Regresión Inútil Novela capítulo 52

Capítulo 26.2 - La montaña de Mush

Primero, Hans. Era una persona que le hacía grandes tratos. Le había vendido cosas a precios justos y también le había dado un bolsillo interdimensional.

—Escuché que ganarías la pelea de los Sin Clase. Para ser sincero, pensé que te habrías ido antes. Terminaste de limpiar el bosque en medio año.

Hans rió. Aunque la generosidad de Hans se debía a que malinterpretaba el talento de Sungmin, este aún se sentía agradecido con él.

—Probablemente, para ti, estarás bien donde sea que vayas. Tienes buen instinto. Como yo.

Hans rió mostrando los dientes. Sacó una pequeña bolsa de su bolsillo y se la lanzó a Sungmin.

—Tómala.

—¿...es un bolsillo interdimensional?

Sungmin puso una cara de sorpresa, pero atrapó el bolsillo.

—Es usado. Es mejor que el que tienes. Aproximadamente 1.5 veces más capacidad. Te será útil.

—¿...por qué?

—Es un regalo. Tómalo. Estaré en Genavis por un tiempo. Si quieres devolverme el favor, mándame algo.

Hans rió. Sungmin miró a Hans y se inclinó.

—Gracias.

—¿Qué gracias? Quería dártelo… ya que estás en eso. Hazte famoso. Así podré escuchar de ti. Presume de ello. Que recibiste ayuda de Hans en Genavis.

—Sí.

Se inclinó y se dirigió a la posada de Jack.

—¿Te vas?

Lula preguntó cuando entró. Sungmin se detuvo y preguntó.

—¿Cómo lo sabes?

—Tu habitación está limpia. Doblaste las mantas y limpiaste el cuarto. ¿Por qué? Yo podría haberlo hecho.

Lula estaba sentada en la mesa con los labios fruncidos.

—No es sorprendente. Has estado aquí un año. Lo sé. Normalmente, los de otro mundo, todos se van.

—…sí. Tengo que irme.

—¿No tienes planes de trabajar en nuestra posada?

Lula preguntó.

—Mi papá. Realmente le agradas. Eres joven y trabajador. Sí. Mi papá podría darte la posada cuando se retire.

—¿Por qué a mí? Te tiene a ti.

—Idiota.

Los brazos de Lula temblaron ante la respuesta inocente de Sungmin. Él sabía a qué se refería, pero no preguntó. Tenía razón.

—No mueras.

Lula frunció los labios.

—Si te vas, sigue con vida. No mueras. No hagas demasiado. Si no puedes, solo regresa.

—…sí. Gracias.

—Pero no lo harás, ¿Verdad?

Lula salió de la mesa. Miró a Sungmin. Los ojos de la chica de 15-16 años eran calmados para su edad.

—Probablemente.

—Lo sabía. No vuelvas nunca, idiota.

Lula escupió las palabras y se dio la vuelta rápidamente. Mientras entraba a la cocina, se detuvo una vez. Luego se giró de nuevo.

—Pero no mueras. Lo digo en serio.

—No lo haré.

—¡Hmph!

Lula resopló ruidosamente. Luego entró a la cocina.

—Es muy joven. Sí. Pero tú eres aún más joven.

Hans salió mientras Lula entraba a la cocina. Sostenía una canasta.

—A veces siento que pareces mucho mayor de lo que eres.

—…no puedo evitarlo. Vivir te hace así.

—Alguien pensaría que has vivido una década más.

Hans rió. Le entregó la canasta que sostenía a Sungmin.

—Un viaje con hambre es difícil. El pan se pudre fácilmente, pero no en el bolsillo. Llévatelo. También te puse algo de leche. Creo que te gusta.

—…gracias.

No es que realmente le gustara. Solo era bueno para su salud.

—Y toma esto. Era una capa de mis días de juventud… tiene magia. Los cuchillos puntiagudos no se clavan fácilmente y tiene magia de mantenimiento de temperatura. Pero no es una gran magia. No mantiene la temperatura si hace demasiado frío o calor.

Aunque fuera usada, una capa con magia sería cara. Puso la canasta en el bolsillo interdimensional y se colocó la capa.

—…es demasiado grande…

—Te quedará bien cuando crezcas.

Jack dijo con una expresión apática. Le dio una palmada en el hombro a Sungmin.

—Aun así, eres uno de los mejores Sin Clase que he conocido desde que trabajo en la posada. Vivirás bastante bien en otros lugares también.

—Gracias.

—Bah. Es la verdad. Si tienes tiempo, regresa y muéstrame tu cara. Después de que mi hija se case.

Jack rió mostrando los dientes.

—¡PAPÁ!

Lula gritó fuertemente desde la cocina. Estaba escuchando a pesar de que fingía que no. Jack dio un pequeño salto y susurró.

—O no. ¡Hmm! Regresa pronto y…

—¡CÁLLATE, PAPÁ!

El grito de Lula se convirtió en un alarido. Sungmin sonrió con amargura y asintió.

—Lo pensaré.

Aunque no lo haría.

Salió de la posada. Era julio. Año 1104. Había pasado un año desde que llegó.

La capa era un poco grande, pero le gustaba. Enrolló la parte superior de la capa para que el extremo no arrastrara por el suelo y caminó hacia la muralla norte del castillo.

Tres años en su vida pasada. Ahora es solo un año.

Se había graduado dos años antes.

Traducido por: Valiz

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