Cómo Sobrevivir Como La Esposa Del Duque Monstruoso Novela capítulo 104

[Traductor: Mayu]

“¿Así que le pides a Delrose que los persiga?” preguntó Aden con una sonrisa retorcida.

“Le pedimos este favor al Maestro” respondió el caballero, inclinándose.

Sí, un favor, pensó Aden. Me están pidiendo que use el Poder Divino mientras ellos permanecen atrás. Se burló en voz baja y miró hacia el muro de Elo.

“¿Saben por qué es tan difícil liberar a este territorio de los Yester?” preguntó.

Su pregunta se extendió entre los caballeros de Elo como un viento frío. Arrastraron el peso entre los pies y se inquietaron. Radon se inclinó más, e Idith notó que le temblaba el cuello.

“Se debe”, continuó Aden, “a que sus movimientos son muy rápidos con el viento del norte a su favor. ¿Quieres que derrita toda la región?”

Además, pensó Aden, el Poder Divino del Maestro de Biflten era para el bienestar de toda la región invernal. Si se limita el alcance de los Yester, los demás monstruos de la región llenarán los vacíos. Por no mencionar que incluso su poder tenía límites. El derretimiento a tal escala desviaría el calor de las tierras pobladas, y la gente quedaría expuesta al verdadero frío de abril.

“Tal vez si conociera su ruta, tendría una idea más precisa de su ubicación, pero si me dedicara a recorrer las tierras salvajes persiguiéndolos mientras corren acompañados por el viento del norte en abril, me convertiría rápidamente en el presa en lugar de ser el cazador.”

La realidad de sus palabras parecía pesar sobre Radon, y sus ojos se inclinaron hacia abajo. Y no dijo nada.

“Dado que el muro de Elo está intacto” continuó Aden, probando el muro con la mano. Como amigo de Elo, su mano se movía libremente como si se tratara de aire. “Delrose vigilará los movimientos de los Yester, como siempre lo hacemos.”

Se volteó, dirigiendo una última mirada a los caballeros. Sus últimas palabras habían tenido un tono más afilado, y sus ojos decían claramente que sus favores habían acabado por el momento.

Mientras regresaban a la mansión, Aden seguía ordenando las piezas del rompecabezas en su mente. Nada parecía encajar, y eso le inquietaba.

“Idith” dijo.

“Maestro” respondió enseguida su asistente.

“¿Crees que sólo el Muro de Elo es lo que les mantiene a salvo?”

Idith inclinó ligeramente su cabeza.

“No creo que sea algo tan sencillo” respondió.

Era una respuesta prometedora. Aden le miró y le empujó, viendo lo bien que funcionaba su mente.

“¿Qué quieres decir?” preguntó.

“El Muro de la Luz es un medio de defensa, pero ellos también se encuentran cerca de la Mansión Biflten” expuso Idith.

Aden no pudo evitar que un destello de orgullo apareciera en su rostro mientras su asistente continuaba.

“La debilidad más crítica de la tribu Yester es el Poder Divino de Su Majestad. Otras tribus son capaces de moverse con el calor, en cambio los Yester se derriten”

“Es verdad” respondió Aden.

Idith entrecerró ligeramente sus ojos, como si acabara de encajar una pieza en su sitio. Miró a Aden, quien asintió con complicidad.

Ellos se habían dado cuenta de lo mismo -los Yester, que son tan vulnerables al poder de Aden, no podrían destruir al Muro de Luz antes de que Aden y sus caballeros se reunieran y llegaran desde la mansión. La distancia era demasiado corta. Por eso los Yesters nunca habían intentado hacer algo así.

Hasta hoy.

¿Fue una simple coincidencia que el ataque se realizará ahora, cuando el Duque del Invierno se había marchado a la región cálida? ¿O es que sabían que no se encontraba allí?

Pero los únicos que conocían su agenda se encontraban en la mansión. Para la gente del territorio de los alrededores, el brutal clima de abril frenaba cualquier información de ese tipo.

¿Quién contaría un secreto así? ¿Y a quién?

El rostro de Aden se oscureció y se quedó pensando en silencio durante el trayecto de vuelta a casa.

***

Los grandes y blancos copos de nieve continuaban cayendo.

La mansión estaba iluminada por chimeneas. El calor de éstas no llegaba al exterior para derretir el hielo, sino que se limitaba a mostrarse a través de la escarcha cristalina de las ventanas. Así, Biflten brillaba en la noche.

“Ha regresado, su Majestad.”

Emil, caballero de la orden de Delrose, hizo una profunda reverencia a Aden cuando éste llegó poco antes del amanecer. Despidió a sus caballeros e hizo un gesto a Idith y Emil para que se unieran a él cuando entró en la zona de Delrose.

“¿Algún informe?” preguntó.

“Sí, primero…”

“Espera. Cuéntamelo arriba.”

Aden subió las escaleras hasta su despacho. Había ido directamente de su viaje a la región cálida a la defensa de Elo, sin tiempo para ocuparse de los asuntos de este lugar. Sólo podía imaginar lo mucho que necesitaban de su atención.

Emil, comprensivo, se limitó a los puntos clave.

“Enviamos un caballero al área de Elo dentro de la Mansión.”

Aden se detuvo.

“¿Qué?” preguntó.

Emil se estremeció ante su respuesta y notó que Idith también lo miraba con desconcierto. Con la aprobación de Aden, continuó.

“Desde que los caballeros de Elo que estaban de guardia en la Mansión se dirigieron al territorio de Elo, el área de Elo estaba vacía. Nos ordenaron que vigiláramos sus alrededores.”

Sólo había una persona que podía «dar órdenes» a los caballeros en su ausencia. Aden inclinó la cabeza.

“¿Ilyn?”

“Sí, su Majestad” respondió Emil. Después de un momento, añadió “Ella ordenó que vigilarán, además de... reunir información.”

“Ah” dijo Aden.

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