La Emperatriz Se Volvió A Casar Novela capítulo 31

La actitud de la Emperatriz era tan distante y fría como un glaciar. Heinley se quedó atónito mientras observaba su perfil. Su voz baja y suave cautivaba sus oídos, pero su tono helado aún más. ¿Cómo sonaría si dijera su nombre de esa manera?

Heinley tragó en seco mientras su imaginación le hacía dar vueltas la cabeza. Quería arrodillarse ante esa emperatriz imponente y cubrir su mano de besos. Quería escucharla hablar con esa voz fría y darle órdenes. ¿Cómo se sentiría obedecer sus mandatos y luego rebelarse?

Había comenzado como curiosidad. Sentía curiosidad por la emperatriz de un país extranjero, así que viajó hasta el palacio para verla. A pesar de los rumores que decían que estaba hecha de acero o hielo, era sorprendentemente amable y encantadora con las aves.

Sin embargo, los rumores no estaban del todo equivocados, aunque le sorprendió ver su lado más común. Sintió simpatía al ver cómo mantenía una fachada fuerte mientras lloraba en secreto. La escuchó hablar consigo misma mientras intentaba contener las lágrimas. Lo que la gente quería no era una emperatriz amada por el emperador.

Pero para él, ella era increíble. Pensaba que, bajo su apariencia fuerte, había una figura vulnerable, pero descubrió que bajo esa vulnerabilidad había una figura aún más fuerte.

El sentimiento de curiosidad y atracción se convirtió en ansiedad después de conocerla en persona. ¿Por qué lo ignoraba cuando intentaba hacerse notar? ¿Por qué fingía no conocerlo? ¿Por qué no intentaba buscarlo? ¿Acaso los consuelos de sus cartas, las bromas que habían compartido, solo habían sido un sentimiento unilateral? O tal vez su orgullo se vería herido si alguien la cuidara.

Pero a medida que Heinley se acercaba más a ella, comenzó a sentir ira. No le gustaba ver las cosas que la agobiaban o le causaban dolor. Sabía por experiencia lo difícil que era controlar la propia reputación, hasta el punto de que casi había peleado por ello en el pasado.

—¿Estás celosa de Rashta, por casualidad?

Cuando la mandíbula de la Emperatriz se endureció ante la burla de Sovieshu, el príncipe Heinley sintió un impulso aún más violento que en el comedor. La emperatriz congelada era encantadora, pero las cosas que la hacían ser así no lo eran. Pudo escuchar la voz de McKenna en su mente, instándolo repetidamente a no causar un incidente. Le molestaba a Heinley no poder defender su honor de manera oficial.

—Su Majestad el Emperador. Debe ser más prudente.

Finalmente, Heinley habló. McKenna se enfurecería cuando se enterara de eso. Su rey estaba postrado en cama y los asuntos de la corte eran un caos. ¿Realmente quería enemistarse con el Emperador del Imperio Oriental? A pesar de ello, Heinley no pudo evitar intervenir.

—Esto no le concierne, Príncipe Heinley.

—Soy testigo. ¿Cómo podría apartarme de esto?

Heinley añadió una sonrisa mientras se colocaba junto a la Emperatriz.

—Su Majestad, no se preocupe. Seré yo quien difunda los rumores sobre la verdad. Su reputación no se verá empañada por este error.

Las cosas podrían haber empeorado de no ser por McKenna, quien llegó corriendo al lado del Príncipe Heinley y se lo llevó.

—Lo escuché decir algo sobre reputación. ¿Está cambiando de rumbo?

Heinley caminó en silencio hacia el palacio del sur mientras McKenna lo regañaba.

—Haga lo que siempre hace, Príncipe. No luche de frente, luche desde las sombras. ¿Por qué intenta hacer algo que no se e da bien? ¿Y por qué tiene que ser con el Emperador del Este? A este paso, nuestro espionaje será inútil.

Los regaños de McKenna se intensificaron en cuanto cerró la puerta, pero Heinley lo ignoró y tomó una silla.

—¿Qué va a hacer con la silla? ¿Va a golpearme?

—Siéntate.

Cuando McKenna se sentó, Heinley tocó su cabeza y le transfirió maná. Con un grito, McKenna se convirtió en un pájaro azul, y su ropa cayó al suelo. Sus ojos se abrieron de par en par mientras el Príncipe Heinley se dirigía a su escritorio y luego le extendía algo.

—¿?

—Entrégale esto a Elgy.

—…

—No me meteré en problemas, así que ve y entrégalo. Lucharé desde las sombras, tal como dijiste.

Traducido por: Valiz

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