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El Maníaco Obsesivo Intenta Confinarme Novela capítulo 5

[Traductor: Pryse]

El Maníaco Obsesivo Intenta Confinarme

Capítulo 05

Mi plan original era solo caer y romper el tazón que la otra criada traía en sus manos, pero ella también terminó cayendo debido a la falta de equilibrio.

“¡Kyaak!”

Frustradamente miré a la criada.

El remordimiento me causó una punzada.

“¡Ugh! ¡Ahora que hago!”

La criada se inquietó cuando vió el tazón roto.

“Lo siento, ¿Estás bien?”

Fingí y puse una expresión triste. No fue a propósito porque no tenía el objetivo de derribarla.

La criada me dedicó una mirada amarga antes de bajar la cabeza.

Entre las criadas también hay clases. El rango bajo es en el que las criadas se hacen cargo de todo tipo de trabajo. En particular, una criada de rango bajo es la que trabaja arduamente en la cocina. Y yo pertenecía a un rango bastante decente entre las criadas.

“Lo siento mucho.”

“Estoy bien…“

Para demostrar que estaba bien, sacudí mi brazo y me tambaleé un poco en cuanto la adversa se puso de pie.

“¿Te lastimaste tu tobillo?

“…”

“Sería demasiado trabajar en esta condición”

Me levanté mirándola con ojos lamentables.

“Trabajas en la cocina y te encargas de los platos, ¿Cierto?”

“¿Si? ¡Si!”

“Te ayudaré.”

Me miró desconcertadamente. Sonreí con la intención de calmar su preocupación, como si le dijera que no se preocupara.

*****

“¿Por qué estás aquí?”

El chef puso una cara disgustada, como respuesta a su cara yo le respondí con una sonrisa entusiasta.

“La criada, que se supone que debía venir, se lastimó y decidí venir por ella.”

“¿Por qué?”

“Se lastimó porque choqué con ella. Lo siento, por eso decidí venir en su lugar.”

El chef me miró fijamente, su mirada fue un empujón a mi respuesta desvergonzada.

A la perspectiva del chef, debo lucir como una persona muy extraña, pero bueno, no le presté más atención y empecé a lavar los platos sin preocuparme.

Una de las tantas humillaciones de Richard fue “La comida”.

La comida”.

El tazón para perros hirió su orgullo y en cierta ocasión le pusieron “fruta” en la comida.

Según la novela, “alguien” ordenó a una criada de la cocina que combinara un polvo hecho de bayas secas con la comida de Richard.

El nombre de la fruta era Flaret.

Para los humanos comunes, es una fruta ordinaria, pero para los Trascendentes es otro caso.

Aquella fruta, en la sangre de un Trascendente, causa emoción extrema.

El problema era que nadie sabía qué pasaba si un Trascendente se agitaba mucho.

Apetito, deseo sexual y el deseo de asesinato. La agitación provocó que Richard tuviera estas 3 necesidades.

Por eso era el protagonista masculino loco.

Por supuesto, por el deseo de asesinato.

Con un cuerpo lleno de restricciones mágicas, no se pudo hacer nada, y la naturaleza de la restricción mágica devolvió el ataque físico que el oponente había infligido al cuerpo de Richard

Richard solo siguió sufriendo en soledad.

En la novela, las personas que le hicieron tal cosa a Richard se revelaron más tarde.

Fueron los adoradores del diablo.

Aquel grupo odiaba inimaginablemente a los Trascendentes y lo hacían todo para deshacerse de ellos.

“Agradéceme, Richard.”

Agradéceme, Richard.”

Te voy a salvar.

Le impedí escapar, pero…

Cuando vi el tobillo de Richard, me sentí culpable, así que tomé la decisión de servirle de buena forma.

Terminé de lavar los platos, es hora de llevarle su comida a Richard.

Me tardé un poco en lavarlos.

“Vendré de nuevo.”

Vendré de nuevo.”

A partir de la próxima vez, cuando el chef empiece a cocinar, vendré con antelación para vigilar que la criada no esté haciendo de las suyas.

De hecho, esa no fue la única razón por la que quise lavar los platos.

“Buen trabajo.”

El chef observó cómo finalicé mi deber con los platos y habló bruscamente. Él también ya había terminado de preparar la comida de Richard. Pero hoy, además de la comida de Richard, había postres.

Me sorprendí porque al chef normalmente solo le importa el valor nutricional y no dedicaba mucho esfuerzo al sabor.

“Esto es para ti, cómelo.”

“¿Yo?”

“Si. Es la primera vez que conozco a una criada como tú, así que disfruta y come deliciosamente .”

