Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso Novela capítulo 145

[Traductor: Mayu]

Ilyin yacía en la cama, respirando entrecortadamente. Su hemorragia había cesado, pero la nariz de Aden aún percibía el olor de la sangre al entrar en la habitación. Conocía bien ese aroma de innumerables batallas, pero esta vez le afectó como nunca antes. Sus pensamientos eran una maraña de rabia y preocupación, como un ovillo de hilo tan anudado que sólo podía deshacerse cortándolo. Intentó liberar sus pensamientos, ordenarlos de nuevo, pero fue inútil.

“¿Quién se atrevió a hacer daño a la Señora de Delrose en sus propios dominios?”, preguntó, dirigiendo su fría mirada a las criadas que lo rodeaban. Contuvo su poder, pero aun así parecían congeladas. Creían que el Duque del Invierno se había ablandado desde su viaje a la región cálida, pero el Duque que dominaba incluso los vientos más fieros del norte las miraba ahora con ojos más fríos que nunca.

“Tengo curiosidad”, continuó, con desprecio, “por saber cómo se ha gestionado la seguridad en el séptimo piso.”

Se acercó al lado de Ilyin. Su respiración era débil, pero Aden no percibió ningún olor a muerte en ella. Le cogió la mano y sintió su pulso rápido y débil.

“¿Hierbas?”, preguntó.

“Se nos acabaron las hierbas que recibimos de la región cálida”, respondió una criada. “Tardamos demasiado en detener la primera hemorragia…”

La herida de Ilyin estaba cubierta por una sábana blanca. Aden la apartó con cuidado. Se armó de valor al ver su herida, deseando no congelar toda la habitación.

Una gran cicatriz paralela le cruzaba el estómago. Aden sabía que no había sido hecha con ningún arma. Era la marca de una garra.

Los cortes más superficiales ya se habían cerrado en cicatrices, pero quedaba una herida más profunda, por la que aún sangraba. Ilyin no era el Duque de Invierno, incluso con las hierbas, su curación sólo podía acelerarse hasta cierto punto.

“¿Cuándo fue la emboscada?”, preguntó.

“Al amanecer, Majestad”, dijo una de las criadas. Aden la miró.

“¿Y Etra?”, preguntó. Por mucho que le importara Delrose, Aden no conocía los nombres de la mayoría de las criadas, pero a ella sí. La conocía desde que formaba parte de la orden de caballeros, no, incluso antes. La lealtad de Etra venía de mucho tiempo atrás.

“Se dirigió a la región cálida en busca de más hierbas”, respondió la doncella.

Fue por más medicinas, pensó.Pero a este paso…

Cerró los ojos, silenció el pensamiento. No podía permitirse pensar que sería demasiado tarde.

“Al amanecer”, repitió.

“Sí, Majestad”, dijo la criada. “Etra la encontró mientras la señora dormía.”

Algo no encajaba en el informe de la criada. Aden volvió a examinar la herida de Ilyin. Definitivamente no provenía de un arma. Pensó que podría ser de las garras de una bestia, pero no parecía lo suficientemente grande. Parecía más bien hecha por las uñas de un hombre fuerte. Con cuidado, puso su propia mano sobre las cicatrices.

Sí, más parecidas a una mano humana que a la garra de una bestia.

“El ángulo”, murmuró, “no parece que ocurriera cuando estaba tumbada.”

Sin duda, el objetivo era matar. Si alguien hubiera atacado a Ilyin cuando estaba dormida en su cama, probablemente habría apuntado a una parte más vital. Este fue un rasguño en el estómago, y poco profundo, como si el atacante no hubiera dado en el blanco.

Pero por poco profunda que fuera, la herida era lo bastante grande como para someter a Ilyin. Si el atacante la dejó inconsciente pero viva... eso era más extraño.

Se mordió el labio con aire reflexivo.

“¿No hubo señales de lucha?”, preguntó.

“No, ninguna en absoluto, Majestad”, respondió la doncella.

Eso significaba que Ilyin probablemente estaba durmiendo cuando fue atacada. ¿Pero cómo podría ser desde este ángulo?

“La herida sugiere que estaba de pie”, dijo.

«Sus sábanas estaban intactas. No había señales de que se hubiera levantado de la cama», dijo la criada, casi vacilando en rebatir al duque de Invierno.

Si el ataque se produjo como sugería la herida, tendría que haber caído de espaldas sobre la cama, pero la encontraron bajo las sábanas... ¿cómo?

“Los caballeros buscaron al atacante, pero no ha habido rastro de nadie en el exterior hasta ahora”, informó la criada.

Que ni siquiera pudieran encontrar a quien había hecho esto... Aden suspiró. Un frío glacial le invadió la cabeza. Ilyin se preocupaba tanto por esa gente, los leales Delrose, pero ellos no podían mantenerla a salvo. Tomó suavemente la pálida mano de Ilyin.

“¿Cuándo se fue Etra por las hierbas?”, preguntó.

“No ha pasado ni medio día, Majestad”

La criada informó de que habían utilizado las hierbas de invierno con desesperación, sin efectos secundarios hasta el momento. Ves no estaba segura de las complicaciones que pudieran derivarse de ello, pero tenía que tomar la decisión para intentar salvar la vida de Ilyin.

“Medio día…”, respiró.

Demasiado tarde.

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