La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 61

El carruaje se detuvo frente al Teatro Rosa Dorada.

Para hacer honor a su espléndido nombre, el Teatro Rosa Dorada tenía tanto su interior como su exterior adornados con olas doradas.

Yves Russell, quien se bajó primero del carruaje, sostuvo la puerta y sonrió a Radis mientras la miraba hacia atrás.

—¿Vamos, Mi Lady?

—¿…Mi Lady?

Era la primera vez en su vida que la llamaban así.

Pero luego, después de ver a Radis subir las escaleras cubiertas de alfombra roja del teatro con el Marqués Russell como su escolta, ¿Quién no la llamaría así?

Parecía que había una pequeña reunión social en el hermoso vestíbulo en ese momento.

Las personas que llegaron al teatro para ver una obra se reunían en el vestíbulo mientras charlaban.

Entonces, un caballero con un bigote muy elegante se acercó a Yves.

—¡Oho, quién tenemos aquí! ¿Es usted, Marqués Russell?

—¡Cuánto tiempo sin verlo, Conde Braunt!

—¡Jajaja! Parece que ha crecido mucho. Se ves tan digno, también. ¡Mi esposa, ven aquí! ¡Mira quién es!

La Condesa Braunt y algunas otras personas en el vestíbulo se acercaron.

Parecía que Yves los conocía a todos.

Después de saludarse entre ellos, era natural que todas sus miradas se posaran sobre Radis.

Yves habló.

—Esta dama aquí es la señorita Radis Tilrod.

No acostumbrada a ser el centro de atención, Radis sintió inmediatamente su rostro arder. Pero aun así, los saludó lo más educadamente posible.

—Vaya, si es de la familia Tilrod, ¿Entonces es esa familia Tilrod? ¿De cuyo antepasado es el caballero Alexis Tilrod, uno de los padres fundadores del país?

—Así es, señora.

—¡Vaya, ahora que lo pienso, el Marqués también tiene a Verad Russell, quien es un padre fundador del imperio, ¿Verdad? ¡Oh, Dios mío, qué increíble!

—Es muy significativo verlos juntos de esta manera.

Con eso, comenzó un aluvión de conversaciones.

Radis no pudo seguirles el ritmo.

Luz dorada caía sobre su cabeza, desde las paredes y desde las columnas que la rodeaban por todos lados.

El teatro en sí ya era espectacular, pero las sonrisas de todos los que estaban a su alrededor eran aún más deslumbrantes.

Risas elegantes, bromas sutiles sobre lo oportuno de todo esto, un brindis repentino, champán, más risas.

Parecía que la estaban asaltando con diez alucinaciones al mismo tiempo.

—...es.

—…

—¡Radis!

Despertando de su ensueño, Radis miró hacia arriba. Estaba ahí, de pie, como una borracha con ambas manos ocupadas por dos copas de champán. No pudo rechazar cuando se las ofrecieron.

E Yves Russell tenía una sonrisa burlona en sus labios mientras la miraba.

—Dios mío. Solo tienes que fingir que tomas un sorbo y devolverlas. ¿Te las bebiste todas?

Yves Russell tomó las copas con champán sobrante de las manos de Radis y se las entregó a un sirviente.

Luego, colocó el dorso de su mano sobre la mejilla de Radis con suavidad.

—Tu cara está completamente roja, Radis.

Radis estuvo a punto de romperle la muñeca por instinto, pero no pudo hacerlo. Tal vez fue porque estaba demasiado avergonzada o porque estaba demasiado mareada por el champán.

Bueno, eso es un alivio.

No sabía qué habría pasado si hubiera roto su muñeca en medio de ese muy concurrido vestíbulo del teatro.

—…es que me ruborizo fácilmente.

—Espera un momento.

Yves fue a buscar agua con hielo para ella.

La sentó y también se sentó frente a ella, sonriendo mientras la observaba terminar de beberse el vaso.

Los que observaban esta escena se quedaron con los ojos muy abiertos.

—Parece que su relación no es común.

—¿El Marqués Russell finalmente tiene una amante?

—Nunca fue tema de ningún escándalo, aunque sí hubo todo tipo de rumores sobre él. Aun así, es un poco un alivio.

Mientras Radis tomaba un poco de agua con hielo, un empleado del teatro le trajo un folleto.

La obra se llamaba, 〈 Dame Angela y dos hombres 〉.

Intrigada, Radis abrió el folleto.

La obra era una adaptación de la parte romántica de la novela titulada 〈 Dame Angela 〉.

Radis miró a Yves.

—¿Has leído la novela?

—¿Qué novela?

—’Dame Angela.’

Yves Russell negó con la cabeza casualmente.

—No.

—Esta obra está adaptada de la novela.

Radis habló con una expresión triste.

—Esto... nunca he leído la novela de esto, pero ¿Podré conocer la historia cuando vea la obra?

Yves se encogió de hombros.

—No importa. La novela es una novela, y esta obra es una obra, ¿No? ¿No son dos cosas separadas?

—¿Eh? ¡Son diferentes! Haa, si me lo hubieras dicho de antemano, ¡No habría leído el libro! Pasamos por un portal solo para ver una obra, pero esto... debería al menos leer todo el folleto.

Extendiendo el folleto, Radis miró al Marqués Russell.

—¿No debería leerlo el Marqués también?

—Entonces, léelo por mí.

—……

Antes de leerlo en voz alta, Radis le lanzó una mirada fulminante a Yves.

—En el pueblo de Dolrit, residía una niña llamada Angela, y ella tenía un poder misterioso sobre el fuego. Todos los aldeanos le temían y pensaban que era una bruja.

Al leer la palabra "fuego", Radis se estremeció.

Pero es solo la trama de una novela. Continuó leyendo.

Traducido por: Valiz

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