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Posesión De La muñeca De Algodón Del Maníaco Obsesivo Novela capítulo 46

Golpe, golpe, golpe.

Un sonido regular sonó constantemente. Era el sonido de un hombre golpeando con su dedo el brazo de una silla. El sonido era de alguna manera sombrío. Tal vez se debía al aura que emanaba el hombre.

—¿Quién demonios es ese hombre?

Murmuró con voz apaleada. Él recordaba al hombre de cabello rosa que vió en el salón de banquetes el otro día.

Era el Duque Constantine Esirene quien se encontraba pensando en ello.

—¿Ya has encontrado algo? ¿Cuánto más tengo que esperar?

Constantine cuestionó a Robert, el mayordomo, con una voz gélida.

Robert sabía de la naturaleza cruel de Constantine, así que tragó en seco. Encogió su cuerpo, quitándose inconscientemente con el dorso de la mano el frío sudor que se había formado en su frente.

—Yo- Lo lamento… Hallaremos algo sobre el hombre tan pronto como sea posible.

—Esta es la tercera vez que escucho eso. Ya he escuchado lo mismo tres veces.

—Lo lamento…

Robert se sentía impotente incluso en la presencia de un hombre de menos de la mitad de su edad.

Había trabajado para el Duque Esirene durante generaciones, pero este cabeza de familia era excepcionalmente cruel y frío. No abusaba de sus sirvientes abiertamente, pero los desechaba sin piedad más que a cualquier otro que le resultase inútil.

No sólo se detendría en desecharlo, también recolectaría todos los pequeños pecados y los culparía, haciéndolos perder todo y eventualmente llevándolos a prisión.

Conociendo este hecho, los sirvientes en la residencia del Duque Esirene intentaban lo mejor que podían no encontrarse con Constantine, tanto como fuese posible. Lo que él comandara, tendría que hacerlo, incluso si pidiese las estrellas del cielo.

Lo que quería esta vez era encontrar información sobre el hombre de cabello rosa que el Archiduque Orlov se había llevado el día del banquete.

Estuvo dispuesto a cumplir la orden con relativa ligereza, ya que al principio no le pareció demasiado difícil. Pensó que en cuatro o tres días sería capaz de averiguar la identidad del hombre. Por supuesto, el paradero del Archiduque Orlov era conocido por todo el pueblo del Imperio. Eso significaba que había muchos ojos observando lo que hacía.

Además, un hombre de cabello rosa no podría pasar desapercibido. La combinación del Archiduque Orlov con el hombre de cabello rosa, él había pensado que sería incluso más extraño no encontrar nada.

Pero las esperanzas de Robert fueron destrozadas en el tercer día de la búsqueda.

También fue en ese momento que los límites de la paciencia de Constantine comenzaron a revelarse. Constantine inició a hacer terribles cuestionamientos, pero él no había encontrado nada sobre el hombre de cabello rosa.

No podía encontrar a nadie que siquiera supiese rastros del hombre. Nadie sabía su nombre, su edad, su domicilio o su identidad.

Si no existía información sobre el hombre, sería como si hubiera caído del cielo o brotado de la tierra.

—¿Tengo que esperar todo este tiempo para averiguar quién es el hombre? ¿Qué crees, Robert?

Constantine preguntó con voz fría. Pero, en realidad, sus palabras no eran una pregunta. Era una amenaza no pronunciada, que significaba que no podía esperar más.

—Yo- Si me da un poco más de tiempo…

—¿Cuánto más necesitas para encontrar algo? ¿Un día? ¿Dos días? Entonces, ¿seguramente podrás darme alguna información sobre el hombre? ¡¿Cuál es su nombre, su familia, dónde vive y qué edad tiene?! ¿Cómo conoció a Orlov? ¡¿Puedes averiguar todo eso?!

Su voz pareció elevarse más y más hasta que finalmente soltó un rugido atronador. Presionado por aquella fuerza, Robert tembló.

Ante los ojos de Robert, parpadearon los rostros de los sirvientes que habían sido expulsados de la residencia del Duque Esirene tras ser injustamente incriminados. También le recordó a sí mismo, que se sacudió salvajemente a quienes le agarraban por los tobillos y le pedían que les permitiera ver al duque una sola vez, diciendo que habían sido agraviados.

Ahora le tocaba a él desesperarse, porque llegaría a ser como ellos. Sonó un fuerte golpe.

—Soy Anderson.

Hubo un rayo de esperanza en la expresión de Robert al oír la voz al otro lado de la puerta.

