Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso Novela capítulo 106

[Traductor: Mayu]

Aden no dijo nada. Como Gran Maestro, sólo podía inclinarse. No le gustaba, y no le gustaba la «invitada» de Mille. Pero era la decisión de Ilyin, y confiaba en que ella no la tomaría sin motivo. Así que, por el momento, se conformaría con escuchar su explicación más tarde. Pero seguía preguntándose cómo una intrusa de Mille estaba sentada en la sala de reuniones del sexto piso como si fuese una invitada importante.

“Me disculpé con la señora primero pero... quiero disculparme de nuevo con Delrose” dijo Rippo cuidadosamente. “No quería... usar este método para llegar a este lugar.”

Aden asintió secamente.

“Si la señora te ha perdonado, entonces yo no tengo ninguna responsabilidad que atribuirle.”

Sus palabras eran tranquilizadoras, pero seguían teniendo un tono firme. Rippo asintió tanto a sus palabras como a su tono.

“...pero no podía dejar que los caballeros de Mille se enteraran” añadió.

Aden entrecerró los ojos. Había muchas cosas que aún no comprendía. ¿Emil había dicho que no pudieron detenerla? ¿Y tampoco podían atraparla los caballeros de Mille, así que entró directamente en la habitación de Ilyin? ¿O simplemente que ella no podía usar la puerta principal?

¿Pero el séptimo piso? La única manera de llegar directamente al territorio de Delrose era escalar el muro. ¿ Ella escaló ese muro en pleno abril?

Era un abril más cálido que otros, pero abril al fin y al cabo, y el exterior de la casa estaba cubierto de hielo y nieve. ¿Y los caballeros de fuera ni siquiera notaron que una joven estaba trepando por el muro? Si eso era cierto, entonces esto no podía resolverse simplemente arrodillándose. Un pecado tan grande requeriría sus vidas.

“Lo hice mediante este....” dijo Rippo. Se dio una palmada confusa y luego miró a Ilyin. Había olvidado que le entregó el objeto divino de Mille.

“Setoze de Mille” dijo Ilyin. “¿Conoces su habilidad?”

“Lo siento, no lo sé. No hay información al respecto” respondió Aden, o mejor dicho, el Gran Maestro Den.

La habilidad de los objetos divinos de Elo Brillante y Norte Azul eran claramente visibles y bien conocidas. Pero los de Mille Verde y Delrose Rojo eran misterios muy bien guardados.

“Entonces deja que te lo enseñe” dijo.

Ilyin tomó la flor de Setoze y se puso de pie. Miró a Aden, sosteniendo la flor con ambas manos.

“¿Así?” preguntó, dirigiendo una mirada a Rippo. La joven asintió rápidamente.

“Sí” respondió en voz baja.

¿Rippo le había enseñado a Ilyin a utilizar el objeto divino? Aden prestó mucha atención, lleno de curiosidad.

Ilyin cerró los ojos y se concentró. La luz creció entre sus manos. Aden la conocía bien, la conocía mejor que nadie. Era luz divina.

“¿Y bien?” preguntó, preguntándose qué había cambiado. Inclinó la cabeza, expectante.

Entonces Ilyin dio un paso.

Los ojos de Aden la miraron extrañados. Era una sensación extraña, como ver movimiento en un cuadro. Vio su cabello plateado ondear al moverse. Vio cómo sus tacones altos golpeaban el suelo al pisar con rapidez. Pero todo era una imagen muda.

No había sonido, ningún sonido. No se percibía su olor en el aire, ni siquiera las sutiles ondas de su movimiento.

“Oculta por completo al portador” dijo. Ella seguía frente a él, pero su presencia había desaparecido. Si ella no estuviera ante sus ojos, podría haber pensado que estaba solo con Rippo. La pérdida fantasmal de ella le hizo apretar el puño inconscientemente.

Cuando Ilyin colocó a Setoze sobre la mesa, la sensación de ella, su presencia, volvió a aparecer. Aden sintió que se relajaba.

“Sí” dijo simplemente.

Aden se giró hacia Rippo de Mille.

“Entonces, ¿cómo llegó a la habitación de la señora?” preguntó. Él sabía que ella había llegado usando a Setoze, pero eso ocultaba la presencia de alguien, el sonido y la sensación de ellos, no la visibilidad.

Rippo señaló la ventana.

“¿En serio?”, preguntó bruscamente, “¿escalaste el muro?”

Entrecerró de nuevo los ojos ante la joven, que se sonrojó.

“Bajé“, dijo, ”bajé de la cima.”

Bajando, pensó. Más fácil que subir desde el suelo, seguramente, y una distancia más corta... ¿pero era posible? El techo de la mansión Biflten era demasiado empinado para evitar que la nieve se acumulara en él.

“Si duda de mí, puedo demostrárselo”, se ofreció dócilmente.

Aden rechazó su oferta. Había pocas razones para dudar de ella, dadas las circunstancias, y eso explicaba mejor el fracaso de sus caballeros. Además, había una pregunta más importante en su mente.

“Quiero saber tu motivo para estar aquí”, dijo fríamente, “y que el relato sea breve.”

Ya no tenía paciencia para oír la versión larga. Apenas tuvo paciencia para escuchar a la chica.

Conocía el ambiente de Mille Verde. Normalmente, la familia principal de la casa tiene el poder, pero para Mille, el poder se concentraba especialmente en el mayor. Descendiente directo o no, una muchacha como ésta tendría poco poder, si es que tenía alguno. Aden dudaba que ella supiera algo verdaderamente valioso, ciertamente algo que justificara semejante intrusión.

“Mi padre es... está en contacto con los Yester”, dijo simplemente.

Esperando que sus noticias fueran insignificantes, Aden no estaba preparado para aquella revelación. El peso de la noticia le tomó desprevenido y se estremeció a su pesar.

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