La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 48

Radis continuó leyendo su carta.

[Existen varios métodos de entrenamiento para purificar y enriquecer el yang, aunque creo que es demasiado pronto para que los conozcas.

Pero mi linda discípula, para saciar tu curiosidad sobre aquello que brilla como la estrella más brillante en el cielo nocturno, te diré que la base del entrenamiento del maná es tratarlo con delicadeza.

El hecho de no poder expresar todo esto por escrito también me produce una dulce sensación de derrota. ]

¡Ay, ay! ¡Ay!

En la punta del dedo índice derecho de Radis, una bola de maná roja, parecida a una llama, revoloteó y produjo un sonido ondulante. Y ante eso, Radis respondió interiormente a la carta: "Es más que suficiente, maestro".

[Y sobre lo que preguntaste, sobre la relación entre una piedra mágica obtenida de monstruos y el maná purificado.

No sabía que tenías un lado tan extraño.

Eres una linda chica. ]

—Así que el profesor no lo sabe.

La carta revoloteó en la mano de Radis y ella dio vuelta el papel.

[Quería partir hacia el sur para poder encontrarme contigo una vez más, sin embargo, hay algo urgente que necesito hacer primero porque ya ha pasado mucho tiempo desde que pasó la fecha límite que le prometí a mi jefe.

Pero mi más linda, más encantadora, más adorable discípula, estoy listo para ayudarte en cualquier momento, cuando me necesites.

Si necesitas mi ayuda, envíame una carta en cualquier momento.

No estés demasiado impaciente por el día en que nos volvamos a ver. ]

Radis dobló cuidadosamente la carta de Armano.

—Mmm…

Luego tomó una cucharilla que estaba sobre la mesa.

¡Zas! Una llama conjurada envolvió la cucharilla.

Dirigió su atención hacia las yemas de sus dedos.

Ella ya sabía cómo manejar el maná.

En su vida anterior, ya había creado un núcleo de maná y había aprendido a usar el maná practicando por sí misma.

El maná no tenía forma ni figura, pero dependiendo de cómo lo manejaras, se convertía en un arma más amenazante que cualquier otra.

Su maná en aquel entonces era una espada muy afilada.

Era un arma que ella usaba para luchar contra todo lo que se le venía encima.

Ella usó su maná sin cesar y lo perfeccionó lo suficiente como para que se volviera más afilado que cualquier otra cosa.

—Mmm.

Radis bajó la barbilla mientras el maná en forma de llama envolvía toda la cucharilla, pareciendo como si las dos sustancias se estuvieran fusionando.

Ella no estaba satisfecha con eso, pero incluso solo con esa cucharilla, podría llegar al centro de Monsterwood.

—En primer lugar, creo que la cantidad de maná que tengo es bastante considerable. No es que me faltara maná esa noche, sino que mi cuerpo no podía seguir el ritmo.

Radis reunió su maná.

Entonces la cucharilla, que no soportaba la presión del maná, se quebró y se partió en dos verticalmente.

—¡Aaaaaa!

Al levantar verticalmente la cucharilla que estaba partida en dos, Radis se sorprendió al sentir el sudor correr por su cuerpo.

Ella simplemente usó lo que había conjurado, pero no pensó que eso realmente sucedería.

—Esto podría ser caro… no, no debería serlo, ¿Verdad?

Radis no tuvo más remedio que esconderlo bajo la alfombra.

—La tiraré más tarde cuando me vaya.

Radis levantó la taza de té y bebió el té que le quedaba, mirando el reloj.

Se acercaba la hora de su encuentro con el Marqués Russell.

Su expresión se volvió un poco más oscura.

───── •🏵️• ─────

—¡Radis…!

El cuello de Yves Russell estaba rojo y su respiración era áspera.

—¿Por qué eres tan terca? ¿No sabes lo importante que es esto?

Ante las palabras de Yves, Radis se sonrojó y evitó su mirada.

—Sí, no lo sé. No tengo ni idea de por qué Su Excelencia está tan obsesionado con esto. ¿Es realmente tan importante?

Nadie lo vio, pero la frente de Yves Russell se arrugó, pero luego se alisó nuevamente.

—Solo aguanta esta vez.

—…dijo eso la última vez, pero esta ya es la segunda vez.

El cuerpo de Yves Russell se estremeció ante el sonido del gemido de Radis.

Al final, como se había vuelto tan impaciente, se encargó de desabrochar el primer botón de su camisa.

Con un tono dominante disfrazado de cortesía, susurró suavemente.

—Radis, ¿No tienes que pagar por tus comidas?

Traducido por: Valiz

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