Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso Novela capítulo 114

[Traductor: Mayu]

Ilyin necesitaba estar fuera, pero apenas podía mostrar el objeto divino en el jardín principal. Ella necesitaba el territorio de Delrose. Así que eligió el territorio de los caballeros, aunque se preguntó si era apropiado utilizarlo para un experimento tan personal.

Le preguntó a Etra, que respondió asintiendo con la cabeza.

“Sus asuntos personales son asuntos de Delrose.”

Los caballeros de Delrose se reunieron a su alrededor y al de las criadas cuando entraron en el recinto.

“La arena está por aquí”, dijo, dirigiendo el grupo. Ella quería arena por si el fuego se extendía.

Miró el collar, el objeto divino de los Delrose. Iba a usarlo, tal y como Rippo le había enseñado. Si podía, tal como había usado el objeto divino de Mille frente a Aden, sería una ayuda aún mejor para él: no sólo la capacidad de Setoze de borrar el sonido del paso de una persona, sino el poder de este objeto para iniciar un fuego eterno.

En un lugar como este, un fuego eterno resultaba muy útil.

“¿Dónde pongo la tabla?”, preguntó una criada sacudiendo una tabla mientras se acercaba. Iba tan abrigada, por orden de Ilyin, que se contoneaba cómicamente. Ilyin no pudo reprimir una pequeña carcajada al verla. La criada, sin saber el motivo, sólo parpadeó.

La ropa de Nos Azules que llevaba Ilyin significaba que no necesitaba ropa pesada de invierno. En cambio, la criada llevaba un grueso abrigo de piel, bufanda y guantes. Sólo se le veían los ojos. Era un milagro que pudiera caminar.

Qué tierna, pensó Ilyin.

“Colócalo ahí”, dijo Ilyin con un gesto de la mano. La criada se tambaleó obedientemente hasta el lugar y dejó la tabla en el suelo, luego se retiró hacia el grupo de las demás criadas, todas igual de abrigadas.

Ilyin cubrió el collar de Delrose con las manos. Normalmente, sólo hacía falta poder divino y voluntad para aprovechar un objeto divino. Pero al igual que con Setoze, Ilyin apretó las manos.

Una luz creció en sus manos, una fuerte luz roja digna de Red Delrose. Y al hacerlo, surgió una llama en la tabla. La tabla se consumió rápidamente, y el fuego siguió ardiendo, derritiendo el patio helado a su alrededor. Ilyin se quedó asombrada.

“Wow…”

Las criadas, ocultas en sus ropas, estaban hipnotizadas. Todas procedían del séptimo piso, por lo que todas habían visto antes a Aden usar el poder divino. igual. Los caballeros lo mismo, ya que le habían visto usarlo en el campo de batalla.

Pero ese poder, el poder de Aden, era cambiar la temperatura. Más poderoso que invocar un fuego, incluso uno inextinguible, pero más sutil, no tan fácilmente perceptible.

Ninguno de ellos lo había visto antes.

La habilidad de Setoze, borrar el rastro de su paso, era otro efecto sutil. Sólo había podido saber, por las reacciones de Aden y Rippo, que lo había conseguido. Pero el objeto divino de Delrose era diferente. El fuego seguía flotando en el lugar donde había estado el tablón, imposible de ocultar. La nieve alrededor del lugar se derretía rápidamente.

Las criadas estaban de pie, idénticas como muñecas en sus pesados bultos. Sólo sus grandes ojos quedaban al descubierto, pero sus murmullos y jadeos delataban su asombro. A Ilyin le parecieron adorables.

Ilyin se rió como una niña. Movió la mano, sólo ligeramente, y el fuego se movió en respuesta. Aquella coordinación, el fuego danzando con los movimientos de su mano, llamó la atención de los caballeros. Acentuó un poco más sus movimientos para que pudieran verlo con más claridad.

Escuchó unos gritos ahogados que la divirtieron. Pero entonces, sintió que su respiración se aceleró de repente.

***

Escoger el campo de los caballeros había sido una buena elección por muchas razones. En primer lugar, por supuesto, ella podía ocultar el poder divino de Delrose.

Pero en segundo lugar, ella podría ser llevada con Ves inmediatamente. Por supuesto, no podían trasladarla al séptimo piso sin que las otras familias se dieran cuenta, pero eso no sería un problema.

“Había gente cuidando de ella”, gritó Ves. “¿Qué estaban haciendo?”

Ahora se enfrentaban a la furia de Ves, pero los sirvientes de Delrose sabían que se acercaba alguien mucho más temible.

“Ninguno de nosotros tenía el conocimiento adecuado del poder divino”, dijo Etra con torpeza. Al ser la única con un título lo bastante elevado como para responder, era la portavoz por defecto de ellos.

Ves suspiró. Era cierto que la gente de Delrose no encontraba extraño el poder divino, pero ellos sólo habían contemplado a Aden. No tenían forma de saber que usar el poder, aunque fuera una vez, podía afectar tanto.

“Su majestad viene…”, empezó a anunciar una criada, pero fue interrumpida cuando Aden irrumpió en la séptima planta.

***

Aden observó el rostro pálido de Ilyin. Le habían informado de la situación mientras se dirigía a toda prisa al séptimo piso. Estaba tumbada en la cama, aún inconsciente, con la respiración entrecortada.

«Ilyin utilizó el poder divino de Delrose....»

Sus ojos se dirigieron al collar de Ilyin. Sus labios se torcieron, pero se tragó su ira. Había dejado el collar a su cuidado incluso después de verla usar a Setoze. No se le había ocurrido que ella podría usar el objeto divino de Delrose. También.

No le importaba eso siempre y cuando ella lo usará sólo cuando fuera necesario. Pero le preocupaba que un uso tan breve pudiera hacerla desfallecer.

Aden apretó los labios, con expresión dura. No dio ninguna señal, pero en su corazón sintió el mismo dolor apretado que sentía cada vez que él usaba el poder divino.

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