La Emperatriz Se Volvió A Casar Novela capítulo 65

Miré hacia atrás con asombro. ¿El Príncipe, que ya era famoso por su rostro atractivo y personalidad coqueta, se había convertido en el estudiante de mayor rango? Si ese fuera el caso, los rumores deberían haber circulado…

—Nunca había oído esto antes.

—No es algo de lo que la academia se sienta orgullosa.

—Ah.

Bueno, eso era una pena.

—El Príncipe Heinley había hecho una solicitud especial, de hecho.

—¿Qué pidió?

—Dijo que no se lo dijéramos a otras personas.

—…

¿Pero el decano me lo había contado a mí? ¿Eso estaba bien? Él notó rápidamente mi expresión de confusión.

—Pero está bien. El Príncipe Heinley visitó justo ayer.

—¿El Príncipe Heinley?

Estaba segura de que aún estaba en el palacio cuando me fui ayer… aunque no podría haber sabido cuándo se habría ido.

—Sí, llegó aquí de repente. Vino a disfrutar, y dijo que si algún invitado venía y preguntaba por el marco vacío, estaba bien responder.

—Ya veo.

El momento era demasiado coincidente, pero lo dejé pasar. En realidad, lo que me preocupaba más era el descubrimiento de que el Príncipe Heinley podría usar magia.

El Príncipe Heinley… según el Duque Elgy, había estado planeando algo durante años. Si realmente podía usar magia, había una posibilidad de que no pudiera averiguar de qué se trataba, ya que los magos eran tan raros que el campo no se había estudiado ampliamente.

Después de terminar el recorrido por la academia, el decano me despidió en las puertas principales. Para mi sorpresa, vi al Príncipe Heinley caminando hacia mí con su caballero de cabello azul. La expresión del Príncipe se tornó sorprendida al verme, y se giró hacia mi dirección.

—¿Reina? Oh Dios mío. ¿Está aquí?

El Príncipe Heinley se acercó a mí con una sonrisa radiante. En contraste, el caballero del Príncipe parecía muy molesto. Parecía estar dirigido hacia el Príncipe Heinley, como si hubiera escuchado algo desagradable de él. El caballero sacudió la cabeza, solo para reemplazar su expresión por una solemnidad profesional al verme. Mientras tanto, el Príncipe Heinley seguía sonriendo.

—¿No es una coincidencia, Reina?

—Sí. No esperaba encontrarlo aquí, Príncipe Heinley.

—Tengo algunos asuntos aquí.

—¿Es así?

—Sí. Y aunque no planeamos en absoluto este encuentro, nuestra reunión parece haber estado destinada.

Lo de hablar sobre el destino parecía un poco exagerado, pero sonreí mientras disfrutaba de su aparición inesperada también.

—¿Puedo preguntarte qué hace aquí?

—El decano quería verme.

—…

El decano me dijo que el Príncipe Heinley había visitado inesperadamente. Sin embargo, no pude evitar contradecir al Príncipe sonriente y hacerle pasar un mal rato. Oh… ¿Era eso parte del plan del Príncipe Heinley?

Mientras pensaba en eso, el Príncipe Heinley habló con una voz cuidadosa.

—Esto estaba destinado a ser. ¿Le gustaría cenar conmigo, reina?

No tenía nada más en mi agenda, así que acepté.

—Sí.

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—Es una bebida hecha con manzanas y miel. ¿Le gustan los dulces?

—Con moderación.

—Entonces le gustará.

El Príncipe Heinley me había llevado a lo que él dijo era su restaurante favorito, y me recomendó varios platos y bebidas del menú.

—¿Alguna vez ha probado una sopa hecha con cerveza?

—¿Una vez?

—Es una especialidad aquí. Es la mejor. Se la recomiendo.

—¿Y si no es de mi gusto?

—Entonces puede golpearme.

