La Hija Mayor Camina Por El Sendero De Las Flores Novela capítulo 16

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En su vida anterior, el cuerpo de Radis quedó en un estado horrible.

El miasma que entró en su sistema era extremadamente venenoso para los humanos.

Los que se exponían a ello debían tomarse el tiempo necesario para descansar mientras esperaban que el miasma desapareciera por sí solo. De lo contrario, tendrían que ir a un templo y pagar una suma considerable para recibir un ritual de purificación a cargo de un sacerdote.

En aquel entonces, Radis no tuvo más remedio que soportarlo todo ella sola.

Su piel, que también había estado expuesta a la sangre de monstruos durante tanto tiempo, se volvió de color púrpura oscuro, y algunas partes de su cuerpo incluso ya estaban pudriéndose.

No era solo su piel.

El misama impregnó profundamente cada parte de su cuerpo.

Su vista se fue deteriorando poco a poco y su cuerpo se fue debilitando.

En esa terrible situación, superó las limitaciones del cuerpo y la mente humanos que pensó que no podía soportar.

Descubrió cómo transformar el miasma en maná.

Como resultado, no murió, sino que se hizo más fuerte.

Pero eso fue sólo una medida temporal.

Y hubo efectos secundarios.

Aunque ganó fuerza gracias al miasma, tuvo que vivir con el dolor tortuoso de un cuerpo envenenado completamente por el miasma.

Su visión se volvió borrosa e incluso cuando su piel era tocada apenas un poco, sintió como si le estuvieran aplastando los huesos.

Había momentos en que los cristales negros se mezclaban con la sangre que ella tosía. Cada vez que eso sucedía, ella pensaba que su muerte no estaba muy lejos.

Entonces ahora que había regresado a su cuerpo de dieciséis años, Radis sintió el máximo confort por primera vez en mucho tiempo.

—No puedo creer que se sienta tan bien estar saludable.

La puerta de su dormitorio estaba cerrada desde fuera, por lo que ella logró escapar hacia el tejado saliendo por la ventana.

Ella no tuvo ningún problema para moverse.

Esas extremidades ágiles y ese cuerpo ligero le resultaban desconocidos, pero se sentían bien.

Sin que le doliera el cuerpo, practicaba su esgrima incluso si no tenía una espada en sus manos.

Podía sentir con sus pies descalzos las ardientes tejas de arcilla del techo iluminado por el sol.

El techo estaba inclinado, pero para ella era como un terreno llano.

Ella era alguien que una vez vagó ágilmente por el duro bosque de los monstruos.

Subió por el tejado empinado con los pies y las manos descalzas.

Su base fueron los conocimientos básicos de esgrima imperial que Armano le enseñó.

Sin espada, asumió la posición de un caballero.

Por supuesto, durante la batalla, no había tiempo para adoptar esa postura a la perfección, pero siempre que podía, la voz de Armano parecía resonar en sus oídos.

—Hay enemigos frente a ti y hay personas que debes proteger detrás de ti. En medio de ambos está tu espada. Debes observar todo.”

Armano miró a los ojos a la joven Radis, que todavía estaba en la postura del caballero, y continuó.

—Hay algo que no debes olvidar nunca: detrás de tu espada hay alguien a quien también debes defender con todas tus fuerzas. Eres tú misma, Radis. Tienes que protegerte.”

Armano nunca le dijo esas palabras a David, y eso siempre despertó la curiosidad de Radis.

¿Por qué Armano le dijo eso sólo a ella?

Sus pies pisaron los ladrillos.

Su juego de pies era la base de su movimiento.

Rápido, despacio. Con fuerza, suavemente.

Ella avanzó como una corriente fluida.

Mientras se lanzaba, no se olvidó de mantener la espalda defendida.

La base de la esgrima imperial era la defensa.

Un caballero nunca debía perder el control de las emociones que eran como una ola furiosa.

Siempre debía haber espacio para proteger lo que había detrás de un caballero, por eso su forma estaba lista para regresar en cualquier momento, como ondas sobre la superficie de un lago.

Muchas cosas habían sucedido desde que aprendió la esgrima imperial con Armano, y su técnica había cambiado, pero ella nunca olvidó esa base.

Ella había practicado a menudo esa técnica de esgrima docenas o incluso cientos de veces en un solo día.

Sin importar si estaba en tierra firme, en un bosque árido o en medio de una vasta oscuridad.

A veces perdía el equilibrio y se desplomaba en el suelo, pero se levantaba sin fallar.

Porque fue a través de su espada que ella vivió.

—¡Huuu…!

Empapada en sudor y ahora incapaz de mover un solo músculo, Radis se recostó en el techo.

El cielo azul sobre ella era interminable.

Las nubes blancas se dispersaron en algunos lugares, luego se fusionaron nuevamente en otros, extendiéndose lo más lejos que pudieron.

—El cielo… es tan bonito.

En su vida anterior, ni siquiera podía permitirse el lujo de mirar al cielo.

Sólo antes de morir, en su lecho de muerte, pudo mirar hacia arriba.

Sin embargo, para entonces ya había perdido casi toda la visión.

En ese momento, podía ver claramente incluso los bordes de las nubes revoloteando.

Eso solo la hizo llorar lágrimas de alegría.

Traducido por: Valiz

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