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Posesión De La muñeca De Algodón Del Maníaco Obsesivo Novela capítulo 44

El cielo aún coloreaba un tenue azur. Una roja puesta de sol lentamente se esparcía por el horizonte, pero aún restaba un poco de tiempo antes de oscurecer. El espectáculo de pirotecnia empezaría después de la puesta de sol, así que quedaba tiempo antes de ello.

—Mikael, Mikael. E-Ese de allá y este también. Oh, oh, y este también.

Yul quería aprovechar al máximo el tiempo que le quedaba. El método no era otro que comer comida de bufé suntuosamente preparada hasta que le estallara el estómago. Él solamente sacó una mano del bolsillo de Mikael y se dedicó a señalar toda la comida de aspecto apetitoso.

Mikael echó una pizca de la comida elegida por Yul en el platillo de la taza de té. Por mucho que Yul mostrara su apetito y eligiera cada alimento sin vacilar, al final sólo ponía lo menos posible porque sabía cuánto podía comer de una vez.

—¡Gracias por la comida!

Sosteniendo una cuchara y un tenedor de postre uno al lado del otro en una mano, Yul exclamó con voz emocionada.

Este panorama era familiar para Mikael, pero desconocido para Andrei. Observó a Yul con expresión dudosa. Su rostro estaba lleno de preguntas respecto a sí realmente podría comer.

—Hey, ¡es delicioso!

Yul tragó una pequeña cantidad similar a la de un bocado hasta que sus mejillas se hincharon. Entonces, masticó y masticó unas cuantas veces antes de abrir sus ojos con una expresión encantada.

—¿Realmente está comiendo?

La expresión de Andrei era de sorpresa, como si no pudiera creer lo que veía con sus propios ojos. Mikael asintió con la cabeza casualmente.

—Mikael, esto es delicioso. Mikael también debería probarlo. ¿Quieres un bocado?

La cantidad que Yul tomó con el tenedor era tan pequeña que, en términos humanos, sería lo que la gente comería sólo para comprobar si la comida estaba envenenada. Era muy gracioso verle ofrecerlo para comer, pero Mikael aceptó su sinceridad fingiendo que no pasaba nada.

—¿Qué te parece? ¿No está delicioso? ¡Delicioso!

—Sí, está delicioso.

En realidad, no sintió ningún sabor. No había forma de que fuera capaz de saborear nada después de comer una cantidad del tamaño de media uñita. Sin embargo, Yuri estaba tan lleno de expectación que no pudo ignorar su sincera pregunta, así que accedió.

—Sabes, esto…

—Conseguiré la receta y se la pasaré al chef.

—Oh, como se esperaba de Mikael, te das cuenta de las cosas rápido.

Mikael era terriblemente consciente de lo que Yuri estaba a punto de decir. Gracias a esto, Yul pudo comer aún más contento.

Todos estos momentos eran familiares para los que vivían en la mansión Orlov, pero para Andrei e Isaac eran impactantes. No podía creer lo que veían sus ojos cuando vio al gran archiduque Mikael Orlov jugando con una pequeña muñeca. En primer lugar, no podía creer que Yuri estuviera realmente comiendo comida, pero era aún más impactante cuando se le añadía la excentricidad de Mikael.

De hecho, Andrei seguía desconfiando de Yuri. No, de hecho, incluso la palabra "desconfianza" era ridícula. Era absurdo confiar en una muñeca del tamaño de un puño.

La razón por la que invitó a Mikael hoy y lo alojó fue enteramente para mejorar su relación con él. Añadiendo un propósito ligeramente diferente a ese… era para averiguar un poco la identidad de Yuri, el producto de una dudosa magia negra.

Pero traer a Yuri realmente no le ayudó a comprender la magia negra, pero sí descubrió que Yuri realmente comía comida. Se preguntó si tenía alguna utilidad.

—¿Puedo preguntarte una cosa?

Ante la pregunta de Andrei, Mikael le miró con ojos recelosos. Era evidente que el intento de Andrei de amenazar a Yuri seguía sin resolverse.

—No es nada serio. Sólo por simple curiosidad.

—... Pregunta.

Mikael contestó con clara reticencia.

—¿Hacia dónde se te va la comida?

—...

Al mismo tiempo que Andrei formuló la pregunta, un pesado silenció se acomodó en el espacio.

Entre el silencio, a Yuri se le cayeron la cuchara de postre y el tenedor que movía con emoción. El metal cayó en la mesa con un “chang”. Mikael también estaba sorprendido y no dijo nada.

De hecho, la pregunta que hizo Andrei había estado en la mente de ambos todo el tiempo.

¡¿Cómo demonios comía con un cuerpo que no contenía nada más que algodón?!

—¿Eso… se va… a algún lugar de la dimensión… ?