Sonrió y fingió golpearse la frente, luego llamó al camarero para ordenar nuestra comida. Los caballeros que acompañaban al Príncipe Heinley y a mí se sentaron a unas mesas de distancia.

El camarero rápidamente dejó un aperitivo de pan frito. Rasgué el pan delicadamente con los dedos y luego miré hacia arriba para ver al Príncipe Heinley sonriéndome en lugar de comer. Sin embargo, no me sentí incómoda por su mirada. Me preguntaba si estaba planeando algo que fuera dañino para el Imperio del Este, aunque lo dudaba.

—Siempre he tenido ese pensamiento.

—Dígamelo, Reina.

—El Príncipe Heinley se parece mucho a ‘Queen’.

—¿Es así?

—Sí, con el cabello rubio y los ojos morados.

Tanto el hombre como el pájaro eran muy guapos también, pero no lo diría. La boca del Príncipe Heinley se curvó en una sonrisa y se inclinó hacia mí.

—Míreme de cerca. ¿Es cierto? ¿Me parezco a un pájaro?

Miré sus profundos ojos morados y me di cuenta de por qué su mirada no me hacía sentir incómoda. Era porque sus ojos eran tan hipnotizantes y hermosos.

—Sus ojos son muy hermosos. ¿Lo sabía?

Mientras tanto, el Príncipe Heinley expresó un pensamiento similar al mío. Sonrió y murmuró “Realmente lo son” antes de recostarse en su asiento.

—¿Siempre le hace cumplidos a las mujeres de esta manera?

—¿La Reina siempre hechiza a la gente así? ¿Con sus ojos?

—Eso es una exageración.

—Lo sé. Fue una pregunta difícil, así que solo dije lo primero que se me ocurrió.

Un momento después, el camarero trajo un pequeño carrito cargado con nuestros platos de comida. Nerviosa, me arreglé la falda del vestido mientras el camarero colocaba los platos en la mesa, y tan pronto como se alejó, volví a dirigirme al Príncipe Heinley.

—Escuché que es muy bueno en magia.

Quería preguntárselo antes, pero temía parecer demasiado directa.

El Príncipe Heinley sonrió tímidamente mientras empujaba una bebida ámbar frente a mí.

—Debe haberlo oído del decano. Sí, un poco.

—Era un estudiante destacado.

—¿Qué, se lo dijo él?

—No sé mucho sobre magia, pero sé que cada mago tiene habilidades diferentes. ¿Es cierto?

—Puede que nunca pueda hacer la magia que mis oponentes hacen, pero mis oponentes nunca podrán hacer mi magia tampoco.

Hice la siguiente pregunta tan casualmente como pude.

—¿Cuál es su especialidad, Príncipe Heinley?

Algunos solían presumir demasiado de su magia, mientras que otros la ocultaban completamente. No era una pregunta que esperaba que el Príncipe Heinley respondiera, pero si lo hacía, sería más fácil adivinar si su plan involucraba poder mágico. Además, dependiendo de cuál fuera su habilidad mágica, tal vez tendría que evitar que sir Artina lo investigara en caso de que se descubriera algo.

El Príncipe Heinley canturreó y luego soltó una suave risa.

—Solo diré, volar en el cielo.

—¿Volar? ¡Eso es maravilloso! ¿Puede llevar a alguien con usted?

—Depende de quién sea.

—¿Y yo? ¿Puede llevarme?

Lo dije medio en broma, pero quería saber más sobre sus habilidades. No esperaba que me llevara y volara lejos, pero quería saber de qué era capaz.

—Oh…

El príncipe Heinley murmuró y evitó mi mirada.

—Es un poco, eh, pesada para que la cargue, Reina.

—¡Qué!

—Oh, por favor, no malinterprete. No quiero decir que es pesada, quiero decir que es pesada si tengo que cargarla en el cielo.

—Está bien.

—¿Está enojada?

—No.

—No dice mucho. Parece molesta…

—No.

Traducido por: Valiz

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