Pensé que era un insulto, pero al ver que me daba el postre, parece que no es así.

Me quedé perpleja y acepté el postre que me dió.

“Gracias. Lo disfrutaré.”

Sonreí y recogí cuidadosamente la bandeja con comida.

Es hora de ir a ver a Richard.

En el camino, empaque el hielo y la toalla delgada tal y como me aconsejó Emily.

Tomé esto y aquello y me dirigí a la habitación de Richard.

*****

Richard estaba atrapado en la oscuridad como de costumbre. Ahogado en aquella habitación subterránea, donde no llegaba ni un rayo de sol.

Se recargó contra la pared y cerró sus ojos. No había otra cosa que pudiera hacer más que quedarse quieto.

Estaba acostado, pero de repente, su nariz percibió a la lejanía un aroma fascinante.

Ah, viene “La criada”.

La criada”

Al no poder tomar supresores, sus sentidos se sensibilizaron más.

Con su aguda audición, podía escuchar los pasos únicos de la criada viniendo desde lejos.

Como si estuviera poseído.

Él quería salir de la habitación y encontrarse con ella.

Nunca pensó sentirse atraído por un aroma tan fascinante. Richard era un talento prometedor, tenía potencial. Era un Trascendente difícil de encontrar, incluso buscando en todos los continentes, el contenía un poder inigualable entre todos los Trascendentes.

Un Trascendente que todo el mundo notaría.

Al mismo tiempo, una presa notable para los “Adoradores del diablo”.

En el Imperio, los grupos heréticos habían estado profundamente arraigados durante un largo tiempo.

Especialmente los Adoradores del diablo. Eran un grupo que había traído mucho caos al Imperio.

Los adoradores del diablo no dudaron en cometer actos atroces, como sacrificar a la gente normal.

Y el mayor interés de este grupo tan loco eran los Trascendentes.

Seres bendecidos por Dios.

Los bendecidos por Dios, eran todo lo contrario a los Adoradores del diablo.

Los Adoradores del diablo aborrecen a los Trascendentes y los cazan. Richard, que no quería terminar en asuntos problemáticos, ocultó su identidad, pero algunos adoradores de igual forma terminaron descubriendo que era un Trascendente.

Para Richard fue agotador.

Richard mató a todos los Adoradores del diablo que se le acercaban.

Entonces un día.

Los Adoradores del diablo idearon un plan para capturar a Richard.

Ya harto de esto, Richard usó sus poderes con la intención de acabar esto de una vez por todas.

Tuvo que luchar con un intenso dolor, un dolor que te podría llevar a la locura.

Ese día Richard fue capturado. Sin embargo, Richard no tenía planeado quedarse de brazos cruzados. Atrapado, su principal objetivo era escapar, sólo deseaba libertad. Iba a usar todo lo que pudiera para ser libre.

Un objeto, una situación o… una persona.

Así que no dudó en seducir a los que le servían.

Tal vez un día ellos podrían resultar ser útiles, así que siempre les daba algún espacio para su uso.

De hecho, Richard no hacía mucho. Solo los saludaba cálidamente con una sonrisa.

Eso era todo.

Sin embargo, todos los que pasaban por él, eran poseídos por él.

Esta criada era solo un peón más. O eso pensaba Richard.

Hasta que olió el aroma de la criada.

El cuerpo de la criada exudaba un fuerte aroma que no había evocado ningún otro sirviente antes.

Sentía que su cabeza iba a ser ahogada por el aroma aterradoramente seductor.

Milagrosamente, su dolor disminuye cuando olía el aroma, a pesar de no tomar supresores.

Así que por impulso preguntó. ¿Qué perfume usas?

Poniéndose a pensar en ello, no fue una pregunta divertida.

Richard no sabía el nombre de la criada. Pero ¿De qué serviría saber su nombre? De todos modos, en unos días cambiará de turno, no valdrá la pena recordarlo.

Incluso si lo recordara, solo sería por el aroma que ella poseía.

“Llegaste, criada.”

Richard sonrió como habitualmente lo hacía.

Hoy también le habían dado su comida en un maldito tazón para perros.

Cada vez que comía usando ese plato, su orgullo se agrietaba. Sin embargo, aún no era momento de mostrar sus verdaderas emociones.

La criada no entregó la comida inmediatamente como de costumbre, sino que se paró en la puerta.

“¿Criada?”

“Espera un minuto.”

La criada desplegó cuidadosamente la toalla, que al parecer contenía algo escondido en ella. Entonces, algo que Richard nunca esperaba estaba ahí.

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