Después De Mi Muerte Mi Marido Enloqueció Novela capítulo 19

Dehart sabía que Roger era un hombre objetivamente respetable. Después de haber criado al hijo de su hermano hasta la edad adulta sin buscar títulos, poseía cualidades que merecían elogios. Sin embargo, al mismo tiempo, Dehart sabía que había muchas caras para una persona.

Como ahora.

‘Bueno, parece un destino que quiere mantener oculto a su sobrino’.

El desdén parpadeó en los ojos de Dehart mientras perseguía a Roger en la oscuridad. Había pasado alrededor de una hora desde que había empezado a seguir a su estimado tío, y Dehart finalmente se encontró llegando a una de las peores guaridas de opio, incluso dentro de los barrios marginales. Todavía más extraño, Roger lo llevaba cada vez más profundo en el callejón, más allá de los adictos al opio esparcidos.

‘Me pregunto qué está escondiendo’.

Los callejones más profundos que las habituales guaridas de opio, solían ser el hogar de aquellos que se beneficiaban de las sombras del mundo.

*Crujido*

En ese momento, algo le llamó la atención a Dehart. Estaba a punto de descartarlo como basura y despejar su camino cuando dudó y se detuvo en su lugar. Fue entonces cuando Ryan le susurró.

"Señor, si le molesta, puedo encargarme de lo que está por venir—"

"No".

Sus ojos dorados, brillando en la oscuridad, leen lentamente las palabras en el papel. El papel estaba muy perfumado con la colonia que llevaba y las palabras eran inusualmente familiares.

[Cinco rumores relacionados con las peculiares preferencias sexuales de Sebelia. Difundiendo detalles de sus hazañas de la infancia después del encuentro...]

"Ah".

Dehart se pasó una mano por el pelo. Jaja. Una risa hueca se le escapó, una chispa encendida debajo de sus ojos dorados.

"Claro, con que así terminó siendo".

Su voz era asesina. Fue como si un rayo lo rodeara por un momento. Los adictos al opio que lo habían estado mirando con los ojos nublados retrocedían de miedo mientras rápidamente Dehart tomaba el control del callejón, sacando guantes negros de su bolsillo.

En un chasquido, se llevó los resistentes guantes de cuero hasta las muñecas y se los puso.

‘Me preguntaba qué tipo de rata eras, la que comía y dormía en mi casa, ¿o tal vez la verdadera rata que me crió?’

"Mi Señor", dijo Ryan, no para menospreciar a Dehart por llamar rata a su tío, sino para llamar su atención sobre algo.

La mano de Ryan señaló a algún lugar. Muy lejos, Roger estaba desapareciendo en las profundidades del callejón. La mirada de Dehart se estrecha.

Un fuego frío ardió detrás de los ojos de Dehart mientras se extendía por los fétidos callejones.

‘¿Cómo te atreves?’

Roger era una de las pocas personas en las que confiaba. No sólo lo crió, sino que había hecho de su misión servir a su familia, sin embargo, se había encargado de ensuciar el honor de Sebelia.

‘Es por eso que seguía diciendo tonterías, preguntando si alguna vez consideraría ver a otras mujeres. Dijo que estaba preocupado por mi falta de heredero, y sugirió que conociera a otras mujeres. Por supuesto, sonaba como mierda de perro. No, sonaba como algo que un perro le vería la cara a su dueño”.

[Dehart, una mujer que no puede tener hijos, no es una esposa adecuada, y todo el mundo entenderá tu elección.]

Era un montón de mierda. Fue Dehart quien decidió no acostarse con Sebelia en primer lugar, así que ¿por qué debería ser su culpa? Así que desestimó con calma las tonterías de Roger.

[Soy joven y mi esposa también. Decidiremos cuándo tendremos hijos, para que puedas descansar tranquilo, tío.]

[¿Cómo puedo descansar tranquilo cuando tu padre murió cuando solo tenías siete años?]

Pero Roger se mantuvo firme y superó su locura, y finalmente Dehart se vió obligado a jugar su última carta.

[...Muy bien, esto es lo que haré.]

[¿Qué?]

[Elegiré al niño más fuerte de la familia como mi sucesor. Incluso si tengo mi propio hijo, si es débil, nunca podrá convertirse en el heredero.]

Al mismo tiempo, algo brilló en el aire, golpeando el pie de Roger antes de desaparecer.

[¡Tú...!]

Dehart hizo una mueca mientras se abría camino por el estrecho callejón, su cara tenía una mezcla de resentimiento y desconfianza.

‘¿Cómo te atreves a hablar de traición?’

Sus puños y su mandíbula tensados hicieron que su ira con Roger se aclarara como el día. Si pudiera hacer un acto tan despreciable para dañar a Sebelia, ¿de qué más era capaz? Dehart recordó en silencio el mineral abandonado y el traidor que fue asesinado durante el interrogatorio.

Roger estaba tomando un camino que conducía a las afueras de la ciudad. Dehart sacó su espada y lo siguió con cautela. Su corazón latía de ansiedad.

‘Tengo que hacer esto rápido y volver inmediatamente a la finca’.

Poco sabía que Sebelia ya se estaba preparando para abandonar la mansión.

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