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Posesión De La muñeca De Algodón Del Maníaco Obsesivo Novela capítulo 64

Yul no se encontraba de buen humor. Se debía a la persona que se encontraba frente a él en ese instante. Para ser precisos, sería más apropiado decir que se debía a la hora en que había aparecido.

Fue un día agotador ya que su brazo había sido desgarrado y recibió tratamiento sin anestesia administrado por Liena.

Se fue a la cama temprano y estaba a punto de dormir, pero Andrei irrumpió. Por supuesto, Isaac, su subordinado, también estaba con él.

Quién sabía si Andrei había traído a Isaac para que Mikael se uniera a la fiesta, o si era un asunto de etiqueta, pero Caleb también estaba ahí.

Por lo tanto, Yul no pudo dormir bien. Bueno, si había ido simplemente para encontrarse con Mikael, pudo haber dormido pretendiendo no saber, pero, por alguna razón, incluso lo invitó a él.

—¿Qué sucede?

—Creo que lo sabes.

Mikael también preguntó en una voz ronca, como si estuviera incómodo. Andrei, también, no perdió y respondió a las palabras de Mikael. Gracias a ello, una afilada nube de tensión ondeaba entre ambos. Sorprendido por elmomentum, Yul miró entre ellos nerviosamente.

—Fiu,no estamos aquí para luchar, así que detente.

Afortunadamente, Andrei retrocedió primero. Aunque tenía una expresión de desaprobación, intentó aligerar el ambiente al sacudir gentilmente sus manos.

—El movimiento de la Santa Sede es inusual.

—Se mueven más lento de lo que esperaba.

—¿Qué?

—Supongo que es porque son viejos leones. Pensé que se moverían un poco más rápido, pero parece que mi juicio está nublado.

Andrei estalló en carcajadas ante las palabras de Mikael.

Decir que el movimiento de la Santa Sede era inusual, tenía razón al estar preocupado.

Incluso el Archiduque Orlov no podía ir frente a frente con la Santa Sede. No debía y no podía.

Además, el asunto mismo era contra Mikael. Sobre una marioneta que se movía sospechosamente, y con sólo unas cuantas palabras, él podía ser acusado injustamente de usar magia negra.

Entonces, Mikael no debía estar tan relajado ahora. Por supuesto, no quería que temblara de preocupación, pero quería que estuviera al menos tan preocupado y nervioso como él lo está.

—¿Me oíste apropiadamente? ¿Comprendes el significado?

—¿En serio piensas que no puedo soportar al menos esto?

—¿Pero cómo puedes ser tan despreocupado? Es la Santa Sede, y está haciendo su movimiento. Y la razón de todo ello…

—Detente. Es suficiente. Ya esperaba que la Santa Sede se moviera y sé la razón, no tienes que decirmelo.

Mikael interrumpió las palabras de Andrei fríamente.

Andrei fulminó a Mikael durante un largo tiempo con resentimiento en sus ojos, entonces cambió la mirada hacia Yuri. En el momento en que se encontró con los ojos azules de Yuri, que aún los observaban a ambos ansiosamente, Andrei no pudo soportarlo y abrió la boca.

—¿Es por Yuri?

—Andrei.

—¿Se debe a esa muñeca? ¿Por qué estás tan asustado y atemorizado preocupándote por esa muñeca? ¿Más que de la persecución de la Santa Sede?

A Andrei le parecía que algo caliente hervía en su corazón. Estaba agradecido con Yuri por salvar la vida de Mikael durante la competencia de caza, y realmente quería pagarle el favor algún día.

Sin embargo, la vida que había salvado en ese momento estaba a punto de perderse debido a Yuri. Y no sería simplemente la muerte, sino morir de la manera más humillante y dolorosa: quemado vivo en frente de las personas.

Andrei estaba enojado porque se sentía frustrado, porque Mikael estaba en la situación donde no era suficiente tan sólo resentir y odiar a Yuri. No entendía cómo alguien podía darle tanto de su corazón a una muñeca, a menos que tuviera un motivo oculto.

No sólo eso, pero a causa de esa muñeca, se sentía mal de darle la espalda a él, su amigo de toda la vida, por una muñeca.

“De hecho, el día que me apuntó con su espada, no dije nada, pero estaba conmocionado.“

Aunque Mikael no se mordía la lengua, ni mostraba afecto abiertamente o meticulosamente hacia su amigo, al menos había creído que siempre estaría de su lado.

Entonces, le apuntó con su espada. Por ningún otro motivo, sólo por esa muñeca.

Mientras Andrei intentaba tranquilizar sus emociones, que estaban entrelazadas con ira, resentimiento y tristeza, Mikael parecía incrementado su calma.

—Aquello a lo que más temo es perder a Yuri.

