Después De Mi Muerte Mi Marido Enloqueció Novela capítulo 35

[Traductor: Pryse]

“Diálogos”

‘Pensamientos’

*Sonidos*

T/N: (nota de traductor)

Después de mi muerte, mi marido enloqueció

Capítulo 35

Mientras tanto, el Barón de Wheddon, un padre dueño de mucho resentimiento, estaba pasando el tiempo tranquilamente en el salón.

Para asistir a la fiesta organizada por una figura prominente del norte, Silas tuvo que comprar una cantidad bastante sustancial de vino.

‘Al menos no se gastó en vano’.

Se sentó, levantando la copa mientras escuchaba los susurros que fluían a su alrededor. Hoy, como era de esperar, Inverness volvió a ser el centro de atención.

"Las tormentas eléctricas siguen haciendo estragos, ¿verdad?"

"Parece que el Duque está actuando un poco raro. Esa maldición, ya sabes, que aparece de vez en cuando..."

Los nobles se reunieron en el salón, hablando como si no tuvieran nada mejor que hacer. El tema más candente sin duda giraba en torno a la familia Inverness. Desde la maldición que llevó a la duquesa a suicidarse hasta la maldición que corría a través de su línea de sangre, fue una secuencia de eventos que hizo que los corazones de los indiferentes nobles latieran de emoción.

"Parece que los sirvientes de Hillend se van uno por uno. Afirman que ya no pueden vivir aquí, están demasiado asustados o algo así".

"Bueno, ese es un rumor bastante creíble, entonces".

"Terrorífico, ¿no es así? Una maldición que vuelve loca a la gente una por una. A este ritmo, el Duque podría seguir a su esposa y suicidarse".

Una pequeña risa estalló, y una sonrisa peculiar se arrastró sobre los labios de Silas mientras escuchaba la conversación.

‘Suicidio, ¿eh?’

Como si esa chica bastarda se suicidaria alguna vez. Silas reflexionó sobre su linaje e inclinó la cabeza. A pesar de sus humildes orígenes, era una niña con una fuerte obsesión por la vida y una vitalidad tenaz.

Y sobre todo...

‘Esa chica debe haber despertado sus poderes’.

Silas drenó su vaso, recordando a Nathan, que había regresado con una mirada descontenta en la cara y le había contado lo que había pasado.

[Debe haberse vuelto loca. ¿Dónde aprendió un comportamiento tan extraño? ¡Ella estaba jugando con arañas!]

Silas suspiró de arrepentimiento, deseando haber visto a Sebelia tan pronto como escuchó la historia. Sin embargo, ¿qué podría hacer? El funeral ya había tenido lugar, y Sebelia estaba dentro de ese ataúd o...

‘Ella debe estar huyendo’.

Sabía muy bien de lo que era capaz Sebelia. Su madre lo había tomado por sorpresa de una manera similar y huyó.

"No me enamoraré por segunda vez".

La despreciable cara del hombre brilló sobre su vaso vacío.

* * *

De pie frente al espejo, Sebelia pasó su mano por su cabello cortado. Su impresionante cabello de color avellana, ahora en un estilo corto llamativo, enmarcó la cara de la mujer. No se pudo encontrar ningún rastro de la pálida y sin vida Sebelia en ninguna parte.

"...me gusta".

Sebelia se sonrió en el espejo por primera vez en mucho tiempo. No podía hacer nada con los ojos azules que había heredado de su padre, pero incluso cambiarse el pelo la hacía parecer una persona diferente.

"Solo cambié el color de mi cabello, pero es muy diferente”.

¿A la gente le habría gustado un poco más si hubiera sido así desde el principio? Tales pensamientos cruzaron la mente de Sebelia de forma fugaz, pero ella los desestimó rápidamente.

‘Por supuesto que no’.

Incluso si la gente alrededor del señor Wheddon la encontrara incomparablemente hermosa, la habrían detestado por alguna razón u otra.

Porque soy hija de una madre que me abandonó.

Ese es simplemente el destino de una niña ilegítima que no fue aceptada en la familia.

‘...se acabó. Ahora todo está en el pasado’.

Sebelia se puso el abrigo con una expresión decidida. Con sus preparativos completos, era hora de que se fuera a una nueva ciudad.

"Denisa, ¿has empacado todo?"

Llamando a Denisa, Sebelia se volteó a la ligera. La luz del sol corrió a través de la ventana abierta y cayó suavemente por el pasillo, seguida de un canto de pájaro azul.

"Ven aquí".

El pajarito se precipitó y se posó sobre su hombro.

Fue un comienzo agradable para un nuevo día.

* * *

La finca después del funeral solía estar envuelta en un ambiente sombrío. La gente pasaba su tiempo recordando a los difuntos, clasificando los recuerdos tácitos, cada uno perdido en sus pensamientos. Pero ese no es el caso en esta habitación.

Roman, que había servido como médico de la familia Inverness durante tres generaciones, ya ejerció su máxima fuerza tratando de estabilizar su voz.

"Señor, por favor, manténgase tranquilo y racional..."

"¿Tranquilo y racional, dices?"

Dehart agarró a Roman por el cuello y lo miró con una mirada escalofriantemente tranquila. Sus ojos eran espeluznantes por derecho propio, con una superficie como el oro finamente pulido.

"Esa es una virtud que tú deberías poseer como médico. No es la ética que tú debas imponerme".

Roman se ahogó contra su agarre.

"¿Así que, como médico, fuiste tan racional que ni siquiera pudiste atender adecuadamente los momentos finales de mi esposa y, en su lugar, la confiaste a algún médico local insignificante?"

Su voz áspera resonó a través de la habitación. Roman se puso pálido y se tragó con fuerza.

‘Mierda, mierda, mierda’

Roman cerró firmemente los ojos, recordando cómo terminó en esta situación. Todo se debió a que lo habían llamado con urgencia después de escuchar la noticia de un incendio en la mansión.

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