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Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso Novela capítulo 147

[Traductor: Mayu]

Los de Delrose se maravillaron ante la luz que ahora brillaba desde el cielo. Removía algo en ellos, como un recuerdo largamente olvidado de los veranos que nunca habían conocido aquí, en la región invernal.

“¡Deprisa!” llamó Etra al carruaje de Milo, pero no aminoró la marcha. El tiempo era demasiado valioso.

En cuanto llegó a la mansión, bajó rápidamente del caballo y le tendió el manojo de hierbas a Ves, que esperaba en la puerta. La doctora se giró de inmediato y corrió hacia las escaleras con Etra pisándole los talones. El paso de Ves parecía demasiado lento para Etra, así que se agarró a la doctora y medio la llevó escaleras arriba.

“Prepara esto y tráelo rápido”, gritó Ves cuando llegaron al séptimo piso. Con este nuevo rayo de esperanza, el bullicio de la planta recobró su energía y las criadas entraron rápidamente en acción. “¡Y traigan sábanas limpias!”

Aden se paró en la puerta de la habitación de Ilyin. El poderoso aroma de las hierbas los precedía en el pasillo, eclipsando el leve olor a sangre que persistía en el aire. No le importaba el aroma de las hierbas -había algo en ellas demasiado delicado y brillante para su gusto-, pero no las rehuía.

No se perdería ni un solo momento en que Ilyin estuviera en apuros. Ella había confiado en él como Duque de Invierno. Le había prometido felicidad, y ahora le había ocurrido algo horrible.

“Majestad”, dijo Etra, arrodillándose mientras Ves se apresuraba a supervisar la preparación de las hierbas. “Castígueme por mi ausencia.”

“No”, respondió él, sacudiendo la cabeza. “Era la mejor opción, la única manera.”

Si hubiera ido cualquier otra persona que no fuera Etra, no habría quedado ninguna esperanza. Nadie más podría haberlo conseguido, ni siquiera con su ayuda.

Miró por la ventana. Un carruaje acababa de llegar a la mansión: Milo, no le cabía duda. Liberó el poder divino cuando llegaron, y el sol de la mañana que se colaba por las ventanas desapareció al instante, apagando de nuevo el verano en Delrose.

Etra hizo una profunda reverencia. Ella había experimentado el poder divino más que nadie en la mansión, incluso que Aden. Pero que la luz del sol brillara en la región invernal... eso era inaudito. Había sido mágico, noble, y era un placer que normalmente sólo ofrecía la región cálida.

Recordó lo que había visto del sol en la región cálida, recordó el reflejo de la luz en la nieve mientras cabalgaba de regreso. ¿Cómo sería que la luz del sol fuera tan común aquí?

“La señora estará bien”, murmuró para sí.Tiene que estarlo, pensó,es una persona tan hermosa de un lugar tan hermoso.

Aden pudo ver a Milo y Bertha desembarcar de su carruaje dentro de la puerta, cada uno llevando más manojos de hierbas. Aden dejó escapar un suspiro, pues el esfuerzo de usar tanto poder divino lo había vencido. Incluso la pálida luz de la región invernal le hacía doler la cabeza.

“¿Quieres ver el verano? Si quieres, traeré el verano de vuelta.”

Se lo había jurado. Si esta región fuera cálida, si conociera el verano como la región cálida, las medicinas que Ilyin necesitaba podrían haber estado aquí mismo. Ella no tendría que sufrir innecesariamente.

Él haría que este lugar se pareciera más a la región cálida. Traería el verano aquí. Aden estaba decidido.

***

“Este lugar es más frío de lo que jamás hubiera imaginado”, dijo Bertha sacudiendo la cabeza. No había sentido el verdadero frío de la región invernal cuando llegó por primera vez debido al milagro del Duque del Invierno. Pero en el momento en que él suprimió el poder divino, ella sintió de repente como si fuera a morir congelada. Si las sirvientas que atendían a Ilyin no la hubieran atendido rápidamente, habría muerto de frío.

“Puedes relajarte”, le dijo a Aden mientras se sentaba junto a la cabeza de Ilyin. Ilyin tenía la cara pálida y los labios azules. El débil sonido de su respiración superficial resonaba en la silenciosa habitación. “No preví la muerte de Ilyin.”

Ni siquiera Bertha podía estar segura de lo que mostrarían los sueños futuros. Había tantas cosas sucediendo en este mundo en un momento dado, ¿cómo podía uno esperar verlo todo? Pero ella sabía que siempre mostraban lo que era necesario.

No veía gente al azar, ni momentos normales de casualidad en lugares lejanos. La previsión siempre mostraba lo que era relevante para las personas que estaban cerca del soñador.

E incluso entonces, sólo se trataba de acontecimientos importantes, cosas que el soñador necesitaba saber. Puede que no viera lo que alguien cercano a ella iba a cenar, pero sabría lo que valía la pena saber... y lo que había que evitar.

No había visto la muerte en su sueño. Ilyin estaría bien. Bertha cepilló suavemente el pelo de su nieta.

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