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Posesión De La muñeca De Algodón Del Maníaco Obsesivo Novela capítulo 56

[TRIGGER WARNING: Este capítulo contiene menciones y escenas de esposamiento o engrilletamiento no consensuado.

Lo hizo porque sospechaba que la muñeca estaba hablando. Sin embargo, ni siquiera pensó que la muñeca se movería, así que casi gritó cuando vió que la muñeca fue perforada por la flecha.

De alguna manera se las arregló para contener los gritos, pero la conmoción no se desvaneció tan fácilmente. La escena que había visto era increíble. Porque la muñeca hablaba y se movía.

—La muñeca se movió…. ¿Cómo es eso posible?

Era completamente increíble y fuera de sentido común que la muñeca se moviera. Por mucho que lo pensara, era imposible. Si no hubiera visto la escena aquel día, la habría descartado como una tontería y habría seguido adelante.

Sin embargo, ya había visto algo tan bizarro con sus propios dos ojos. Así que tenía que descubrir por qué.

—Robert, ¿cómo hago que una muñeca se mueva?

—¿Una muñeca?

—Sí. Que se mueva y hable libremente.

Robert pensaba que Constantine estaba loco. Si no, no habría forma de preguntarle por qué preguntaba eso, dada la personalidad del duque Esirene. Pero él era su mayordomo. No podía permitir que pensamientos como este fueran descubiertos.

—Bueno, no estoy seguro. ¿Acaso no sería posible si fuese un titiritero?

—No es eso.

Constantine respondió rotundamente. La única persona que estaba allí era Mikael Orlov. Entonces debía de ser que Mikael era titiritero, por eso manejaba la muñeca, pero decir que un hombre así era un hábil titiritero era absurdo. Más bien, era más probable decir que la muñeca se movía por sí sola.

—Bueno, entonces… ¿Podría ser algún tipo de magia?

—¿Magia?

—Sí, no conozco nada sobre magia tampoco, así que no estoy seguro… No creo que la magia para hacer que una muñeca se mueva sea difícil.

—Magia, magia, eh…

Estaba sumido en sus pensamientos. El Imperio no era una sociedad en la que la magia fuese generalmente aceptada, pero eso no significaba que no hubiera magos.

La mayoría de los magos pertenecían a la familia imperial, así que para los nobles corrientes, la magia no era más que un cuento de fantasía. Sin embargo, si se trataba del Archiduque Orlov, ya que estaba familiarizado con la familia imperial, podría estar en contacto con un mago.

—Ciertamente eso tiene sentido.

—Sí, debe ser magia. Quizá sea magia negra. Por supuesto, la magia negra es ilegal, pero la magia no es común en primer lugar.

Cuando Constantine asintió, Robert añadió emocionado sus palabras.

Y esa palabra le dio una pista a Constantine. No le dio mucha importancia, pero en cuanto la oyó, a Constantine se le iluminaron los ojos.

No pudo haber usado magia negra a menos que Mikael Orlov estuviera loco. ¿Qué podría ser lo que lamentaba de ser un Archiduque como para incursionar en la magia negra?

Pero, ¿no bastaría con levantar sospechas para meterlo en problemas?

Si la muñeca era producto de la magia negra o de la magia normal, o si Mikael se había vuelto loco por las muñecas, la verdad no era asunto suyo.

Lo importante es que, como resultado, podría perjudicar al Archiduque Orlov.

Se le acababa de ocurrir, pero era una idea plausible. Constantino dejó escapar una risa maliciosa ante el inesperado ingreso.

—Hmm, bien. Eso debería servirme.

Y así, este cuerpo se convirtió en la muñeca inflable del gwanggong… ah, no, en su amante. Brillitos-★

La voz juvenil que había oído antes volvió de nuevo.

Yul, que de la noche a la mañana había pasado de ser la muñeca de apego de un Gwanggong a su amante, no se elevó en estatus, pero levantó forzosamente las comisuras de su boca que seguían caídas.

—Por cierto, Mikael, ¿qué estás haciendo?

Yul ladeó la cabeza al ver que Mikael cogía varios trocitos de tela y se los ponía alrededor de los tobillos.

—Estoy buscando un color que me siente bien.

—Ah, ¿estás intentando que me hagan la ropa a medida otra vez?

—No.

—¿Entonces?

