La Emperatriz Se Volvió A Casar Novela capítulo 49

Estaba segura de que iba a preguntar sobre Sovieshu. O quizás sobre el Príncipe Heinley o la Vizcondesa Verdi. No esperaba que me preguntara sobre eso.

—¿Duquesa Tuania?

¿Por qué ella? Miré a Rashta, y ella respondió en una voz baja.

—¿Es fácil la Duquesa Tuania?

Pensé que había oído mal. ¿Fácil?

—¿Qué quieres decir con eso?

Fruncí el ceño y ella examinó cuidadosamente mi rostro.

—¿Está molesta?

—La Duquesa Tuania es una buena persona y una buena amiga.

—Bueno…

Rashta dudó, torciendo sus manos.

—Siempre hay hombres al lado de la Duquesa Tuania.

—¿?

—Parece que a la Duquesa le gusta estar con hombres también. No sé si eso está permitido cuando ya está casada.

Ella levantó la mirada con vergüenza, luego agitó las manos en señal de protesta.

—Rashta no pregunta por malas razones. Rashta pregunta porque no entiende.

—La Duquesa Tuania es popular con todos, tanto hombres como mujeres.

No parecía creerme.

—Pero en la fiesta, siempre estaba con hombres…

Suspiré. ¿Me estaba preguntando porque no entendía? Eso era peor, en mi opinión. Sería mejor si tuviera alguna idea de lo que estaba diciendo, pero si preguntaba por ignorancia, podría dañar sin querer la reputación de alguien. Al menos era afortunado que me lo preguntara cuando estábamos solo nosotras dos.

—Solo parece así en las fiestas, porque los hombres y las mujeres se emparejan para bailar.

—Ah…

—No hay nada de malo en la Duquesa Tuania, así que no digas nada más sobre eso de ahora en adelante.

Rashta dio un pequeño “sí”, y me di la vuelta para caminar hacia el palacio occidental. Sin embargo, incluso después de regresar a mi habitación y hablar con mis damas de compañía, la extraña pregunta de Rashta seguía mordiéndome.

¿Por qué habría de preguntar sobre la Duquesa Tuania?

Actualmente, Rashta era rechazada y evitada en la sociedad. Aunque el popular Duque Elgy la apoyaba, no sería fácil restaurar su imagen. Si estaba interesada en los chismes…

¿Entonces por casualidad?

—Condesa Eliza.

—Sí, Su Majestad.

—¿Hay algún rumor malo sobre la Duquesa Tuania últimamente?

—No que yo sepa.

—Oh, escuché que el Vizconde Langdel está completamente enamorado desde que bailó con la Duquesa Tuania en Año Nuevo.

La Condesa Eliza soltó una risita al escuchar la historia.

—Debe estar completamente loco por ella.

No era raro que los nobles se enamoraran de la Duquesa Tuania. Me preguntaba si Rashta intentaba desviar el tema de chismes hacia otra persona. ¿Me preocupaba por nada? Bueno, en cualquier caso, Rashta no tenía la influencia social para influir en la gente. Solo había pasado un día desde que el Duque Elgy la conoció también, y no había manera de que él pudiera difundir rumores extraños por ella.

—…

Sin embargo, me sentía inquieta al recordar cómo Rashta no dejaba de mirar a la Duquesa Tuania en el baile de Año Nuevo.

—¿Por qué pregunta, Su Majestad? ¿Escuchó algo?

El rostro de la Condesa Eliza se retorció.

—¿Por qué haría eso?

—No lo sé… solo dime enseguida si escuchas algo extraño.

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Estuve ocupada con la investigación preliminar sobre Rwibt. Recopilé información de turistas, mercaderes y exploradores que estuvieron recientemente en el continente Hwa, pero su tiempo era limitado y no podían abandonar sus trabajos.

Estaba tan ocupada que olvidé que se acercaba mi cumpleaños. Sorprendentemente, fue Sovieshu quien lo mencionó.

—Toma varias horas llegar a la villa en carruaje, así que deberíamos terminar nuestro trabajo y salir el día anterior.

Justo estaba terminando el presupuesto imperial antes de enviarlo para su aprobación a Sovieshu. Al recordármelo de repente, dejé mi pluma de ave en el tintero. Me tomó unos segundos darme cuenta de lo que decía.

—Ah. El cumpleaños…

—Oh, Dios mío.

Sovieshu se rió como si le pareciera divertido mi respuesta aturdida.

—La Emperatriz realmente no se preocupa por nada cuando se dedica a su trabajo.

Fue una observación en tono burlón.

—¿Puede adivinar de quién hablo?

—Ahora lo recuerdo.

—Debería recordar su propio cumpleaños.

—…

—¿Le molesta si salimos un día antes?

—Lo programaré.

Revisé mi agenda, y Sovieshu habló nuevamente.

—¿Recuerda el árbol plantado en la villa?

Asentí, y Sovieshu se estiró ligeramente mientras rememoraba.

—Fue cuando aún era princesa heredera y muy pequeña. Era linda en ese entonces.

—…

Esta vez sonreí. En el Imperio del Este, había una historia sobre un árbol de los deseos, y la superstición decía que si pedías un deseo mientras plantabas un árbol, este se haría realidad.

Cuando era princesa, era muy baja para mi edad, y me resultaba especialmente estresante estar siempre rodeada de adultos. Después de preocuparme sola, sin nadie con quien compartir esos sentimientos, finalmente planté un árbol de los deseos. La regla era que tenía que excavar el terreno y plantar la semilla por mí misma. Sin embargo, era pequeña y joven, y después de unas horas cavando de manera ineficaz, abracé la semilla y me desmayé por el cansancio. Cuando desperté, vi a Sovieshu cavando el hoyo.

—¡Su Alteza! ¡Si cavamos, tendré que hacerlo de nuevo!

—Está bien. Somos una pareja. Una pareja es como un solo cuerpo, así que no importa si lo haces tú o yo.

—¿...de verdad?

—Sí. Eso es lo que dijo mi padre, el Emperador.

Cavar era un trabajo duro, así que cedí y dejé que Sovieshu lo hiciera. Después de cavar un hoyo del tamaño adecuado, coloqué la semilla en él y cubrí la base con tierra. Junté las manos y pedí un deseo, y Sovieshu dijo:

—¿Qué pediste?

—…pedí ser más alta.

—¿Por qué? Es bonito ser pequeña.

—Sigo a la Emperatriz y siempre pasa por un biombo. Pero el biombo es más grande que yo, así que no puedo ver…

Después de eso me sentí mal por dolores en el cuerpo, y Sovieshu se metió en problemas porque sus palmas estaban rasgadas. Sovieshu siempre fue más alto y fuerte que yo, pero también era joven.

Las comisuras de mi boca se curvaron en una sonrisa. Cuando miré a Sovieshu, lo vi sonriendo como si también estuviera recordando.

—Pero ese árbol funcionó, ¿No? Ahora es muy alta.

Sonreí en silencio, tomando nuevamente la pluma de ave y mirando mis papeles.

Una sensación amarga se mezcló con los recuerdos. Después de todo, mi deseo no era sobre mi altura. En ese entonces, oré para que Sovieshu y yo mantuviéramos una buena relación por el resto de nuestras vidas.

…pero no se hizo realidad.

Traducido por: Valiz

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