La Emperatriz Se Volvió A Casar Novela capítulo 44

Para ser honesta, dudaba que la tensión entre nosotros pudiera aliviarse tan rápido, pero rechazarlo solo empeoraría nuestra relación.

—...

Sabía que la respuesta racional era sí. Una relación desarmónica entre el Emperador y la Emperatriz revelaría debilidad ante nuestros enemigos, y aunque Sovieshu amara a otra mujer, era mi deber mostrarle a todos que me llevaba bien con él.

—¿Emperatriz?

Sin embargo, la respuesta se atascó en mi garganta. Mi orgullo estaba herido. Era difícil no verse afectada por emociones tan fuertes cuando mi esposo amaba a otra mujer y la había tomado como concubina. Antes, cuando Sovieshu y yo teníamos problemas, podían ser ignorados, pero eso ya no era posible. Cualquiera con una pizca de ingenio sabía que cada vez que peleábamos, era por Rashta.

—Sí.

Forcé una sonrisa y asentí.

—Lo espero con ansias.

Cuando escuchó mi respuesta, Sovieshu sonrió y levantó el brazo nuevamente.

—¿Caminamos juntos?

—Por supuesto.

Paseamos en silencio. El eco de nuestros pasos resonaba en el sendero de piedra, y la brisa acariciaba agradablemente nuestros rostros. En el pasado, había tenido muchas caminatas agradables con Sovieshu y compartido silencios cómodos con él. Esos días se habían ido...

Me contuve de suspirar, y Sovieshu rompió el silencio.

—¿Sabía que el Gran Duque Kapmen sigue en el palacio?

—Sí.

Por supuesto, había revisado los documentos pertinentes, pero ¿Por qué mencionaba de repente al Gran Duque Kapmen? Lo miré, y Sovieshu explicó.

—Kapmen quiere abrir relaciones diplomáticas entre Rwibt y el continente Wol.

¡Oh…! ¿Así que para eso está aquí?

—Los funcionarios tienen opiniones variadas sobre si es beneficioso o no. El continente Hwa, donde está Rwibt, es ciertamente exótico y atractivo, pero es demasiado diferente del continente Wol. Además, estamos demasiado lejos para influenciarnos significativamente.

—Los esfuerzos por establecer comercio serían un drenaje para las arcas del estado.

—Exactamente. Hay muchas cosas que discutir. ¿Cuál es la opinión de la Emperatriz?

—El Gran Duque Kapmen se graduó de la academia mágica en Wirwol. Autónoma o no, está claramente en territorio del Imperio Oriental. Rwibt puede ser demasiado diferente en cultura, pero el gran Duque ha pasado muchos años en este Imperio y debe haberlo considerado más que nadie. El Imperio Oriental está en una posición relativamente buena para abrir relaciones diplomáticas, así que no hay razón para perder esta oportunidad.

Sovieshu solía consultarme sobre diversos asuntos, y yo respondía naturalmente. Asintió en acuerdo. En lugar de comentar sobre mi respuesta, cambió ligeramente de tema.

—¿Alguna vez ha tenido una conversación privada con el Gran Duque Kapmen?

El Gran Duque Kapmen. Me había criticado por no manejar a Rashta adecuadamente. ¿Debería llamar a eso una conversación?

—Solo brevemente...

Bien, lo llamaré conversación. Sovieshu habló de nuevo.

—Kapmen dijo que si abriéramos relaciones diplomáticas con Rwibt, le gustaría que la Emperatriz estuviera involucrada.

—¿El Gran Duque Kapmen?

Sovieshu parecía preguntarse qué clase de palabras había intercambiado con Kapmen, pero yo también me lo preguntaba. ¿Por qué Kapmen me había criticado?

—Dijo que quiere que esté en la próxima reunión.

Después de una conversación que comenzó con mi cumpleaños y terminó con Kapmen, Sovieshu regresó al palacio oriental, mientras yo seguía paseando sola. Sin embargo, los pensamientos sobre Kapmen y mi cumpleaños parecían distantes.

Francamente... estaba escéptica. ¿Permitiría Rashta, quien quería asistir a un banquete especial de solo veinte personas, que Sovieshu y yo nos fuéramos solos a la villa? Bueno... había una alta probabilidad de que termináramos siendo tres en lugar de dos, y yo acabaría completamente estresada.

Suspiré al acercarme a una fuente, cuando vi al Príncipe Heinley. Me detuve sorprendida. Estaba exactamente en el mismo lugar donde lo había dejado. Pensé que habría ido a caminar o regresado a sus aposentos, ¿Qué seguía haciendo aquí?

—Reina.

¿El Príncipe Heinley había percibido mis sentimientos? Giró la cabeza y sonrió.

—¿Por qué no se ha ido aún?

Me acerqué a donde estaba sentado junto a la fuente, chapoteando el agua con una mano.

—Mmm... ¿Puedo decirle la verdad?

Sacó la mano del agua y sonrió suavemente.

—Estaba esperando que volviera.

—¡!

—Cuando alguien se pierde, debe quedarse donde está.

—¿No conoce el camino?

—No intuitivamente.

Saqué un pañuelo y se lo ofrecí con una sonrisa. Lo tomó, secó su mano y luego lo guardó.

—Mi pañuelo.

Soltó una risa al ver mi expresión avergonzada cuando extendí la mano para recuperarlo.

—No se preocupe. Se lo devolveré después de lavarlo.

—Está bien.

—Pero así podremos vernos otra vez, ¿Podremos vernos otra vez, verdad?

Sonrió con facilidad, y asentí ante su tono juguetón. Al mismo tiempo, recordé lo que había dicho unas horas atrás.

—Príncipe Heinley. Sobre mi cumpleaños.

Me había dicho que estaba aquí por mi cumpleaños, aunque no creía que fuera del todo cierto. Parecía querer pasar tiempo conmigo, y me sentía apenada y quería que me comprendiera.

—No creo que podamos pasar tiempo juntos ni compartir una comida.

—¿No podemos?

—El Emperador quiere ir a la villa real. Solo él y yo.

Traducido por: Valiz

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