—Grilletes.

—¿Ja... ?

¿De qué mierda estaba hablando, este noble gwanggong?

Yul se quedó helado ante la inesperada respuesta. De cualquier manera, Mikael siguió concentrado en poner paños de diferentes colores en los tobillos de Yul como si no le importara.

—¡Oh, no! ¡Qué esposas para los pies! ¡No me voy a escapar! Me porto bien, ¡así que por qué!

—Las esposas de metal pueden hacer daño, así que las haré de tela. No te rozará la piel.

—¡No estoy hablando de eso ahora!

¡Quién hace esto porque teme lastimarse los tobillos!

La conversación simplemente no funcionó. Por eso era un gwanggong.

No estaba brutalmente loco como el original, pero ni siquiera ahora estaba lo suficientemente cuerdo.

¿Tenía sentido hacer unas esposas que no dolieran?

—¡Dije que sería obediente, así que por qué, por qué!

—Eso no lo sé. Porque no eres una muñeca, sino un humano. Si te conviertes en un cuerpo con el que es fácil huir, si te pierdo de vista un momento, podrías escaparte sin que me diera cuenta... Y si no te gustan las esposas, también hay una forma de ponerte una correa, así que dime qué quieres. Tendré en cuenta tu opinión en la medida de lo posible.

—Entonces los grilletes sí son mejo... ¡no! ¡Oh, no me escaparé, no me escaparé!

Pensando en sí mismo usando un collar, consideró que los grilles eran mejores. Sin embargo, la mejor opción era estar libre de ambos.

—Entonces, Yuri, déjame preguntarte algo.

—¿Ahora qué?

Por experiencia, cada vez que hacía una pregunta, se metía en una situación que no era buena para él, así que Yul no tenía más remedio que estar atento a sus palabras. Sus ojos se agudizaron de inmediato.

—Si hubiese una forma de regresar a tu mundo, ¿acaso no huirías?

—...

Yul fue incapaz de responder a la pregunta inesperada. De hecho, se sentía como si le hubieran golpeado. Iba a volver si tenía la suerte de volver después de haber pasado un tiempo complaciéndole.

Ante esta pregunta que parecía ver a través de sus pensamientos, Yul sólo frunció sus regordetes labios.

—Como pensé.

No respondió, pero parecía entender las palabras de Yul. Había una soledad indescriptible en su voz.

Un rostro silencioso miró fijamente a Yul. Su corazón se sintió pesado ante la expresión que nunca esperó ver de él.

—Estarás listo para irte cuando puedas. En realidad, es algo natural. Porque tienes tu propio mundo.

—... Mikael.

—Pero tú apareciste en mi mundo. No fui yo quien apareció un día, fuiste tú, Yuri.

No podía soportar negar lo que había dicho. No quería admitirlo, pero tenía razón.

Si no hubiera aparecido, habría sentido un flechazo por Levi y se habría enamorado de él, igual que la vida del protagonista estaba marcada por el escenario de la novela.

Pero ya no seguiría por ese camino. Al aparecer Yul, se invirtió la historia original.

Por supuesto, su aparición en este mundo tampoco era su intención. No era su intención, y aunque lo intentara, no era algo que pudiera hacer.

Sinceramente, se sentía injusto porque ni siquiera entendía cómo podía suceder.

Sin embargo, Mikael parecía tan solo y tan triste que no podía soportar decir que estaba equivocado.

No podía entenderse a sí mismo sintiéndose así, pero por primera vez sintió lástima por él.

—Entonces, vamos a pedir las esposas para los pies. Como era de esperar, el color rojo te sienta bien.

... Olvídenlo. Soy yo quien da lástima. No ese loco.

Mikael si ordenó los grilletes.

El exterior de los grilletes estaba cubierto con un suave paño rojo, pero el resistente cuero estaba puesto en el interior, por lo que no parecía que fuera a romperse de ninguna manera.

Por supuesto, había una cadena larga y gruesa colgando entre las esposas de los tobillos y los cierres de las patas de la cama de Mikael.

La longitud de la cadena era tal que no resultaba difícil moverse por la habitación, pero parecía que no podía salir de ella.

No importaba si la longitud de la cadena era larga o corta. La sensación que Yul sintió cuando vio las esposas puestas en sus pies fue realmente una mierda.¹

Traducción: Arkonte.

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