Yuri miró directamente a los ojos de Andrei y contestó con cautela.

Realmente nunca había sentido la necesidad de excretar, y realmente nunca había excretado.

—En serio… Es un cuerpo verdaderamente misterioso.

—También creo eso.

Yul estaba totalmente de acuerdo con Andrei. A pesar de que es su cuerpo, todavía había muchas cuestiones físicas que no había sido capaz de descifrar.

De todos modos, comía porque tenía hambre y dormía cuando tenía sueño, pero seguía sintiendo curiosidad por saber cómo era posible.

Sin embargo, por mucho que pensara en ello, no era un problema que no tuviera respuesta. Así que, cada vez que la curiosidad le llenaba la cabeza, decidía vivir cómodamente en un mundo complicado, pensando: "Los humanos poseen los cuerpos de las muñecas de las novelas, ¡así que es posible!".

—Ten cuidado de no mancharte. La mancha de frutas no sale bien.

—Sip.

Al ver que Yul cogía un arándano e intentaba comérselo, Mikael le advirtió con voz severa.

Andrei volvió a ladear la cabeza ante aquella extraña sensación. A simple vista, parecía que Mikael estaba criando a Yuri. Andrei nunca había criado a un niño, y nunca había visto a los que le rodeaban criar a un niño, pero podía intuir que el comportamiento de Mikael era similar a criar a un niño.

De todos modos, podía conceder eso, tratar a una muñeca como a un niño.

Pero lo que no podía aceptar era que el archiduque Mikael Orlov lo hiciera.

Pensar que nadie más que el cabeza de familia del archiduque Orlov tratara a una pequeña muñeca como si fuera un niño. Cuanto más pensaba en ello, más impactante le resultaba.

Era una situación que sólo podía entenderse pensando que Mikael había sido poseído por una muñeca. La expresión de Andrei que observaba a Yuri se oscureció aún más.

—Eeh, Mikael… Hice un desastre.

En ese momento, cuando las dudas de Andrei se confirmaban, Yul llamó a Mikael con la voz arrastrándose. Mikael frunció el ceño y revisó la condición de Yuri.

—Te dije que tuvieras cuidado.

—Eso… Dije que tendría cuidado… A veces la vida no funciona cómo uno quiere…

Yul mordió una frambuesa y escondió a sus espaldas las manos manchadas del zumo que había derramado.

Mientras tanto, pensando que le gustaría morderse la boca parlanchina para poner una excusa, Mikael se apresuró a humedecer una servilleta con agua y limpió las manos de Yuri. Sin embargo, no pensó que el brillante zumo rojo de frambuesa se borraría, ya que cuanto más lo limpiaba, más se extendía. Mikael miró la mancha roja, conflictuado.

Ahora que lo pensaba, en comparación con cuando conoció a Yuri, tenía un aspecto mucho más desaliñado y desgastado. En parte se debía a que Lucky le mordía día tras día, y a que a menudo se ensuciaba de tanto correr. Además, también tenía pequeñas manchas de comida, como ahora.

Dejó escapar un largo suspiro, preguntándose si sería agradable ver a este muñeca sucia, pero Yuri se rió alegremente y dijo: “¡Vaya, las frambuesas están realmente deliciosas!”

—¿Debería tirarlo a la basura…?

Cuando soltó un murmullo sin darse cuenta, Yuri miró a Mikael con ojos sorprendidos.

—Eh, no estás hablando de mí, ¿verdad?

—¿Entonces de quién crees que estoy hablando?

—¡Oh, cómo puedes! ¡Prometiste protegerme! ¡Qué quieres decir con “tirarlo” sólo por una mancha de frambuesa!

Yuri saltaba como si fuera injusto. Cada vez, tres o cuatro granos de polvo revoloteaban. Ante aquel pequeño acto, Mikael sacudió la cabeza.

—¡Ni siquiera pienses en ello! ¿Okay?

—Haz algo al respecto si quieres eso.

—Ya me va muy bien. Hago lo mejor que puedo.

Su contundente respuesta fue simplemente desvergonzada. Claro que sí, aunque ése era el encanto de Yuri.

Al final, Mikael soltó una carcajada por lo bajo.

Por supuesto, fue Andrei el que se horrorizó con esta visión. Era desconcertante ver que Mikael sonreía tan bien, pero al ver que su amigo sonreía, no se sintió mal. Al contrario, probablemente era mejor.

Le molestaba que la persona que hiciera posible esa sonrisa fuera esa muñeca sospechosa, pero por otro lado, se sentía aliviado de que la personalidad ya de por sí retorcida de Mikael pareciera un poco más suave.

Sobra decir que estaba confundido consigo mismo por sentirse así.

Traducción: Arkonte.

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