímax de la obra fue cuando las llamas rojas de Angela se volvieron negras.

La espada roja que había estado usando para cortar a sus enemigos sin dudar se había vuelto completamente negra.

Angela no podía moverse, como si se hubiera convertido en piedra.

Hadas oscuras salieron y danzaron alrededor de la inmóvil Angela, y finalmente, Angela colapsó.

Los gritos de tristeza surgieron de toda la audiencia.

Fue en ese momento.

—¡Angela!

Verno apareció. Levantó a Angela y la abrazó.

Angela, que estaba en sus brazos, parecía ya haber fallecido, y él cantó una canción dolorosa y triste llena de amor.

—¡Hiiic…!

Con la canción de Verno, Radis rompió en llanto. Se sonó la nariz con un pañuelo y derramó muchas lágrimas.

El verdadero amor de Verno por Angela la hizo abrir los ojos nuevamente.

La oscuridad retrocedió, y las hadas rojas saltaron al escenario, bailando emocionadas.

—¡Oh!

Radis se sorprendió.

¡El sabio Luminus bajaba del cielo!

Para ser exactos, estaba colgado de una cuerda atada al techo y descendía lentamente, pero.

—¡Ahh, el amor puro ha salvado este mundo!

Mientras el sabio Luminus descendía del cielo, la audiencia en el primer piso exclamó sorprendida.

—¡Como es la providencia, también es el destino!

Luminus proclamó esto con una voz profunda y fuerte, agitando sus largas mangas blancas con fuerza—quizás porque le era difícil equilibrarse en el aire.

Todos los actores subieron al escenario y bailaron bellamente, y así, la obra terminó allí.

Radis aplaudió junto con los demás.

Hasta que sus palmas comenzaron a adormecerse.

—Radis.

Al agarrar su hombro, Yves Russell se estremeció.

Radis estaba llorando con la nariz mocosa.

—¡Marqués!

Con las lágrimas cayendo por sus mejillas, Radis continuó.

—¡Gracias muchísimo por traerme aquí…! ¡Nunca olvidaré su bondad!

Era la primera vez en la vida de Radis que se sentía tan conmovida hasta el punto de las lágrimas.

Como el Marqués, la obra fue magnífica.

Yves estaba desconcertado.

—¿Por qué lloras? ¿Fue tan triste que comenzaste a llorar?

—No es que esté triste, ¡Es porque estoy conmovida!

—Dios, aquí…

Yves sonrió mientras sacaba un pañuelo.

Luego, tomó la barbilla de Radis y cuidadosamente le secó los ojos y la nariz con el suave pañuelo.

—¿Fue tan divertido de ver?

Mientras su barbilla seguía en su mano, Radis asintió varias veces.

Se sentía como si hubiera escapado a un maravilloso sueño.

Nunca había tenido la oportunidad de sentirse así antes.

Se dio cuenta de que quizás esa era la razón por la que incluso el indolente David iría al teatro mientras estaba disfrazado.

Con una sonrisa, Yves la soltó.

Luego, colocó un sobre en su mano.

Radis preguntó entre sollozos.

—¿Qué es esto?

—Ábrelo, mi notable piedra de paso.

Radis sacó una nota del sobre.

El contenido era breve.

La próxima vez que nos encontremos, ¿Podrías sonreírme también? —O.A.

Los ojos hinchados de Radis miraron a Yves, quien sonreía ampliamente mientras levantaba el pulgar.

—¿Qué es… esto?

Traducido por: Valiz

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