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La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 55

—¡Otra vez! ¡Tu mano otra vez!

Gritando, Margaret fulminó con la mirada a Jurich, cuyo rostro estaba cubierto de lágrimas y mocos.

—¿No puedes al menos tener uñas bonitas? Si las muerdes así, quedan horribles.

—¡Uwaaaaah! —lloró Jurich.

—No hay esperanza para estos malditos Tilrod. ¡No tienen salvación! ¿Qué pasa cuando hay dinero? Todo se escapa de las manos de ese incompetente y estúpido patriarca. Todos los hijos que di a luz son casos perdidos, solo me dieron dolores de estómago. ¿Tu hermana mayor? Observa con cuidado cómo esa despreciable bruja intenta sobrevivir. ¿Y tu hermano? ¿Cuándo demonios entrará en razón?

—¡Uwaaaaaaah!

—¡Cállate! ¿No sabes hacer otra cosa que llorar, eh?

Margaret sacudió los hombros de su pequeña hija como loca.

—¡Jurich Tilrod, solo me has estado atormentando todo este tiempo!

—¡AAH! ¡Mamá, basta! ¡Por favor, para!

Mientras Jurich gritaba de miedo, Margaret la empujó.

Jurich cayó al suelo y golpeó con fuerza, quedando aún más desarreglada.

Llorando en el piso, completamente deshecha, Jurich parecía realmente miserable.

Ni siquiera podía respirar bien y comenzó a jadear mientras lloraba.

Extrañamente, al ver la apariencia desdichada de su hija, Margaret se sintió aliviada.

—¡Levántate, Jurich Tilrod!

—¡Huk, uhuk, uhuuuk!

Aunque sentía que el mundo entero se le venía encima, Jurich se levantó de manera instintiva.

La niña estaba dominada por el miedo. Si no obedecía a su madre, realmente sería abandonada por todo su mundo.

El miedo de Jurich no era infundado.

De hecho, ¿Acaso su madre no había abandonado a su hermana mayor, Radis, de esa manera?

—¡Hiic, huuuk, uwahhh!

Jurich intentaba convencerse de que Radis no había sido abandonada.

Sin embargo, tenía un presentimiento, como un instinto animal.

Era como si, en un día lluvioso y ventoso, su madre hubiera mordido el cuello de su hermana y la hubiera sacado del nido. Sabía instintivamente lo que había sucedido, incluso si no lo había presenciado.

La silenciosa muerte de su hermana.

Suck, suck.

Jurich chupó su pulgar y se aferró desesperadamente a Margaret.

Margaret miró a Jurich con los ojos entrecerrados.

—¿Por qué te comportas como un bebé? ¡Ya tienes catorce años!

Pero, extrañamente, al ver que su hija actuaba como si tuviera menos edad, Margaret se sintió tranquila y mejor.

Una sonrisa escalofriante se dibujó en los labios de Margaret, sin saber si era de alegría o desesperación.

Era una sonrisa insidiosa, como la de una vieja reina reafirmando su dominio mediante actos de tiranía hacia quienes la señalaban con el dedo.

Margaret limpió las lágrimas y los mocos de Jurich con el borde de su vestido, luego habló con voz estricta.

—Tienes que ser buena con tu mamá, Jurich Tilrod. ¿No sabes cuánto he sacrificado por ti? ¿No quieres recompensar a tu madre? Tienes que convertirte en una gran persona y casarte bien. Eso es todo lo que mamá quiere, ¿De acuerdo?

Con la mente a medias, Jurich siguió chupándose el pulgar mientras asentía.

—Muy bien. Ve a lavarte ahora. Oh, Dios mío, tu cara es un desastre. Ay, ¿Dónde quedó mi sentido común? Tengo que encontrar al enemigo. Es obvio dónde estaría ahora mismo.

Conduciendo el corazón de su hija más profundamente hacia el abismo, Margaret se levantó con una expresión muy aliviada y tiró de la cuerda para llamar a una doncella.

Después de pedirle a Irene que llevara a Jurich para lavarla, Margaret arregló su propia apariencia.

Por supuesto, estaba a punto de buscar a Zade.

Quizá ahora mismo, Zade estaba borracho en el bar que frecuentaba o sentado frente a una mesa con cartas, tenso tras muchas horas ahí.

Si no estaba en esos lugares, tal vez estaba en la casa de Flora, permaneciendo en ese lugar parecido a una madriguera todo este tiempo.

Sin embargo, los planes de Margaret se vieron frustrados por un invitado inesperado.

—Soy Felice Roschilde.

Era Felice, el hombre de la familia de caballeros Roschilde que Radis conoció en el banquete.

Aunque era un invitado que llegó sin previo aviso, Margaret sabía lo que debía hacer, ya que era un Roschilde.

No había otra opción que invitar a Felice a pasar, dado que provenía de una familia prestigiosa, así que su salida quedó pospuesta.

Antes de que una criada pudiera traerles té para beber, Felice fue directo al grano.

—Señora Tilrod, ¿Escuchó hablar de mí por parte de la señorita Radis?

No sabía de qué hablaba, pero en el momento en que escuchó mencionar el nombre de Radis, Margaret sintió que algo ominoso estaba por suceder.

Intentando levantar las comisuras de sus labios para formar una sonrisa, Margaret respondió.

—Umm, ella no está en casa en este momento. Esa niña realmente no podía ser controlada. Ni siquiera escuché hablar de usted por parte de ella, señor Roschilde. ¿Hizo algo malo?

—Perdóneme la descortesía. En realidad, me impresionó la joven. Como la hija mayor de la familia, la señorita Radis parecía tener pensamientos profundos sobre el futuro del hogar. Me pidió un puesto en el escuadrón de subyugación de la familia Roschilde.

—¡Oh, cielos! ¿Es quizás para David...?

Por supuesto, eso era un malentendido.

Lo que Radis le pidió a Felice fue un puesto para ella, no para David.

Sin embargo, Radis estaba tan nerviosa que su explicación no fue suficiente, y Felice tenía el prejuicio claro de que una joven no pediría un puesto en un escuadrón de subyugación para sí misma.

Así que Felice supuso que Radis hizo la solicitud en nombre de su hermano, no de ella misma.

Traducido por: Valiz

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