La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 35

Durante toda su vida, ella nunca sintió ningún amor por parte de su familia.

Entonces, para ser amada, ella intentó romper todo su cuerpo solo para hacerse un lugar con ellos.

Pero al final, lo único que ella deseaba nunca se hizo realidad.

A pesar de todos los esfuerzos que hizo para ser amada, lo único que Radis recibió fue un dolor terrible e insoportable y la traición de su familia.

Cuando esta segunda oportunidad llegó a ella, Radis ya no quiso repetir esa vida.

Quería librarse de esas cadenas a las que llamaba miembros de su familia. Para ello, tendría que abandonar la familia Tilrod.

Aún así, a pesar de que tenía recuerdos de su vida pasada, actualmente era solo una niña de dieciséis años, por lo que no sería fácil abandonar la cerca de la familia.

El deseo desesperado de Radis se hizo demasiado simple con solo el contrato que tenía con el Marqués Russell.

Ella no sabía cuánto pagó el Marqués Russell para llevarse a Radis, pero su familia solo estaba preocupada por la posibilidad de que él cambiara de opinión y terminara no llevándola consigo.

Gracias a eso, con una especie de serenidad que nunca antes había sentido, Radis terminó de prepararse para dejar a la familia Tilrod.

Radis decidió deshacerse de las cosas que alguna vez usó y que seguramente serían descartadas después de que ella se fuera.

Espejo, peine, tocador, armario… eran cosas que había usado en su última vida, hasta el último suspiro que dio.

Esos objetos evocaban un recuerdo de su terrible vida anterior.

Radis los quemó a todos como si estuviera prendiendo fuego a la vida infernal que no quería volver a repetir.

Cuando quemó los objetos viejos y empacó las cosas que necesitaría para su nueva vida, su pequeña habitación quedó vacía.

De pie en la puerta de la habitación vacía, Radis lo asimiló todo de una vez.

Como una aparición, la joven de cabello rojo cortado al azar estaba junto a la ventana y se la podía ver a través del reflejo del cristal.

—Lo siento, pero lo que quieren para ustedes mismos nunca se hará realidad.

Radis dijo, desconsolada.

—Ahora voy a vivir para mí misma.

Ella cerró la puerta.

En el pasillo estaba Irene con su equipaje.

Sus labios estaban arrugados y distorsionados, pero sus ojos temblaban extrañamente.

Entonces, justo cuando Radis estaba a punto de pasar junto a ella,

—…esto es raro.

—…

—¿Por qué Milady se va a otra casa cuando ni siquiera se va a casar? ¿Y por qué se les paga dinero al amo y a la señora por ello?

Radis pudo ver a Irene agarrando el asa del bolso.

—Cuando llegué a esta mansión como sirvienta, mis padres lloraron y dijeron que lo sentían. Me vendieron como sirvienta porque mi casa era pobre, y eso solo sucedió porque mis hermanos menores no tenían nada para comer. Pero ese no es el caso del Maestro y la Señora. ¿Por qué la están vendiendo, Milady?

Irene susurró rápidamente en voz baja.

—¿Por el Marqués Russell? No, milady. ¿No conoce los rumores que circulan en torno al Marqués? Dicen que en realidad es un monstruo. Le estoy diciendo la verdad. ¡La señora Luda dijo eso!

Radis miró a Irene en silencio.

Desde que un plato de sopa cayó sobre la cabeza de Irene, su relación había cambiado.

Irene realmente comenzó a servir a Radis como una joven dama de la Casa Tilrod.

Una vez que aceptó a Radis como su superior y no solo como un "miembro descarado de la casa a quien podía intimidar cuando quisiera", la extraña lealtad de Irene comenzó a cambiar gradualmente de Margaret a Radis.

Irene sintió pena por Radis y por lo que tuvo que pasar, y comenzó a ver cómo Margaret estaba siendo demasiado dura con su hija mayor.

Y poco a poco, ella empezó a ponerse del lado de Radis así como así.

Sin embargo, Radis estaba a punto de irse.

—Y ella tendría que seguir viviendo aquí.

Radis recordó la muerte de Irene en la vida anterior.

Aquí, Radis no participaría en las expediciones de subyugación en lugar de David, por lo que Irene no necesitaría ser asesinada solo para mantener ese secreto.

Sin embargo, con eso en mente, Irene podría morir antes de lo que lo hizo antes.

—Deja eso ir.

Radis tomó la bolsa que Irene agarraba.

—Seguro que lo sabes. Estoy harta de esta casa y de los Tilrod. Preferiría incluso vivir en Monsterwood. Pero ahora que puedo quedarme en el Marquesado de Russell, ¿Qué podría ser mejor que eso?

Su voz era tan fría como el hielo.

—No tienes que fingir que estás de mi lado sin ningún motivo. Eso no te traería ningún beneficio. Sería mejor si pudieras prestar atención a cómo actúas por aquí.

—¡Milady…!

—Vendieron a su hija biológica de esta manera. ¿Qué crees que le harían a una criada?

—¡…!

—Cuídate. Durante el mayor tiempo posible.

Radis bajó las escaleras con su bolso.

Frente a la mansión, estaba esperando el carruaje que envió el Marqués Russell.

E inesperadamente, Margaret y Jurich también estaban en la entrada.

Radis llevaba su equipaje y, a regañadientes, dijo algunas palabras mientras pasaba.

—Adiós. Mantenganse saludables.

Los labios de Margaret comenzaron a torcerse en una forma extraña.

No se podía discernir si había decidido sonreír o fruncir el ceño.

Con una sonrisa forzada, Margaret habló.

—Dios mío, hablas como si nunca me fueras a volver a ver. Nos volveremos a ver pronto.

—…

Traducido por: Valiz

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