Anderson era el caballero-sombra de la familia Esirene, que actuaba como informante. Robert le había ordenado que averiguara algo sobre el hombre de cabello rosa.

Llevaba varios días esperando hasta que casi le cortan el cuello, pero no había noticias, y ahora que por fin aparecía, se sentía resentido y a la vez tan agradecido hasta el punto de no poder decir nada.

—Le pedí a Anderson que averiguara sobre el hombre.

Como si hubiese estado esperándolo, Robert rápidamente le comentó el crédito a Constantine. Entonces, el rostro frío de Constantine se suavizó un poco.

—Hmm, ¿es así?

—Sí. Debió haber encontrado algo.

—Lo espero con impaciencia. Entra.

Constantine respondió brevemente a Robert y luego ordenó a Anderson que entrara.

Pronto se abrió la puerta y apareció un hombre corpulento de cabello rizado castaño oscuro. Se inclinó ante Constantine, luego se acercó a Robert y le susurró al oído.

El rostro de Robert, lleno de expectación, se volvió más extraño cuanto más susurraba Anderson.

—¿Qué sucede?

—E-Eso… Se dice que el hombre y el Archiduque Orlov fueron vistos juntos.

—¿Y entonces?

—Pero no pudo encontrar nada sobre el hombre.

—Já, eso es ridículo. Entonces, ¿qué significa eso? ¿De qué me sirve si no sabes quién es el hombre?

—S-Sin embargo, se dice que el Archiduque Orlov parecía tratar al hombre con mucho afecto.

Añadió Robert rápidamente para calmar la furia de Constantine, que volvió a estallar.

—Se dice que el archiduque Orlov fue visto saliendo con un hombre en el mercado hace unos días. Un hombre fue carterista de un artista de circo, y el Archiduque Orlov reveló personalmente su identidad y protegió al hombre.

—... ¿El Archiduque Orlov hizo eso? —preguntó Constantine entrecerrando los ojos, y Robert respondió con un gran asentimiento.

—¡Sí! Así es.

Aunque no pudo conseguir la información que Constantine quería, se sintió un poco aliviado porque parecía ser algo que podría interesarle.

—Interesante.

Efectivamente, Constantine estaba interesado. Los ojos azules como el cielo brillaban con frialdad. No podía decir lo que estaba pensando, pero parecía estar sumido en sus pensamientos.

—El mundano Orlov protegió al hombre revelando su verdadera identidad.

Constantine se rozó ligeramente la barbilla con un dedo delgado y sonrió levemente. Le vino a la memoria la aparición de ambos el día del banquete.

Orlov salió apresuradamente de la mansión sosteniendo al hombre de cabello rosa. Incluso desde la distancia, estaba claro que le preocupaba quién pudiera verle.

Sólo por esa escena, podría haber adivinado que los dos no tenían una relación normal, pero después de escuchar este incidente, estaba claro que los dos tenían una relación profunda.

—Me sorprende que haya podido hacer algo tan tierno.

Para proteger al hombre, reveló su verdadera identidad, y el astuto Orlov no podía haber sabido que la noticia se extendería. Sin embargo, revelar su identidad debía significar que tanto quería proteger al hombre. En otras palabras, también significaba que el hombre era muy valioso.

—Entonces, ¿nunca averiguaste la identidad del hombre?

—Nada además de que Orlov llamó al hombre “Yuri” …

—¿Yuri?

—Sí, así es.

Ante la respuesta de Robert, Constantine frunció el ceño. “Yuri” es un nombre de plebeyo. Ocasionalmente, había escuchado antes que era usado entre los nobles, pero era un nombre sólo usado por nobles de bajo rango.

Si era cierto, el hombre tendría que ser un plebeyo o, en el mejor de los casos, un aristócrata de bajo rango. Era sorprendente que Orlov se involucre con un hombre de tal clase.

Por supuesto, era información bastante útil para él.

—Hmmm… ¿Acaso Orlov disfruta de la sodomía?

Entre la nobleza, también habían aquellos que secretamente practicaban la sodomía. Disfrutar de ello no era particularmente un pecado o algo que señalar, pero si había algo extraño en ello.

Era tan sólo una suposición, considerando el temperamento usual de Orlov, su excentricidad no tenía explicación, a no ser que él fuese aficionado a la sodomía y saliera con un himbre de cabello rosa.

—Esta podría ser una historia bastante interesante.

Una sonrisa satisfecha se formó en los labios de Constantine mientras murmuraba para sí mismo.

Traducción: Arkonte.

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