La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 23

En ese mismo momento Radis casi le gritó a Huber que se fuera.

Pero ella no pudo hacerlo.

La voz de Huber era bastante fuerte en ese momento, por eso había atraído la atención de muchas personas en ese momento.

La expresión de Radis se endureció.

Después de eso, era mejor que Huber la insultara. Cada vez que recibía algún tipo de favor de otras personas solo por presumir, era algo que no podía soportar.

Radis dio un paso atrás.

—Me niego.

—¿Por qué?

—Ya se lo dije. Tenía algo que hacer.

—¿No se había quedado parada en un lugar? ¿Adónde va? La acompañaré.

Radis señaló en una dirección aleatoria.

—¡Allá!

Por coincidencia, señaló hacia el baño de mujeres.

Huber parecía haberse sentido avergonzado por eso.

¿Qué podía hacer si ella quería ir al baño?

Mientras Huber estaba nervioso, Radis rápidamente se alejó y fue en la dirección que ella señaló.

A juzgar por lo rápido que corría, parecía como si fuera alguien que tenía mucha prisa por ir al baño.

—¡La estaré esperando aquí mismo!

Se oyó a Huber gritar detrás de ella, pero Radis fingió no oírlo.

—Robert… creo que fue ahí.

Radis pasó por el baño de mujeres y se dirigió hacia el camino arqueado que conducía al hermoso jardín central.

Fuera del salón de banquetes, el jardín estaba tranquilo, pero también había algunas personas.

Radis miró alrededor de los pilares del camino arqueado para encontrar a Robert, evitando la atención de las otras personas.

Pero Robert no estaba.

—Debo haberlo visto mal.

Radis sintió que su pulso se hacía más lento.

No había manera de que Robert pudiera estar ahí.

Teniendo en cuenta su familia, realmente no estaría.

Probablemente vio a alguien que se parecía mucho a él.

A medida que la tensión en su cuerpo disminuyó, sus pies comenzaron a doler.

De pie, con la espalda apoyada contra un pilar, levantó un poco la falda de su vestido para mirar sus pies.

Había estado de pie sobre tacones altos a los que sus pies no estaban acostumbrados durante mucho tiempo y justo ahora, corrió a toda prisa para evitar a Huber. Tenía los dedos de los pies entumecidos.

Además, el cuero barato de los zapatos le roía los talones y se le formaba un charco de sangre.

—Dios mío.

Cuando vio cómo el cuero se había levantado sobre su piel, no pudo distinguir si eran solo zapatos o si realmente eran un dispositivo de tortura.

Radis apretó los dientes y se quitó los tacones de los pies.

Cuando se quitó los zapatos empezó a brotar sangre.

Estaba de pie, descalza, sobre el frío suelo de mármol, mirando en silencio esos instrumentos de tortura de color rosa. El tacón de un zapato estaba casi completamente roto.

—Huh…

Le dolían un poco los pies, pero tuvo que volver a usar los tacones cuando regresó al salón de banquetes.

La residencia del Marquesado Russell no era un lugar fácil de recorrer.

Solo para alcanzar su objetivo de hoy, tenía que regresar a ese salón de banquetes incluso si eso significaba que tendría que pararse sobre sus manos.

Ella avanzó con determinación, pero empezó a flaquear.

Caminar con tacones rotos era más difícil de lo que pensaba. Cada vez que caminaba, sentía como si el tacón doblado fuera a romperse por completo.

—¡Aaah!

Finalmente, Radis cayó al suelo con un grito.

“Ay dios mío.”

Radis se sintió tan ridícula mientras yacía indefensa en el suelo, con el cuerpo rígido.

Ella tropezó.

¡Ella era la vicecapitana del Escuadrón de Subyugación Imperial!

Ella, que había corrido sin parar, incluso después de que su tobillo se enganchara en las enredaderas del bosque, ¡Incluso después de atravesar un pantano negro que se tragaba sus pies!

“¿Están malditos estos tacones?”

Con tal duda en su mente, Radis se levantó lentamente.

Sin embargo, no fue tan fácil debido a todas las capas de su vestido.

Radis, que llevaba ese incómodo vestido con incómodos tacones altos, intentó levantarse, maldiciéndose a sí misma como si fuera un animal aburrido.

En ese momento.

—¿Está bien?

Radis levantó la cabeza reflexivamente.

—¡…!

Ella estaba realmente muy sorprendida, pero eso no se reflejó en su rostro.

El hombre que la miraba mientras estaba arrodillado… era la persona más hermosa que había conocido en sus dos vidas.

Su cabello plateado que le llegaba hasta los hombros era como hilos de plata brillantes.

Enmarcado por su hermoso cabello había un rostro de porcelana que parecía obra de un maestro artesano.

El hombre de cabello plateado se inclinó para comprobar su estado.

Entonces, la luz de la luna brilló sobre su cabello plateado, haciendo que pareciera que había un halo sobre él.

Cuando volvió a mirar hacia arriba, Radis vio los ojos amatista más hermosos del mundo.

En ese momento, una campana pareció sonar en su cabeza.

Rápidamente se vieron los labios rojos moverse mientras sonaba la campana. Incluso su voz era tan hermosa como su apariencia.

—¿Puede ponerse de pie?

Pero sus ojos estaban… claros.

Era una descripción sencilla, pero no pudo encontrar otras palabras.

No había emociones en los claros ojos morados que parecían amatistas.

Traducido por: Valiz

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