No, no estaba más calmado, su frialdad había crecido. Había una profunda frialdad en su voz. Incluso sus ojos ardientes como llamaradas emitían un sentimiento de frialdad.

—... Estás loco. ¿Estás enamorado de él, una muñeca?

Andrei preguntó con un tono serio. No estaba siendo sarcástico ni molesto, sentía genuina curiosidad.

—¿Amo a Yuri?

Mikael repitió. Su expresión sin titubear, como si ya conociera la respuesta.

—Yo…

—Espeereeeeen, ¡paaaaaausaaaaa!

Yul dibujó una “X” con sus cortos brazos y gritó. Ocho pupilas se giraron hacia el pequeño Yuri, incluyendo a Mikael, Andrei, Isaac y Caleb.

—¡¿Por qué el Emperador pregunta eso?! ¡¿Y por qué Mikael intenta responder?! ¡Se trata de mí! ¡No he recibido mi confesión aún! Pero, ¿qué es esto? No sólo frente a una persona, son varias personas. De todas formas, ¡así no es como debo conocer el corazón de Mikael! Es demasiado, ¿no te parece? ¡Consideren mi posición! ¡Qué avergonzado me debo sentir! No es una confesión para mí, pero, ¿la escucho en tiempo real? ¡¿Acaso no es así como sucede en los dramas adolescentes?!

Yuri, que no prestaba atención a la mirada fija en él, parloteó con su pequeña boca, entusiasmado.

—Mikael, tú también, ¿cómo vas a contestar casualmente? ¿Palabras como esas? ¡Tienes que hacer eso frente a frente, mientras sostienes un anillo de diamantes asiiii de grande!

Ante las quejas llenas de resentimiento de Yuri, Mikael no pudo ocultar las ascendientes esquinas de sus labios.

Andrei, que había quedado congelado, estupefacto, pronto cubrió su boca con la parte de atrás de su mano y dió una risita.

Incluso Isaac, quien era famoso por no reír muy fuerte, cerró los ojos fuertemente e intentó suprimir la risa con pensamientos tristes. Caleb soltó una risita y rió abiertamente.

—Ahora comprendo.

—¿A qué te refieres?

—La razón por la cual haces eso.

Ante la pregunta de Mikael, Andrei respondió con una sonrisa en su rostro.

Para ser honesto, Andrei no miraba a Yuri favorablemente. Cuando lo conoció por primera vez no pensó mucho de él. Sólo que Mikael estaba haciendo algo bastante bizarro y lo encontró entretenido.

Entonces, entre más llegó a conocer a Yuri, más curioso se volvió.

Quería saber qué demonios tenía esa muñeca, que causaba que Mikael se comportase de formas que no quería o poner expresiones que usualmente no hacía. Pero incluso eso no duró mucho. Al pensar que Yuri podría poner en peligro a Mikael, no pudo evitar fulminarlo.

Estaba agradecido con él por haber salvado a Mikael, pero aún se sentía incómodo abriéndose con Yuri sólo por eso.

Entonces, la incomodidad que aún permanecía en la esquina de su corazón era afilada. Si algo malo le sucedía a Mikael debido a Yuri, siempre podría pensar en acabarlo con sus propias manos.

Pero, una cosa que sabía con seguridad, la razón por la cuál a Mikael le gustaba Yuri.

Tenía la habilidad para hacerlo reír de esta manera, incluso a él, que no le agradaba Yuri, ¿cómo no podría hacer reír a Mikael?

A las personas les agradan aquellos que los hacen reír. Cuando te gusta alguien, más te ríes y cuando te ríes más, más te gusta.

Si eso sucedía una y otra vez, porque no podía reírse o sentirse feliz sin él, entonces debía estar ansioso y preocupado pensando en un futuro sin él.

—Detendré a la Santa Sede tanto como pueda.

—¡Su Majestad!

Isaac gritó con urgencia ante las palabras de Andrei. Porque estaba consciente de la relación entre la Familia Imperial y la Santa Sede.

—Bueno, supongo que tendré que ser un tirano por ahora.

Fue un tono juguetón, pero el comentario de Andrei iba en serio.

En el Imperio Wydefia, la familia Imperial y la Santa Sede mantenían el poder del otro al límite. Sin embargo, si un lado intentaba sobrepasar el límite, aunque fuera un poco, el balance se rompería y la lucha por el poder comenzaría.

Incluso si él ganaba esa batalla, sería recordado por el pueblo como el destructor de la paz.

Isaac se sentía desesperado. Su propio Lord, aunque sólo buscaba una excusa para abdicar como Emperador, era en realidad un monarca capaz y amado por su gente.

Y cuando ese monarca estaba sembrando espinas para su futuro, su corazón ardía.

—No habrá necesidad de ello.

—Pero…

—Porque ya tengo un plan.

Traducción: Arkonte.

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