Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso Novela capítulo 105

[Traductor: Mayu]

Aden enseguida comprendió lo que quería decir. Abrió ligeramente la boca y se quedó pensativo. Esta forma de pensar era nueva para él -indirecta, astuta-, pero la estaba comprendiendo rápidamente. Era una buena excusa para vigilar el territorio de Elo, y sólo Delrose, como el Maestro de la casa, podía inventarla, aunque hacía que la gratitud de Elo por su defensa de su territorio pareciera repentinamente inútil.

De todos modos, no perdían nada con ello y sacaban gran provecho. Cualquier información que obtuvieran sería maravillosa, pero incluso si no averiguaban nada, sentaría un precedente. Delrose tendría motivos para situar soldados en el territorio de otras casas, incluso sin el permiso no oficial de los líderes.

“Asegúrate de que presten especial atención para no incomodar a las criadas de Elo” dijo con una sonrisa. Emil hizo una reverencia.

“Ya lo hemos estado cumpliendo, por orden de la señora.”

Porsupuesto, pensó Aden. Su sonrisa se amplió.

“Primero estuvimos presentando los informes de la información recopilada a la señora, pero ahora se los presentaremos a usted.”

“No” dijo Aden, levantando su mano. “Que las órdenes de Ilyin sean sólo de Ilyin.”

No le quiero quitar el mérito, pensó, riéndose para sus adentros.

“¿Algo más?” preguntó.

Emil pareció ponerse nervioso.

“Mille... Mille Verde ha solicitado reunirse con usted” dijo.

“¿Mille?” preguntó Aden, ladeando la cabeza, “¿quién de los Mille?”

“La hija del señor de Mille, Rippo de Mille.”

“¿En abril?”

“Sí, y…” Emil se detuvo de golpe, justo cuando llegaban al territorio de los Delrose, en el séptimo piso. Súbitamente se puso de rodillas.

“¡Perdóneme, mi señor!”

Aden se sorprendió por el repentino acto. Emil no levantaba sus ojos del suelo.

“La intrusa se nos escapó. ¡No pudimos impedir que entrará en la habitación de la señora!”

***

En cuanto Emil había soltado sus palabras, Aden se dirigió corriendo a la habitación de Ilyin.

“¡¿Ilyin?!”

Sin aliento, consiguió detenerse en la puerta justo antes de entrar. Con un gran esfuerzo, apartó la mano de la puerta.

Quería entrar en la habitación, para comprobar que estaba bien. No había tardado ni un segundo en preguntarle a Emil, e Idith le interrumpió cuando Aden salió corriendo.

No escuchó ningún movimiento adentro. Sus labios se tensaron.

“¡Majestad! La señora es…“ Emil gritó detrás de él. Anticuado, Emil se perdía en situaciones inesperadas como ésta. Su sentido común no funcionaba.

“¡Su majestad!”

Una criada que pasaba por allí interrumpió a Emil con una mirada que indicaba que sabía quién era el más fuerte de los dos.

“La señora ha ido al sexto piso a atender a un invitado” le dijo a Aden.

¿Un invitado?

Aden se apresuró a subir al sexto piso. El encontrarse allí con un invitado significaba que no era alguien de Delrose, sino un invitado importante de otra casa. Lo que también significaba, aunque todavía no sabía por qué, que la dama de Mille había pasado de ser una intrusa a una invitada.

Dejó atrás a Emil e Idith. Asegurarse de que Ilyin estuviera a salvo era más importante que regañar a los caballeros.

“Il…” Aden comenzó a gritar mientras se acercaba a la puerta de la sala de reuniones.

“Su Majestad” interrumpió Idith con calma, y de nuevo Aden se contuvo, respirando profundamente.

Cierto, pensó.Si hay alguien más ahí dentro, entonces yo debo de ser el Gran Maestro Den.Estaba tan preocupado por Ilyin, que casi olvidó el papel que debía desempeñar.

“Señora” llamó. “Soy el Gran Maestro Den.”

“¿Den?” respondió Ilyin con un tono de sorpresa. Aden sintió que su rostro se relajaba por primera vez desde el incidente de Emil, aunque le dirigió una mirada gélida.

Si Emil creía que se había acostumbrado al frío después de más de diez años mirando a los ojos del duque de Biflten, aquella mirada y el escalofrío que le recorrió la espalda le dejaron claro que no era así.

“Rippo, ¿puedo permitir que el Gran Maestro de Delrose entre por un momento?” La voz de Ilyin se escuchó detrás de la puerta.

“Ah, sí. Por supuesto.” respondió otra voz femenina, mucho más juvenil y suave.

Aden pudo escuchar ruidos desde el interior. Rippo se estaba moviendo -el sonido era muy diferente de los movimientos de Ilyin.

“... De todos modos, he venido para ver al Gran Maestro” añadió Rippo.

Aden entrecerró los ojos. ¿ Había venido a ver al Gran Maestro? ¿O se refería simplemente a alguien que representara al maestro de Delrose?

La puerta rechinó y Etra la abrió. Hizo una sutil reverencia cuando él pasó. Controló sus pasos, con cuidado de no precipitarse al entrar en la habitación mientras se dirigía a Ilyin.

“Saludos, señora” dijo. “He escuchado el informe. ¿Se encuentra usted bien?”

“Por supuesto” respondió Ilyin con tranquilidad, “no hubo ningún problema.”

Ella percibió su sorpresa. Le sonrió y agitó ambas manos como para calmar su ansiedad.

“He escuchado que ha venido a verme, Rippo de Mille” le dijo. Oficialmente, la chica no poseía ningún título, pero al ser descendiente directa de la familia Mille, no tuvo más remedio que utilizar su honorífico.

“Y debe tener en cuenta”, continuó con severidad, “que haré recaer la responsabilidad sobre la familia Mille por esta intrusión en la habitación de la señora sin ningún procedimiento oficial.”

“Den” interrumpió Ilyin, levantando una mano para calmarlo, “Está bien.”

Rippo había escuchado hablar mucho del Gran Maestro de Delrose, el representante del Duque de Invierno. El que manejó al Maestro Que Era Frío -y él mismo era bastante frío. Ciertamente no tenía problema en tomar represalias por actos contra Delrose.

Pero entonces se percató de su reacción ante Ilyin. Ante su gesto, pareció calmarse, casi como…

Como una bestia con correa, pensó.  Pero no había ninguna correa, sólo era la Señora de Delrose. Ella sabía cómo tratar con el Gran Maestro.

“Den” dijo Ilyin con calma, “Ella es la invitada de Delrose en primer lugar.”

Si él fuera el Duque en este momento, ella se habría expresado de otra manera. Pero «Den, Gran Maestro de Delrose», tenía que seguir la voluntad de la Señora. Esperaba que no incomodara demasiado a Aden.

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